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La Fiscalía mantiene abierta una doble investigación al colegio negacionista de Waldorf en Álava

El colegio Waldorf Geroa Eskola, en Álava

Iker Rioja Andueza

12 de diciembre de 2020 21:55 h

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La Fiscalía de Álava mantiene abierta una doble investigación al colegio negacionista Waldorf Geroa. Este centro privado –pero concertado con fondos públicos– está ubicado en el pequeño pueblo de Trocóniz, a pocos kilómetros de Vitoria pero perteneciente al término municipal de Iruraiz-Gauna. Llegó a ser clausurado en noviembre por un brote de COVID-19 que alcanzó los 36 positivos, casi un tercio del alumnado total. Desde el inicio del curso académico 2020/2021, el centro recibió varias advertencias por parte de los inspectores educativos al no aplicar la obligatoriedad del uso de mascarillas para prevenir contagios de coronavirus, entre otras incidencias. Incluso una vez detectado el foco quiso retomar la docencia con “normalidad”.

Según las fuentes consultadas, la Fiscalía tiene abierto un primer expediente sobre protección de menores y unas segundas diligencias penales ordinarias por si lo ocurrido pudiese ser constitutivo de delito. Fue el consejero de Educación, Jokin Bildarratz, quien reveló hace unas semanas que después de varios tira y afloja con la dirección del colegio habían optado por comunicar las incidencias que habían percibido en Waldorf Geroa al ministerio fiscal. La causa está en una fase inicial y se ha encomendado a la Ertzaintza la elaboración de un informe sobre los hechos en calidad de policía judicial. “No puede ser que un centro concertado, que recibe subvención pública, no esté cumpliendo las normas”, enfatizó el consejero.

La situación en Waldorf Geroa saltó a la palestra en primer lugar en el arranque del curso, cuando quiso hacer optativo el uso de mascarilla. La inspección educativa reconvino esta propuesta pero, meses después, se supo que los apercibimientos se habían tenido que suceder. Fuentes internas confirmaban que las protecciones contra la COVID-19 estaban siendo dejadas de lado en algunas ocasiones, lo que motivó también quejas de algunas familias. Desde el anonimato, éstas mencionaban la existencia de reuniones en las que incluso los docentes no empleaban tapabocas alegando que en la práctica eran una burbuja. En el transporte y en el comedor también se habrían producido contactos, según estas fuentes.

En este contexto, en noviembre se detectó un brote de contagios que creció hasta el punto de originar 36 positivos y dejar en cuarentena a casi todo el alumnado y claustro. El centro –por orden de las autoridades sanitarias– fue clausurado 10 días y reabrió el 1 de diciembre. Sin embargo, justamente el día previo a esa decisión, la dirección del centro comunicó por correo electrónico a las familias su intención de continuar con las clases. “Las ganas de volver a la normalidad han hecho que quizá nos precipitáramos en el comunicado que os enviamos el pasado viernes”, terminaron por asumir desde el claustro. En otros correos se comparaba la pandemia con los problemas que se generan todos los otoños -“Estamos en plena temporada de gripes, resfriados, dolores de barriga, ...”- o se pedía “discreción” sobre lo que estaba ocurriendo.

Hace pocos días, se ha comunicado a las familias la dimisión de la directora. Este periódico ha tratado sin éxito de recabar su versión de los hechos, tanto cuando se produjo el cierre como ahora. Según Educación, aunque otros colegios han cerrado del todo o en parte en el resto de Euskadi –ahí están los casos recientes de Eibar o Beasain–, este ha sido el único en el que se ha actuado por incumplimiento sistemático de las medidas y protocolos acordados. “Un caso de muy difícil gestión”, admitió Bildarratz.  El protocolo habitual es que se clausuren las aulas en las que hay un positivo, pero en Waldorf Geroa había contactos de riesgo entre grupos diferentes en el transporte o en el comedor, por ejemplo. Cada caso generó entre cinco y nueve contactos, cuando la media en Euskadi estaba situada en cuatro por positivo.

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