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La incidencia de la COVID-19 sigue a la baja en Euskadi a la espera de la “posible” aparición de contagios por la nueva cepa

Realización de una prueba PCR en Ordizia, una de las localidades con más incidencia en Euskadi

Iker Rioja Andueza

28 de diciembre de 2020 16:42 h

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La consejera de Salud, Gotzone Sagardui, se ha felicitado por que la caída de la incidencia de la COVID-19 en Euskadi va “bien”, aunque con la prudencia debida por el “volátil” comportamiento general del coronavirus durante toda la pandemia y por la “posible” aparición de casos de la nueva cepa detectada inicialmente en el Reino Unido aunque también hay probados ya casos en Madrid o Andalucía. “No hemos tenido ningún caso. Es posible que llegue. No sería raro”, ha enfatizado Sagardui.

En Nochebuena, la incidencia acumulada en Euskadi era de 281,90 casos por cada 100.000 habitantes en 14 días, con Álava y Gipuzkoa en alerta naranja y una velocidad de descenso media del 5%. Este lunes la tasa es de 242,09, Gipuzkoa ha bajado ya a alerta amarilla y Álava apenas rebasa la incidencia de 300 por dos puntos. La velocidad de decrecimiento es ahora del 15%, con Álava ya encabezando ese descenso tras algunas semanas como el punto más crítico. El R0 -que mide los casos que origina cada positivo- continúa también en positivo al estar por debajo de 1 (0,88), aunque en Bizkaia está algo más alto (0,96). Por encima de esa barrera se interpreta que la pandemia se está expandiendo. La incidencia cae en todos los tramos de edad.

Este lunes, el Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) ha notificado 298 nuevos positivos (151 vizcaínos, 94 guipuzcoanos, 49 alaveses y cuatro personas de fuera), nuevamente una cifra baja después de que este fin de semana se regresara a datos diarios de principios de agosto. No obstante, ello responde también a dos factores que pueden distorsionar los númeroa. El primero es el bajo número de pruebas diagnósticas. Este domingo tampoco llegaron a 5.000, cuando la capacidad máxima de los laboratorios de Osakidetza es de al menos 17.000 en 24 horas. La positividad, por lo tanto, sigue siendo alta: un 6,2% de los test han confirmado la infección, por encima del 5% que la OMS marca como indicador de transmisión comunitaria. El segundo elemento, según las autoridades sanitarias, es que hay personas con “síntomas leves” que en días festivos “retrasan” la comunicación de su caso a su médico. Ocurre con la COVID-19 como con otras enfermedades de manera rutinaria.

En el plano más local, la caída de la incidencia se nota que por vez primera son cinco las localidades con un nivel óptimo de transmisión, es decir, una tasa por debajo de 60. Son tres de Bizkaia, Balmaseda, Gorliz y Güeñes y dos de Gipuzkoa, Urnieta y Usurbil. En cuanto a las capitales, después de meses en alerta roja, Donostia es ahora la ciudad con menos incidencia (203) seguida de Bilbao (278) y de Vitoria (349). Esa alta transmisión comunitaria (la tasa por encima de 500 activa el semáforo rojo de alerta) se da en seis localidades, una de Bizkaia (Arrigorriaga) y cinco guipuzcoanas (Aretxabaleta, Arrasate-Mondragón, Azpeitia, Beasain y Ordizia). Ninguna sobrepasa ya los 1.000. De forma automática, las localidades que se hallan en esta situación los lunes o los jueves se ven forzadas a mantener cerrada la hostelería. A ellas se suman otros cinco pueblos de menos de 5.000 habitantes en los que no se aplica este sistema de alertas pero que tienen también muchos casos. Todos son de Gipuzkoa: Errezil, Eskoriatza, Leintz-Gatzaga, Segura y Zaldibia. Así las cosas, pueden reabrir los bares de algunos pueblos de Álava como Zuia o Zigoitia.

En cuanto a la situación asistencial, son 371 los hospitalizados totales, 83 de ellos críticos en la UCI. Hace dos semanas eran 456 y 101, respectivamente. En las últimas 24 horas ingresaron 31 personas con COVID-19. La media de ingresos diarios ha crecido ligeramente en las últimas jornadas (35,43) pero está lejos del pico de 92,14 de la segunda ola. Osakidetza aún no ha facilitado datos de los cribados que llevó a cabo tanto en Arrasate-Mondragón, como en Aramaio como en el hospital de Txagorritxu. Tampoco hay datos de la evolución diaria de los fallecimientos, a pesar de que se siguen produciendo.

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