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La maniobra para atender a bebés de nalgas que convierte a Euskadi en la comunidad con menos cesáreas

La investigación y la empatía de los hospitales vascos, clave para lograr la tasa más baja de cesáreas del país

Maialen Ferreira

16 de octubre de 2022 21:46 h

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Euskadi es la comunidad autónoma que menor número de cesáreas realiza de toda España. En el año 2021, la tasa se situó en el 14,19%, por debajo del límite del 15% que expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalan como máximo a partir del cual puede haber un exceso de intervenciones quirúrgicas y de la media española, de un 24,23%. Solo una docena de hospitales del Sistema Nacional de Salud registran índices inferiores al 15%. Todos son centros públicos y la mitad, seis, son del Servicio Vasco de Salud (Osakidetza), según la investigación llevada a cabo por elDiario.es.

¿Qué pasa en esta comunidad? ¿Qué la diferencia del resto? Según detalla la médico pediatra Teresa Escudero, miembro de la asociación 'El Parto es Nuestro', esto ocurre porque desde hace décadas en el Hospital Universitario de Cruces, en Barakaldo, “se ha tomado el compromiso de cumplir a rajatabla la tasa de cesáreas que recomienda la OMS”. De acuerdo con la especialista, tiene mucho que ver con algo que nació en este centro, pero lleva años haciéndose en los hospitales de Euskadi. Es la llamada versión cefálica externa, una maniobra obstétrica para colocar al bebé en posición cefálica cuando viene de nalgas. Y es que en general, es muy habitual que estos alumbramientos acaben en cesárea al no saber atenderlos como partos vaginales o si los centros sanitarios no cuentan con los recursos suficientes para llevarlo a cabo.

La técnica se realiza a partir de la semana 37 de gestación y consiste en, mediante maniobras externas aplicadas con las manos del ginecólogo sobre el vientre materno, cambiar la presentación podálica del niño (de nalgas) a cefálica (cabeza abajo) para evitar tener que realizar la cirugía. “Esto supuso un antes y un después en los partos. El doctor Burgos siempre ha estado muy comprometido con reducir el número de cesáreas y la del Hospital de Cruces se trata de una unidad que está por la labor de acompañar a las mujeres”, detalla Escudero.


La tasa de cesáreas en cada hospital de Euskadi

Cada cuadrado representa a un hospital según el porcentaje de cesáreas entre los partos realizados entre 2010 y 2020

Se refiere al doctor Jorge Burgos, adjunto del Servicio Ginecología y Obstetricia del hospital e investigador del Grupo de Investigación Materno-Fetal del Instituto de Investigación Sanitaria BioCruces, que ha liderado una investigación sobre la maniobra. Esta unidad lleva más de diez años siendo líder nacional y centro de referencia en investigación y docencia en esta área. Entre otras cosas, ha estudiado el impacto de la versión cefálica externa sobre la tasa de cesáreas y ha desarrollado estudios para mejorar la seguridad o el dolor de la paciente. La unidad es, además, responsable del Documento de Consenso sobre esta técnica de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia y actualmente está trabajando en mejoras en el procedimiento, detallan desde el instituto.

Las mujeres van a donde se les trata mejor, por eso muchas insisten en parir en hospitales vascos en lugar de en otras comunidades autónomas

Teresa Escudero Pediatra

Según sus resultados, existen cuatro causas que justifican el 80% de las cesáreas: la distocia (falta de progresión durante el parto), los casos en los que los niños están físicamente agotados debido al proceso, el hecho de que la mujer haya tenido una cesárea anterior, y la presentación de nalgas. Ésta última ocurre en el 5% de los partos y, pese a que la cifra es pequeña, es responsable del 20% de las intervenciones.

A pesar de que la iniciativa la llevara el Hospital Universitario de Cruces, la tasa menor actual de cesáreas en Euskadi se encuentra en el Hospital de Mendaro, en Gipuzkoa. “Esto ocurre porque, si bien en Cruces han sido los precursores de la técnica, todos los hospitales públicos de la zona comenzaron a copiarla. Cuando hay una cultura de buena praxis, es algo que se reproduce. Además, las mujeres van a donde se les trata mejor, por eso muchas que conocen cómo es esta situación, insisten en parir en hospitales vascos en lugar de en otras comunidades autónomas”, sostiene Escudero.

Desde el propio Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) se congratulan asegurando que el hecho de presentar un bajo número de cesáreas es el resultado de “más de 30 años de buena práctica”. “Es un indicador favorable. Es el resultado del trabajo de los profesionales implicados en esta atención, desde el área de atención al embarazo al área de parto, principalmente matronas, ginecología y obstetricia y pediatría”, indican a este periódico fuentes oficiales.

Los cambios de protocolo

Aun así, Escudero recalca que en los hospitales privados de Euskadi la tasa de cesáreas está “al mismo nivel o mayor” que la tasa española. Según explica, las razones por las que las cesáreas se siguen practicando, pese a existir la posibilidad de evitarlas en algunas ocasiones, ocurre porque en Medicina “se teme a cualquier cambio de protocolo”. “Deberíamos cambiar el chip. El problema es que se promete un niño sano y un parto indoloro y, a partir de ahí, hay miedo a cualquier cambio de protocolo porque si haces algo que no es exactamente lo establecido, te da miedo que salga mal”, reconoce.

  

Desde siempre los ginecólogos han tratado con cierta prepotencia a las mujeres, pero éstas cada vez vienen más informadas y piden que su parto sea algo decidido por ellas

Teresa Escudero Pediatra

Es por ello que la doctora asegura que en Ginecología se teme cambiar de postura a las mujeres a la hora de parir, permitir el parto fuera de los hospitales o utilizar nuevas técnicas. “Desde siempre los ginecólogos han tratado con cierta prepotencia a las mujeres, pero éstas cada vez vienen más informadas y piden que su parto sea algo decidido por ellas”, detalla. Sin embargo, Escudero confiesa que en la sociedad se sigue priorizando “lo técnico” cuando se habla de de un parto, mientras que “un parto natural en casa es de locas”. “Lo que más me sorprende como médico es el poco valor que se le da al relato de la mujer. Queremos que el bebé esté bien y nazca sano, pero nos olvidamos por completo de la madre”, lamenta.


Los centros privados tienen más tasa de cesáreas en todas las CCAA

Comparación del porcentaje de partos por cesárea en cada comunidad autónoma según si son centros públicos pertenecientes al Sistema Nacional de Salud u hospitales privados

Fuente: Sanidad, Comunidades autónomas, grupos hospitalarios


Cuando la versión cefálica externa no funciona

Maite y Oihane son dos madres a las que antes de nacer sus bebés se les informó de que venían de nalgas. A las dos les realizaron la versión cefálica externa para tratar de dar la vuelta a sus bebés y que pudieran tener un parto vaginal, como ellas lo pidieron en un primer momento. La primera, con éxito, pudo dar a luz a través de un parto vaginal a su bebé. La segunda, pese varios intentos, no lo logró.

“El culo del bebé estaba encajado en mi pelvis. Cuando lo medio giraron sacó el culo de la pelvis, pero metió el pie. Era imposible que naciera por un parto vaginal. Lo intentamos por segunda vez unos días después, pero no se pudo”, lamenta Oihane, que finalmente dio a luz en el Hospital de Txagorritxu, en Vitoria. Pese a la experiencia, la madre agradece los intentos que realizaron desde el centro y la información que le ofrecieron. “La matrona estuvo muy fina, intentando respetarme en todo momento, encima de todo el mundo para que se cumpliera todo. Me dieron mucho apoyo físico y emocional, tuvieron mucha empatía. Pude hacer el 'piel con piel' con mi bebé y, a pesar de todo el miedo que tenía, todo el hospital me trató genial”, indica agradecida.

Para Escudero, el hecho de empatizar con la madre, de que sea ella quien escoja lo que quiere en su parto y de que, pese a los problemas que puedan surgir, se le tenga en cuenta en todo momento, son claves en todo el proceso y, asegura, “solo de esta manera se conseguirá un cambio real en los partos”. “Si los médicos no son capaces de empatizar con lo que sienten las mujeres al parir, jamás llegará el cambio ni el fin de la violencia obstétrica. Ese cambio solo se puede dar a partir de una escucha empática. Aunque como médico tengas buena intención, tienes que pensar que si la mujer está asustada, boca arriba, muerta de frío e incómoda, parir en esa situación nunca va a ser algo positivo para ella. Puede que a veces no se pueda evitar realizar una cesárea, pero lo que no se puede hacer es dejar de intentar alternativas de manera sistemática y por miedo a romper los protocolos”, concluye.



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