Una librería de Bilbao vende un incunable de 1493 al Ministerio de Transportes por 55.000 euros
Apenas un año después de que Cristóbal Colón arribara a América, la imprenta, una tecnología por aquel entonces todavía primitiva, dio a luz apenas dos mil ejemplares de 'Las Crónicas de Núremberg', un colorido libro repleto de innovadoras ilustraciones que relata la historia universal a partir de lo narrado en las escrituras sagradas. Ahora, una de las unidades de esos recuentos escritos en latín, excepcionalmente conservada, ha partido de la librería Astarloa de Bilbao rumbo al Instituto Geográfico Nacional. Antes de este traslado, sin embargo, han tenido lugar unas largas y arduas negociaciones que finalmente han cristalizado en un acuerdo de 55.000 euros.
Las 'Crónicas de Núremberg' —tituladas 'Liber chronicarum' en los ejemplares en latín, como el que hasta ahora atesoraba Astarloa— gozan del prestigio de ser un incunable, una categoría reservada para aquellos impresos que nacieron antes de la llegada del siglo XVI. En palabras de Javier Madariaga, gerente de la librería anticuaria de Bilbao que lo acaba de vender al Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana de José Luis Ábalos, se trata de uno de los incunables más bellos del mundo. En su opinión, destacan unas cuantas especificidades: está ostentosamente ilustrado, con hasta 1.800 grabados; no acusa demasiada “fatiga del tiempo”, sino que incluso conserva la colación original, encuadernada en piel sobre tabla de madera; preserva todas las hojas, y —la guinda del pastel, lo más apreciado entre los entendidos del anticuariado— estas mantienen su blanco original.
Según apuntan los expertos, la máquina de Gutenberg alumbró en 1493 entre 1.400 y 1.500 copias en latín y entre 700 y otro millar en alemán, un idioma que en el momento de la publicación no estaba siquiera estandarizado. El texto es obra del médico nuremburgués Hartmann Schedel, mientras que los grabados corrieron a cargo de Michael Wolgemuth y Wilhelm Pleydenwurff. También es autor de algunas ilustraciones Alberto Durero, que en esa época hacía las veces de aprendiz de los dos maestros, pero que luego se labraría una gran reputación artística y llegaría a ser la cara más reconocida del Renacimiento alemán. Madariaga explica que el sello distintivo de este libro, además de sus más de millar y medio de ilustraciones, es su mapamundi, el primero impreso en la historia de la humanidad. En una obra de ambiciones paneuropeas, este mapamundi se entremezcla con xilografías de ciudades como la propia Núremberg o Florencia, árboles genealógicos de los monarcas de la época y una amplia gama de representaciones de personajes bíblicos y mitológicos, acontecimientos históricos y hasta fenómenos naturales.
Las estimaciones a las que se acoge Madariaga apuntan a que, del millar y medio de números latinos que se publicaron, tan solo quedaban en manos privadas seis o siete decenas, pues las otras están en las estanterías de bibliotecas públicas. De hecho, la librería Astarloa se hizo con el suyo en noviembre de 2019. “¿Cómo? Es nuestro trabajo”, se congratula un orgulloso Madariaga, que apunta que fue un coleccionista particular quien se desprendió de la copia. De allí, el ejemplar viajó ya custodiado por la firma vizcaína hasta el salón de anticuarios de Ifema, donde captó el interés del Ministerio de Transportes dirigido por José Luis Ábalos. Madariaga califica las negociaciones de “largas y arduas”, pero finalmente, en febrero de 2020, se cerró la compra del incunable por un precio de 55.000 euros. Ahora, más de cinco siglos después de que la tinta de una de las primeras imprentas impregnase sus páginas de historia universal y sagrada, las crónicas irán a parar al Instituto Geográfico Nacional.
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