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Miren Gorrotxategi, Elkarrekin Podemos Alianza Verde: “Votarnos servirá seguro para conformar un Gobierno de izquierdas”

Miren Gorrotxategi, este miércoles en Bilbao

Iker Rioja Andueza

Vitoria —
18 de abril de 2024 21:47 h

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Miren Gorrotxategi (Abadiño, 1967) encadena actos, debates y entrevistas en el tramo final de la campaña de cara a las elecciones vascas del 21 de abril y lo hace con buen ánimo. La de elDiario.es sigue a la de otro periódico y está encajada antes de un directo para una radio. Esta profesora de Derecho Constitucional tiene una ventaja con respecto a todos los demás candidatos: ella ya lo fue en 2020 y tiene kilómetros de experiencia para sobreponerse a la agenda. Elkarrekin Podemos Alianza Verde, como se llama ahora su candidatura tras la ruptura con Sumar, se juega mucho en Euskadi. Nada menos que el ser o no ser. Mantener un grupo propio en el Parlamento, es decir, llegar a tres escaños, sería un éxito rotundo. Asegura que Podemos, su partido, puso todo de su parte en busca de unidad en la izquierda no nacionalista a la izquierda del PSE-EE y que, por el contrario, Sumar nunca quiso el acuerdo. Sostiene que la formación de Yolanda Díaz, coaligada con IU y con Equo, entre otros, “no existe como proyecto político en Euskadi” y que no tiene estructura alguna. En la conversación, desgrana también algunas diferencias programáticas y explica que no ha hablado especialmente con Alba García Martín, fichada de Podemos para liderar la otra candidatura. A la vez, reniega del intento de EH Bildu de apelar al voto útil entre los simpatizantes de ese espacio político para ganar al PNV. Les separa un mundo en políticas de educación o contra el cambio climático, argumenta. Ahora, como en 2020, Gorrotxategi insiste en la necesidad de un Gobierno de izquierdas en Euskadi. Cree que ETA y el terrorismo han roto el eje izquierda-derecha hasta el punto de que la única excepción con el PSE-EE en Ajuria Enea llegó tras un pacto con el PP. “ETA ya no existe y la sociedad está madura para acoger un pacto de partidos de izquierdas. Euskadi es una sociedad mayoritariamente de izquierdas”, recalca.

Es la única entre los candidatos que repite de hace cuatro años. Han cambiado muchas cosas.

Sí, han cambiado muchas cosas, desde luego. Cuando me presenté en 2020, no había estado en el Parlamento Vasco. Venía del Senado, tenía cierta experiencia parlamentaria, pero no en el Parlamento Vasco. Ahora he sido la portavoz de un grupo parlamentario durante cuatro años. Desde mi perspectiva personal, ése es el mayor cambio.

No sé si lo recordará. En aquella entrevista aventuró que iban a sacar 30 escaños. Al final fueron seis como coalición y cuatro para Podemos. ¿Hacemos porra ahora?

Lo que me gustaría es tener un grupo parlamentario. Eso es lo que nos posibilita hacer una buena incidencia en el Parlamento. Sería bueno para Euskadi también.

O sea, tres escaños.

Tres o más. Grupo parlamentario. Nunca voy a poner un límite por encima. Nunca. Sería absurdo. Pero, es verdad: en el momento en el que estamos, tener un grupo parlamentario me resultaría un buen punto de partida.

Supongo que son conscientes de que ninguna encuesta está garantizando una representación parlamentaria a Elkarrekin Podemos Alianza Verde.

Así es. Pero también es verdad, como nos han comentado todos los analistas, los propios y los ajenos, que en los márgenes en que nos movemos actualmente en las encuestas es una cuestión de décimas entrar o no entrar. Estamos en un momento muy complicado. Es verdad. Lo sabemos.

¿Qué ocurriría con Podemos -esto es un escenario que sí prevén algunas encuestas- si el único escaño lo obtuviera Juantxo López de Uralde, que no es de Podemos y sí de Alianza Verde?

Es verdad, es de Alianza Verde. Pero es un aliado de Podemos de siempre. Juantxo es hermano. Son una fuerza hermana leal. Plena confianza en él.

Hablando de “lealtades”, le tengo que preguntar por la división entre Podemos y Sumar.

Era muy importante que la izquierda transformadora, la izquierda confederal o como se le quiera llamar, fuera unida. Por la relevancia histórica del momento y por responsabilidad. Sabíamos de la importancia de ir unidos y hemos hecho absolutamente todo lo posible por ir unidos. Se ha visto clarísimamente que quien ponía todo el peso en la balanza de la unidad era Podemos. Sumar no ha tenido en ningún momento la intención de pactar con Podemos. La muestra está en que aceptamos todas las condiciones para ir juntos que se nos ponían sobre la mesa, aunque no fueran justas, aunque no se correspondieran con la fuerza real que tenemos, con nuestra implantación. Porque hay que recordar que Sumar en Euskadi no tiene estructura. Sumar en Euskadi no tiene militancia. Sumar en Euskadi no existe como proyecto político. Y, a pesar de ello, estábamos dispuestos -en pos de la unidad- a renunciar a posiciones. Pero, claro, es que la intención era no acordar. Esto lo corroboran todos los observadores neutrales.

Querría que me dijera una sola diferencia programática entre Elkarrekin Podemos Alianza Verde y Sumar.

Las diferencias entre Podemos y Sumar están a nivel organizativo. Nosotras seguimos reivindicando la democracia interna. 

Le preguntaba por cuestiones programáticas.

Sí, pero es que esto forma parte también del ser del partido político, no solamente el programa. Los programas se escriben y el papel lo aguanta todo. Lo importante no es lo que se escribe y lo que se dice que se va a hacer, sino lo que se hace efectivamente. Y en ese hacer efectivamente en Podemos mantenemos la democracia interna de manera coherente. Y con el tiempo van viéndose las diferencias. Nosotras desde el primer momento dijimos que lo que estaba pasando en Palestina era un genocidio. Y se tachó a Ione Belarra de voz altisonante. Nosotras, cuando hay que decir las cosas, las decimos. Llamamos a las cosas por su nombre. Y lo que pasa en Israel es un genocidio. Pero Agustín Santos Maraver, el segundo de Sumar, votó negándose a romper relaciones diplomáticas con Israel. Esto es Sumar y eso no es Podemos. O la bajada del IVA a la adquisición de bienes de arte contemporáneo. Eso es Sumar; porque Podemos baja el IVA de la energía. Creo que ése es nuestro valor, decir las cosas tal cual las concebimos, sin disimular y sin mirar hacia otro lado.

¿Ha hablado con la candidata de Sumar, Alba García Martín?

Con Alba me he cruzado en los debates y en las sesiones de fotos. Soy una persona educada y nos hemos saludado con cortesía.

¿Nada más?

Nada más. No hemos hablado nada más.

¿Cómo está la relación con sus antiguos compañeros de Izquierda Unida?

No quiero hablar por ellos. Pero yo quiero creer que no están contentos con la situación. Quiero creerlo. Pero, desde luego, no soy quién para hablar por ellos. Habría que preguntarles a ellos.

¿Tienen futuro los grupos municipales y forales compartidos con estas formaciones que ahora están en Sumar?

Tienen que tenerlo. Existen unos compromisos firmados por todas las formaciones. Tienen que permanecer vivos.

En el Congreso también habría unos acuerdos y se rompieron.

¿Lo dice porque Podemos se marchó al grupo mixto?

.

Fue porque Podemos vio absolutamente ahogada su capacidad de acción parlamentaria. Pero en los ayuntamientos hay otro esquema de funcionamiento.

En la campaña insisten en que Euskadi es mayoritariamente de izquierdas pero que habitualmente ha tenido un lehendakari de derechas. 

Sí. Y es una anomalía propia de Euskadi. ¡Es que son 40 años! La única excepción son los tres años en los que gobernó Patxi López. Pero lo hizo con el apoyo del PP, por lo que tampoco se puede decir que fuera un Gobierno precisamente de izquierdas. Esta anomalía viene dada por un pasado del conflicto político expresado a través de la violencia. Esto ha lastrado las posibilidades de acuerdo entre las distintas izquierdas en Euskadi. ETA fue un grupo terrorista, ETA ya no existe y la sociedad está madura para acoger un pacto de partidos de izquierdas. Euskadi es una sociedad mayoritariamente de izquierdas. Y así como Euskadi es plural también en su sentimiento nacional y en su sentimiento identitario, también la izquierda de Euskadi es plural, aunque tienen en común lo importante. La educación, la Sanidad, la política industrial y las competencias propias del autogobierno vasco están atravesadas por el eje izquierda-derecha.

¿Su conclusión es que ETA ha impedido que haya acuerdos de izquierdas y lehendakaris de izquierdas?

Me refería a la división política en torno a un conflicto, que se ha manifestado en clave de violencia ETA, GAL, torturas... Toda esta cuestión ha lastrado un entendimiento entre las distintas fuerzas de izquierda.

Critican que EH Bildu quiera pactar con el PNV y que el PSE-EE lo haya hecho. Sin embargo, Podemos e IU han sido bastante pactistas en el Parlamento Vasco en esta legislatura. Desde el principio con la ley antipandemia y hasta el final con las últimas leyes del Gobierno de Urkullu.

Y, además, lo reivindicamos con orgullo. No tiene nada que ver un pacto de Gobierno con pactos en el Parlamento. Ésa es la gran diferencia. Se lo dije también a Pello Otxandiano en el debate en ETB. Si fuera lo mismo el Gobierno y el Parlamento, sólo existiría una institución. En el Parlamento, desde la oposición a un Gobierno legítimo que estaba conformado por el PNV y por el PSE-EE, nuestra tarea es representar los intereses de la ciudadanía que nos ha votado y llevar el máximo posible la capacidad de influencia a todo el programa legislativo. Nuestra obligación es tener el máximo nivel de incidencia en las leyes. Hemos conseguido mejoras importantes en muchísimas cosas, como la RGI, la ley de Igualdad, la de Infancia, la de Memoria Histórica, la de Cooperación, la de Juventud o la de Desarrollo Rural. Hemos intervenido y hemos aportado. El anuncio recién hecho por el Gobierno vasco de que huérfanos de violencia machista van a recibir una ayuda deriva directamente de una aportación nuestra a la ley de Igualdad que, de hecho, ha tardado en implementarse. Han tardado tres años. Así que, claro que sí. No podemos renunciar a mejorar las leyes que nos vienen del Gobierno. Es nuestra obligación. Pero otra cosa completamente distinta es conformar el Gobierno.

Sin embargo, en Navarra, su coalición Contigo/Zurekin si está en el Gobierno con la coalición del PNV, Geroa Bai.

Efectivamente. No hay recetas unívocas. ¿Cuáles son las alternativas? La alternativa a un acuerdo de esas características es un Gobierno de la derecha y la ultraderecha. Pero ésa no es la situación en Euskadi. 

Hace cuatro años prometieron una comisión de investigación sobre las adjudicaciones a las empresas de Montai, vinculadas con un cargo del PNV. Nunca lo solicitaron.

Supongo que será por la oportunidad política… Lo que sí le puedo decir es que hemos hecho un análisis del programa y lo hemos cumplido en un 80%. No creo que todos puedan decir lo mismo.

¿Sigue pensando que cuando se tiene el carné del PNV, que es una frase que decía al hilo de la cuestión anterior, es muchísimo más fácil encontrar trabajo o acceder a un contrato público?

Sí, claro. Sigo pensándolo. Sería bueno que se hiciera un estudio sobre esta cuestión. Probablemente arrojaría un resultado clamoroso.

En el debate de ETB2 le recordó a Imanol Pradales, que acababa de venir del hospital, que había tenido suerte de haber sido atendido rápido y enumeró una serie de deficiencias en Osakidetza. ¿Es éste el gran punto negro de la gestión del PNV? 

Es el gran punto negro... pero no es el único. Lo que se ha hecho con la educación también ha sido terrible: han blindado la dualidad del sistema. Y lo mismo con la gestión de la transición energética: se la han entregado al oligopolio energético.

Sí, Osakidetza es uno de esos grandes agujeros negros. Es algo que se percibe de manera directa por la totalidad de la ciudadanía. Hay otras cuestiones que igual están más ajenas al día a día, pero Osakidetza es lo que siente todo el mundo en su piel. 

¿Qué opina de la agresión al candidato Pradales antes de ese debate? ¿Cree que es un síntoma de la polarización o del tensionamiento en la política?

La persona que le agredió ha sido detenida y creo que tenía motivaciones personales. No, no creo que tenga que ver con la polarización. Pero, desde luego, es un episodio dramático, terrible y condenable.

¿Privatizaciones? Lo que EH Bildu ve como algo impensable e inconcebible en el Servicio Vasco de Salud lo ve con buenos ojos en el ámbito de la educación

¿Cree que el debate sobre ETA y las reflexiones al respecto de Otxandiano pueden ser un punto de inflexión en la campaña?

No lo sé. Es verdad que, en contraposición a otras citas electorales o a otros momentos políticos, en Euskadi esta cuestión no estaba apareciendo. Y ahora ha aparecido. Cuando reivindico que nosotras hablamos claro también creo que es necesario con estas cosas. Y Otxandiano no habló demasiado claro cuando se le hizo la pregunta directa [sobre si ETA fue terrorismo]. No sé si se va a convertir ahora en un eje electoral pero, desde luego, había estado ausente y ha hecho irrupción en la campaña.

Hablando precisamente de EH Bildu, en los últimos días están reclamando el voto útil a esos simpatizantes o votantes potenciales tanto de Elkarrekin Podemos Alianza Verde como de Sumar. ¿Esto es una OPA hostil?

EH Bildu lleva tiempo escribiendo en sus documentos políticos que su intención consiste en hacerse con los votos de Podemos. Es legítimo en política. Pero el voto útil… ¿para qué?¿Voto útil para que gobierne la derecha? El voto de Elkarrekin Podemos va segurísimo a conformar un Gobierno de izquierdas, al acuerdo y puente entre las izquierdas diversas de Euskadi. Porque hacer un Gobierno de izquierdas quiere decir hacer políticas de izquierdas. Y hacer políticas de izquierdas quiere decir actuar para para la mayoría social. Es decir, mejorar Osakidetza, mejorar la educación y hacer una transición energética mucho más sensata y más democrática.

¿La gran diferencia entre ustedes y EH Bildu es su visión sobre la educación?

Es una cuestión incomprensible. EH Bildu ha querido diferenciar la dualidad público-privado en materia sanitaria y educativa. Lo que ve como algo impensable e inconcebible en el Servicio Vasco de Salud lo ve con buenos ojos en el ámbito de la educación. Es padre y madre tanto como el PNV de la ley vasca de Educación, aunque en el último momento se opusieran por otras cuestiones. Otxandiano dijo en una de estas entrevistas que se hacen en campaña electoral que es que la escuela pública era estatal… Escuchar esto de una fuerza de izquierdas es terrible. ¿Acaso es un problema que Osakidetza, nuestra Osakidetza, sea estatal? Las competencias las tenemos igual de exclusivas en una materia y en otra. Pero también hay que recordar que con la ley de Cambio Climático pusimos pie en pared y no estuvimos dispuestos a aceptarla. Deja en manos del oligopolio energético la transición y permite que con el pago de un canon se establezcan parques eólicos en lugares protegidos. Aquí entró también EH Bildu.

Usted es vascoparlante. ¿Cree que se han cometido excesos en las exigencias de euskera en la Administración pública?

No se ha acompasado la normativa con la acción institucional. Hemos tenido una normativa que establecía una serie de requisitos lingüísticos con base a unos criterios de realidad sociolingüística y las administraciones han corrido más que el propio decreto del Gobierno. Pueden ser legítimos los deseos de avanzar en un mayor grado de euskaldunización y de exigencia lingüística. Pero eso tiene que hacerse desde la norma primero. Y la norma tiene que tener los consensos políticos suficientes. Ahí es donde ha surgido la conflictividad judicial. Ha habido desmanes judiciales contra el euskera pero el mayor problema ha estado en los procesos de consolidación obligados desde Europa. Ahí ha aflorado toda esta trampa que estaba haciéndose. ¿Cuánta gente estaba trabajando sin el perfil lingüístico acreditado en plazas perfiladas? 

Han criticado la posición del Gobierno vasco en torno a la ley estatal de Vivienda. También la de los socialistas, que han defendido y aplicado esa ley.

Es curioso que los socialistas se arroguen derechos de autor de algunas leyes cuando, en este caso, a Unidas Podemos le costó enormemente negociarla con el ministro [José Luis] Ábalos. La verdad es que fue un trabajo arduo. Bienvenido sea el PSE-EE a la reivindicación de la ley de Vivienda. Lo que pasa es que el socio [el PNV] ha recurrido ante el Constitucional. La bandera del autogobierno que agita entusiásticamente el PNV solamente la ha sacado a lo largo de la legislatura para frenar avances sociales. Para frenar una ley de Vivienda que, por primera vez, interviene el mercado para poner tope a los precios del alquiler. Lo que realmente quiere el Gobierno vasco del PNV es que no haya normas que protejan a la ciudadanía, que pongan topes a la actividad o que regulen en el mercado del alquiler. No es que le importe tanto la competencia o que las zonas tensionadas se definan de una manera o de otra. Lo que le molesta es que alguien entre a regular una materia que el PNV quiere dejar sin regular.

En el Gobierno central estaba Unidas Podemos hasta las generales del 2023. Y dio 40 millones de euros al proyecto de Guggenheim de Urdaibai que ustedes critican muy fuertemente aquí.

Sí, sí, desde luego. Pero el Ministerio no estaba en manos de Podemos. Podemos siempre ha tenido una postura contraria a esta cuestión. 

No consta en los debates públicos del Gobierno central que se opusieran…

No, pero la voz discordante existe. En todo caso, si no me equivoco, son unos millones destinados a la descontaminación. Pero aquí hay una trampa. La descontaminación de estas tierras le corresponde al astillero Murueta, que lleva dos años de trabajo fuera de licencia. La trampa que nos cuenta Pradales es que, si hay museo, hay descontaminación de tierras. Y no hace falta este museo para descontaminar la tierra.

¿Cómo valora el descontento en el PNV con algunos vídeos o mensajes que están lanzando en la campaña?

A mí me parecen divertidos. Es intentar acercar el mensaje político en clave de humor. Es otra manera de comunicar que es efectiva. Nos hemos reído mucho con ‘¡Vaya semanita!’, que se basa en estereotipos. Y nos hemos reído todos mucho con ‘Ocho apellidos vascos’. Esto viene a ser algo parecido. Hay que encajarlo así, con humor.

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