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El ingeniero Pello Otxandiano lleva a EH Bildu a su techo histórico

Pello Otxandiano

Iker Rioja Andueza

Vitoria —
21 de abril de 2024 23:15 h

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Pello Otxandiano se apellida así como tantos otros en el pueblo homónimo, Ochandiano en castellano y Otxandio ya oficialmente en euskera. Él mismo era Ochandiano, castellanizado, cuando se presentó por vez primera a unas elecciones, a las municipales de 2011, según constaba en la documentación oficial. Entonces, con 28 años, se convirtió en concejal de esta localidad de Bizkaia de 1.300 habitantes y lindante con Álava, donde ha acabado presentándose. Después se convirtió en estratega de Sortu, la formación política principal de EH Bildu y heredera de la izquierda abertzale tradicional. Más tarde repitió el papel ahora ya para toda la coalición y ha sido uno de los responsables decisivos de su expansión y consolidación merced a su liderazgo en las estrategias económica, medioambiental o educativa. Ahora, a los 41, ha conducido a EH Bildu a su mejor resultado histórico, con 27 escaños y empatado con el PNV, aunque por detrás en votos.

Otxandiano nació en 1983 y tiene dos hijas. Son de la Real Sociedad aunque él se ha mostrado como 'athleticzale'. Es tímido ante las cámaras y también le abruma que sus hijas, de muy corta edad, lo hayan visto estas semanas en carteles y todo tipo de lugares. Este ingeniero ha querido proyectar deliberadamente una imagen de estudioso, hasta el punto de presentar durante la campaña un libro ('Begirada'), que ha sido buzoneado a cientos de personas. Esa 'mirada' al país que ha redactado ha sido el eje vertebrador de la campaña. Sus rivales ironizaban que prefería remitirse más a Pello.eus, la web donde ha colgado sus propuestas y documentos, que contarlas de viva voz en debates y entrevistas.

Lleva gafas, sí. Sus gafas han sido objeto de comentario porque sus adversarios políticos han llegado a decir que era parte del 'atrezzo' de un candidato salido de un laboratorio y no de la política real. Pero, no, son reales. Y, sí, como muchos líderes de EH Bildu ha cuidado con mimo su imagen. La coalición fichó para ello a la misma asesora que cambió a ERC, la catalana Marta Pontnou. Se ha sumado a las camisas blancas y a las chaquetas. En ellas solamente se permite el detalle del pin con el escudo de Euskal Herria. Pere Aragonès es un espejo para Otxandiano. Mantuvo con él una de sus primeras reuniones fuera de Euskadi cuando fue designado candidato y lo acompañó este viernes, en el cierre de campaña.

Si en las elecciones de 2020 Iñigo Urkullu y Maddalen Iriarte, de PNV y EH Bildu, tenían en común ser vecinos de Durango –al igual que la candidata de Elkarrekin Podemos-IU, Miren Gorrotxategi–, ahora el foco político se ha ubicado en la otra ladera del puerto de Urkiola, en Otxandio. Apenas unos días después del golpe de Estado del 18 de julio de 1936, la localidad fue la primera en sufrir un bombardeo aéreo en Euskadi a manos del bando franquista. Por su proximidad al frente Villarreal de Álava (Legutio), los ataques se reprodujeron en los meses siguientes. 88 años después, en las elecciones vascas, dos hombres cuarentañeros han sido elegidos por sus respectivos partidos como los candidatos de PNV y EH Bildu. El primero, Imanol Pradales, contaba que pudo estudiar en una universidad privada como es Deusto por una ayuda económica que cobró su abuelo Manuel como víctima de aquel bombardeo, en el que murió su hermano. Del segundo, Otxandiano se asegura que la politización de su familia tuvo un momento “fundacional” ese 22 de julio, ya que “resultó muerto su bisabuelo y dos hermanos de su abuela materna”, aunque inicialmente erróneamente lo atribuyeron a la Legión Cóndor nazi cuando fueron aparatos españoles sublevados y no alemanes. Otro cargo institucional vasco muy relevante, la diputada general de Bizkaia, Elixabete Etxanobe, es también de allí.

Otxandiano nunca fue el único en las quinielas, pero tampoco salió nunca de ellas. Es la cuarta vez que se ha presentado EH Bildu a unas autonómicas y el tercer candidato. En 2012 la elegida fue Laura Mintegi (57 años entonces) y en 2016 y 2020 lo fue Maddalen Iriarte (53). Dice una de sus más estrechas colaboradoras, Nerea Kortajarena, que son posibles liderazgos feministas encabezados por hombres.

En la sala de máquinas

Desconocido para el gran público hasta ahora -y mucho más fuera de Euskadi-, este descendiente del histórico dirigente del PNV Juan de Ajuriaguerra Ochandiano y cuya abuela tenía una fotografía de otro referente 'jeltzale', el lehendakari José Antonio de Aguirre, forma parte de la sala de máquinas de la coalición abertzale liderada por Arnaldo Otegi, como antes estuvo en la de Sortu. En la mesa política nacional es oficialmente director de Programa y su mano está detrás de los grandes documentos estratégicos de los últimos años, en los que la formación ha ido ganando apoyo electoral, transversalidad e influencia política, también en Pamplona o en Madrid.

“Un entorno familiar y social muy comprometido políticamente con el proceso de construcción nacional y social de Euskal Herria marcó su pensamiento político desde muy joven. La imagen del lehendakari Aguirre en la sala de la casa de su abuela, los ecos de la resistencia antifranquista, la historia de la primera Korrika en cuya organización su tío materno tuvo un papel destacado o el compromiso con la cultura vasca y la política municipalista de sus padres influyeron en su pensamiento y vida”, contaron hace unos meses en el partido.

Se le atribuye especialmente el giro copernicano de inicios de 2023 para buscar un acercamiento con el empresariado vasco. Su hermano es alto cargo de una muy relevante cooperativa vasca, el grupo Fagor. Es perfectamente bilingüe y ofrece pausados y largos –muy largos– discursos en castellano o en euskera, aunque en los debates ha parecido más cómodo en lengua vasca. Su otro gran hito en estos años ha sido diseñar la estrategia educativa de EH Bildu –que ha soliviantado a parte de la izquierda vasca ya que establece que hay que superar la dicotomía entre lo público y lo privado en la comunidad con más alumnado en la concertada, un 50%– y es recordada su primera rueda de prensa en el Parlamento Vasco, en la primavera de 2022. No tuvo impedimento en extenderse, aunque la comparecencia empezó pasadas las 21.00 horas de un viernes. Aquélla fue su gran puesta de largo. Se negociaba la reforma educativa y Otxandiano fue el comisionado del partido para dialogar con el Gobierno haciendo tándem con el portavoz de EH Bildu en la comisión de Educación, Ikoitz Arrese.

“Es un 'crack'. Es una persona superpreparada y de sentido común. Es muy buen perfil”, lo definía desde el anonimato un dirigente de EH Bildu sobre el candidato elegido. El propio Otegi ha llegado a afirmar que nada puede fallar con un ingeniero y doctor en Telecomunicaciones como candidato. “Su pasión hoy sería conjugar su formación tecnológica con la vocación política, trabajar en la aplicación de tecnologías disruptivas como la inteligencia artificial o el Blockchain en políticas públicas que empujen procesos de transformación social y económica”, añade de él EH Bildu. Otxandiano “aprende el piano de forma autodidacta” y es “amante de la montaña”, según la biografía oficial. De la montaña y de las montañas de libros, aparentemente.

Otxandiano se convirtió en concejal de Bildu –desde 2012 la formación ya no se llama así– en su pueblo natal. Con la legalización de Sortu, el partido de la izquierda abertzale heredero de HB, EH o Batasuna, fue uno de sus ideólogos. Suya es la presentación de la ponencia política de 2016. Está grabada en vídeo tanto la versión original en euskera como otra doblada al castellano.

En ese acto dejó algunas pinceladas de su cosmovisión política. Alertó de que el euskera estaba retrocediendo y de que tocaba dar pasos relevantes para impulsar la “conciencia nacional” vasca frente al dominio del “marco cognitivo español”. Apostó por el “socialismo” en el camino hacia la “república vasca” aunque admite que cada parte de Euskal Herria –la comunidad autónoma que aspira a dirigir, Navarra e Iparralde– ha de seguir sus ritmos hacia la soberanía. Llegó a hablar de un “modelo confederal”, que es justamente lo que luego apareció en el programa de EH Bildu.

A nivel económico, afirmó que le gustaba el proyecto de moneda local de Baiona y otras localidades de Iparralde (los 'euskos'). El Otxandiano de 2016 también era un convencido de la combinación de la actividad institucional con la social y destacó movimientos exitosos como la lucha contra el 'fracking' o Gora Gasteiz –la reacción a Javier Maroto y sus propuestas para endurecer el acceso a las ayudas sociales a los extranjeros–, así como la incidencia del feminismo. Y dejó un deseo: que el 'Guernica' de Pablo Picasso, éste sí realizado tras un bombardeo nazi, se exhiba en Gernika.

En 2012 presentó su tesis doctoral, lo que le permitió una estancia en la Chalmers University of Technology de la ciudad sueca de Göteborg. “Tuvo la posibilidad de conocer de cerca los países nórdicos, sus características sociales y económicas y sus políticas públicas”, apunta EH Bildu. El candidato se forjó también en el 'think tank' Telesforo Monzón eLab y también en la fundación abertzale Iratzar. El Otxandiano de 2023 también ha entrado a hablar de España y sostiene que “el Estado español tiene un problema político que resolver, el de la plurinacionalidad”, que “la derecha está desatada” y que la nueva ley de Vivienda estatal es un paso adelante. También opina que la izquierda abertzale debería trabajar para “que este país se acerque a un horizonte sin presos políticos”, en referencia a los condenados por el terrorismo de ETA, y entiende que “tres cuartas partes” de ese colectivo deberían estar “en la calle” si no se aplican medidas de excepción.

ETA se le ha colado en la campaña. No ha considerado calificarla como organización “terrorista”. Durante dos días, esas palabras pronunciadas en la Cadena Ser dieron la vuelta a la campaña, en la que la coalición quería incidir en la Sanidad pública o en la necesidad de regenerar las instituciones tras décadas de control por parte del PNV. Finalmente, se avino a pedir “perdón” a las víctimas en caso de que sus reflexiones hubiesen podido ser ofensivas. Asegura que Sortu, su partido, había sido un “agente de dolor” en el pasado pero que ahora da “pasos” hacia la convivencia y hacia el respeto a las víctimas, también a las de ETA. Él mismo participó recientemente en el homenaje anual a Fernando Buesa, vicelehendakari y dirigente sociales asesinado en 2000.

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