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PNV y PSE-EE negocian ya el reparto de áreas en el nuevo Gobierno de Urkullu tras cerrar el acuerdo programático

Andoni Ortuzar, Iñigo Urkullu e Idoia Mendía en la firma del acuerdo de gobierno del 2016

Iker Rioja Andueza

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PNV y PSE-EE han dado por superada este jueves la primera fase para conformar un Gobierno de coalición “fuerte” y con un “nítido compromiso social” que busque “sacar de nuevo Euskadi adelante sin que nadie quede atrás”. Nacionalistas y socialistas han presentado un documento de cinco páginas con las líneas generales de un esfuerzo más amplio llamado 'Acuerdo para la reactivación económica y el empleo desde la defensa de los servicios públicos y las políticas sociales, sobre la base de más y mejor autogobierno' y que será firmado y presentado el martes o el miércoles de la semana que viene para que lo desgrane Iñigo Urkullu en el debate de investidura que el Parlamento Vasco celebrará el próximo jueves. Sin embargo, los líderes de ambos partidos todavía tienen que cerrar el reparto de áreas, más concretamente el nuevo papel que tendrán los socialistas en la legislatura 2020-2024 después de que hayan dejado claro que quieren más peso cualitativo tras un cuatrienio en segundo plano y gestionando únicamente el 4% del presupuesto.

Fuentes cercanas a la negociación, que se ha prolongando más de un mes, indican que el proceso ha sido más largo de lo previsto por algunos flecos pendientes hasta el último momento. Desde el entorno del PSE-EE insisten en que han conseguido exprimir hasta el final las posibilidades de arañar compromisos al PNV y ven su sello en el acuerdo alcanzado, más que en el de 2016. El texto gira en torno al escenario abierto por la pandemia de coronavirus y plantea un primer bloque de medidas para reforzar la Sanidad pública y la atención a los mayores y un segundo bloque para “reactivar” la economía después del golpe que ha supuesto la COVID-19. El objetivo vuelve a ser que el paro baje del 10%, una promesa de 2016 que tan pronto como se cumplió quedó en papel mojado por el descalabro que acarreó la pandemia. La apuesta por el diálogo social y la colaboración con el Gobierno de Pedro Sánchez para lograr fondos europeos parecen dos guiños al PSE-EE.

En materia de políticas sociales, vuelve a emerger la nunca completada reforma de la renta de garantía de ingresos –que ahora convive con el nuevo ingreso mínimo vital- pero se alude a una reforma fiscal en la que no tiene competencias el Gobierno vasco y sí las diputaciones forales. La apuesta por la digitalización o la lucha contra el cambio climático -ideas-fuerza en los discursos de Urkullu en los últimos años– también se incorporan al programa del nuevo Gobierno. En el resumen del pacto, a falta de los detalles del documento completo, las referencias a los puntos que más han separado este año a ambos socios son mínimas. Sobre la gestión del final de ETA, simplemente hay una mención a la “tarea pendiente” de “consolidar la convivencia”. Y sobre la reforma del Estatuto, se insiste en completar el marco de 1979 –ya hay un compromiso de Sánchez al efecto– y simplemente una mención a “lograr un nuevo pacto estatutario para una nueva generación”. No obstante, el propio título del acuerdo ya remite a explorar “más y mejor autogobierno”.

El Euzkadi Buru Batzar del PNV ha “validado” este jueves el “principio de acuerdo para un Gobierno de coalición” y ahora queda pendiente que lo ratifique la asamblea nacional el 31 de agosto. El PSE-EE, por su parte, ha convocado ya una consulta a su militancia que se resolverá ese mismo día. Están llamados a votar más de 5.000 militantes que podrán ejercer su derecho presencial o telemáticamente. La pregunta elegida es 'El PSE-EE ha alcanzado un acuerdo para la gobernabilidad de Euskadi con EAJ-PNV. ¿Respaldas el acuerdo?'.

Con ambas ratificaciones en la mano, el 1 o el 2 de septiembre los líderes de ambos partidos, Andoni Ortuzar e Idoia Mendia, y el lehendakari, Iñigo Urkullu, escenificarán el acuerdo. Entretanto, este viernes el portavoz parlamentario del PNV, Joseba Egibar, registrará formalmente la candidatura de Urkullu para la sesión de investidura del 3 de septiembre. EH Bildu también concurrirá con Maddalen Iriarte, aunque la sesión será un trámite que Urkullu superará en primera votación merced a la mayoría absoluta de los 41 escaños logrados por ambas formaciones el 12 de julio, sin que ninguna fórmula alternativa tenga ninguna opción.

De aquí a ese momento, altos dirigentes nacionalistas y socialistas, y el propio Urkullu, continuarán una segunda fase de conversaciones para diseñar el nuevo Gobierno. Y, como en la anterior, pretenden blindarla a posibles filtraciones. La secretaria general socialista, Idoia Mendia, se ha dejado querer en estas semanas como consejera e incluso como vicelehendakari después de haber renunciado a entrar en el gabinete en 2016. En el PSE-EE nunca lo han negado, pero es ahora el momento de concretar la propuesta. Fuentes del PNV insisten en que todavía no conocen los detalles. Los socialistas se limitan a señalar que plantearán que la estructura “responda a las prioridades que se han marcado” en el acuerdo programático, sin más detalles. Si se repite el patrón de la legislatura anterior, esa parte del acuerdo se cerró horas antes de la investidura y se comunicó a los afectados en ese momento y a la opinión pública después de las sesiones parlamentarias.

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