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Urkullu contacta con otros presidentes autonómicos para presionar a Sánchez y lograr un “paraguas” para adoptar restricciones

El lehendakari, Iñigo Urkullu.

Iker Rioja Andueza

22 de julio de 2021 21:45 h

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El lehendakari, Iñigo Urkullu, fue el primero en plantear en octubre la necesidad de un estado de alarma en toda España para adoptar medidas más drásticas con las que poder controlar las nuevas olas de la pandemia después de haberlo criticado duramente durante la primavera de 2020. Dio el paso después de sondear a otros líderes autonómicos para presionar a Pedro Sánchez ante las discrepancias entre diferentes tribunales a la hora de validar o vetar las propuestas autonómicas. Ahora, el presidente vasco ha dicho haber contactado ya con Aragón, Navarra –en cuya Presidencia no consta esta comunicación–, Cantabria, Castilla y León “y con otras comunidades autónomas”. El objetivo es analizar con ellas la situación, de nuevo condicionada por sentencias en un sentido y en el contrario, aunque por iniciativa propia ya ha demandado –por carta, para darle solemnidad– que el Ejecutivo central adopte un “paraguas” que dé “garantías jurídicas” a posibles restricciones, aunque es reacio ahora a utilizar la palabra “estado de alarma”.

“Necesitamos un paraguas”, ha recalcado Urkullu ante los medios de comunicación al presentar las nuevas medidas para contener en Euskadi la expansión de la nueva ola, que es la sexta tras las de marzo, agosto y noviembre del año pasado y las que siguieron a la Navidad y a la Semana Santa este año. ¿Qué cambios se han introducido? Básicamente adelantar de dos a una de la madrugada el cierre de hostelería y otras actividades y limitar aforos al 35% como norma general. Para lo demás “no hay competencias”. Entiende Urkullu que “no ha solicitado textualmente la implantación del estado de alarma” porque “no viene al caso solicitarlo” después de recibir un portazo a la prórroga que pidió formalmente en mayo. No concreta el modo pero sí que desea “herramientas jurídicas” que pueda “ofrecer el Gobierno español” para que las comunidades “no se vean sometidas a la disparidad de criterios” de sus respectivos Tribunales Superiores.

En el caso vasco, Urkullu ni siquiera se plantea solicitar autorización para posibles toques de queda, aunque comparta la necesidad de la medida e incluso ha pedido a la ciudadanía que, como recomendación, no salga de casa por la noche. La sala de lo contencioso-administrativo del Superior vasco, liderada por el magistrado Luis Garrido, ha tumbado varias propuestas al entender que no caben restricciones de derechos sin estado de alarma. Tampoco ha previsto nunca un estado de alarma propio para Euskadi para lograr las mismas medidas que Catalunya, Cantabria o Valencia ya tienen sin un marco excepcional. Aunque la legislación de 1981 lo permita formalmente y, de hecho, Madrid tuvo uno en otoño, desde el entorno de Urkullu siempre se ha interpretado que es viable únicamente cuando la calamidad afecte “exclusivamente” al territorio, cosa que no ocurre con la pandemia.

No obstante, las esperanzas de Urkullu de hallar respuestas de Sánchez son muy pequeñas. Literalmente, ha dicho tener “un estado de ánimo no positivo” hacia el presidente del Gobierno. Asegura que ha adquirido la “dinámica” de no atender a sus peticiones o propuestas. Sobre la pandemia o sobre otros temas, ya que asegura no tener información sobre la conferencia de presidentes de la semana próxima en la que, después de Sánchez, Urkullu sería el primero en hablar por protocolo. No es ya que La Moncloa no acepte lo que plantea Ajuria Enea, “el problema es que no hay respuestas”. “La gravedad de la situación exige mayor ejercicio de responsabilidad”, ha añadido el lehendakari, que ha confesado que como gobernante tampoco le gustan las “medidas restrictivas” pero que es momento de “responsabilidad” para “intentar atajar, contener o cortar de raíz la transmisión comunitaria”.

Esta semana, el lehendakari se dirigió también a Sánchez para que no ratificara en el Congreso el decreto que exime del uso de mascarillas en la vía pública si hay distancia suficiente y se volviera al marco anterior, con obligatoriedad en todo caso. No lo logró. Por ello, el nuevo decreto de medidas contra la COVID-19 se limita a desarrollar estrictamente el marco general, aunque algunos medios de comunicación hayan destacado que se refuerza el uso de mascarillas. Hasta ahora se podía retirar en la calle y en cualquier espacio público si había distancias y desde ahora también. Hasta ahora había que llevarla en lugares concurridos y desde ahora también.

Eso sí, se da una redacción más detallada a todos los supuestos para que no le quepan dudas a la ciudadanía y Urkullu ha avisado de que perseguirán los incumplimientos: “Se extiende a todo tipo de ámbitos urbanos transitados tales como cascos viejos, zonas comerciales y de tiendas, mercados, mercadillos o áreas en que se encuentran establecimientos de hostelería, así como en todos los espacios y paseos marítimos, en parques infantiles, aceras, pasos de peatones, plazas o calles con concurrencia de personas”. También se incide en que hay que ponérsela en los paseos en playas y piscinas.

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