Urkullu y la oposición se distancian en medio de la negociación presupuestaria
Iñigo Urkullu, antes de presentar el proyecto de presupuestos de 2022, tendió la mano a todos los grupos de la oposición -salvo a Vox- para explorar un posible acuerdo económico, aunque formalmente PNV y PSE-EE no necesitan apoyos externos al contar con mayoría absoluta. Iniciadas esas conversaciones esta semana y a la espera de nuevas reuniones en los próximos días, Gobierno y oposición han marcado claramente distancias y sin excepciones en la sesión de control celebrada este viernes en la Cámara.
EH Bildu ha cambiado el habitual 'cara a cara' de la jefa de la oposición, Maddalen Iriarte, con el lehendakari por una doble pregunta sectorial sobre la cumbre contra el cambio climático de Glasgow y las novedades en torno a las obras de la alta velocidad en Euskadi y una rueda de prensa. En primer lugar, Mikel Otero ha presentado una enmienda de totalidad dialéctica a las políticas verdes del Ejecutivo de Urkullu. “Falta, en definitiva, tratar la emergencia climática como lo que es, el mayor reto de nuestra de sociedad”, ha emplazado Otero al lehendakari, a quien ha acusado de que las emisiones contaminantes bajan “un 0,1% por año” desde que está en el cargo. “Liderazgo, no maquillaje contable. Nos miran las próximas generaciones”, ha implorado Otero, al que Urkullu ha replicado con una enumeración de acciones puestas en marcha y remarcando que, en 2019, Euskadi fue “la primera comunidad autónoma” en declarar la emergencia climática.
Después, Unai Fernández de Betoño ha criticado las soluciones provisionales para la llegada del AVE a Bilbao y Vitoria presentadas por la ministra del ramo, Raquel Sánchez. Ha criticado el “agujero descomunal” -ha apuntado a “2.300 millones de euros en sobrecostes- y los retrasos en las obras, también en la parte gestionada por el Gobierno vasco. Y ha apostillado: ”Si se ponen todos los huevos en la cesta del TAV, Renfe va en declive. Lo verán cuando cojan la C3 en Basauri para ir en Bilbao“. El lehendakari, en su respuesta, ha concedido que la gestión de esta infraestructura ha sido mala y ha deseado que este corredor tenga el mismo impulso que el del Mediterráneo. Sin embargo, ha atacado a EH Bildu por apoyar los presupuestos del Estado, que incluyen partidas para estas obras, mientras interpelan al Ejecutivo vasco. Además, ha instado a la izquierda abertzale a que condene el asesinato a manos de ETA de Inaxio Uria, empresario contratista del AVE, y los sabotajes registrados durante años en las obras y que, según ha aseverado, también han contribuido a los retrasos.
Pero la pugna presupuestaria ha tenido más protagonismo fuera que dentro del hemiciclo. Nerea Kortajarena ha ofrecido una rueda de prensa en la que ha presionado al Gobierno para que acepte las condiciones de la coalición para entrar a negociar las cuentas. Ha recalcado la creación de un SMI propio y diferenciado del español o incluso entrar a reformar la fiscalidad y a limitar los precios de los alquileres. “Nuestras propuestas son realistas y viables”, ha subrayado para recordar que el supuesto 'no' a hablar de impuestos por falta de competencias no es real porque en la pasada legislatura sí se accedió a tocar ese tema ante las peticiones del PP. “¿Por qué allí [en Pamplona] es posible y aquí no?”, se ha preguntado la representante de la coalición abertzale, en referencia al tercer pacto presupuestario alcanzado de manera consecutiva con la presidenta socialista, María Chivite.
En el caso de Elkarrekin Podemos-IU, tampoco Miren Gorrotxategi ha tomado la palabra y el que ha interpelado al lehendakari ha sido Jon Hernández, uno de los dos electos de IU dentro de la confluencia con Podemos. Hernández ha aludido expresamente al debate presupuestario y ha insistido en que es necesario subir el techo de gasto para ganar 500 millones con los que costear medidas como el mantenimiento de 4.000 puestos temporales en la Sanidad vasca que quedarán eliminados al aliviarse los rigores de la COVID-19 o la creación de una empresa pública de energía. Aunque en varios medios de comunicación se daba por sentado que Elkarrekin Podemos-IU era el grupo con más opciones de pactar las cuentas con el Gobierno -en 2020 así ocurrió y en 2021 fue el que más negoció-, las posturas parecen muy distantes. El lehendakari ha rechazado de plano ir a un mayor endeudamiento para no hipotecar a las futuras generaciones y ha asegurado que Euskadi ya tiene al EVE y a SHESA como empresas públicas que operan en el ámbito de la energía. “No sé si es realismo lo que ustedes plantean”, ha despachado Urkullu, que incluso ha reprochado a Elkarrekin Podemos-IU que no garantice la continuidad de esos sanitarios de refuerzo para la pandemia en otras comunidades que no ha concretado.
El mayor voltaje, en todo caso, ha llegado con la interpelación de Carlos Iturgaiz, quien abiertamente ha pedido a Urkullu que imite a Isabel Díaz Ayuso y baje los impuestos. Ha llegado a decir que hasta Gerard Piqué, jugador del FC Barcelona y empresario, pide ese tipo de medidas. “A los ciudadanos vascos les gusta el modelo de Madrid y a los empresarios vascos también”, ha sentenciado el líder de un grupo con seis escaños de 75 en un Parlamento que no tiene competencias fiscales, porque es una política que recae en las Diputaciones forales. Iturgaiz ha provocado la hilaridad de la Cámara al confundir el impuesto de “sucesión” con el de “secesión”. Urkullu también ha arrancado sonrisas en algunas bancadas al calificar a Iturgaiz de “neoliberal” y ha insistido en que cree que Díaz Ayuso práctica del “dumping” con sus rebajas fiscales. Ha defendido la necesidad de que los ingresos tributarios procuren ingresos suficientes para “garantizar” las políticas sociales y las inversiones. Vox también ha tenido su cuota de protagonismo y ha utilizado su tiempo para acusar al Gobierno de Urkullu de blanquear a ETA. La ultraderecha está valiéndose de su espacio en la Cámara para introducir su agenda, incluidas propuestas para expulsar a menores extranjeros.
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