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Vitoria prepara un Celedón para 50.000 personas en agosto, como antes de la pandemia

Celedón y la bandera de Vitoria

Iker Rioja Andueza

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“Deseo que en Vitoria-Gasteiz podamos volver a lanzar el chupinazo, a ver la bajada de Celedón y a volver a disfrutar de nuestras fiestas”, solemnizó hace unos días en la Cadena Ser el alcalde de Vitoria, Gorka Urtaran (PNV). Fuentes municipales confirman que, como en el caso de Pamplona con las celebración de San Fermín, Vitoria trabaja con la idea de organizar con la normalidad previa a la pandemia La Blanca de 2022. Y, sí, eso incluye también retomar tres años después que el 4 de agosto a las 18.00 horas unas 50.000 personas reciban a Celedón bajando del campanario de San Miguel y, después, a su reencarnación humana, Gorka Ortiz de Urbina.

“Se está contratando todo como si fuera un año normal”, indican desde el área de Cultura del Ayuntamiento, dirigida por la socialista Estíbaliz Canto. En el caso del Celedón, está ya en marcha -aunque todavía no formalizado- un contrato de unos 22.000 euros para la “asistencia técnica” y organización de la bajada del 4 de agosto y para la subida del 9 de agosto a medianoche, ambas en la Virgen Blanca, así como para la versión infantil del 7 de agosto a mediodía en la plaza de España, un evento en el que a Celedón txiki hace años que le acompaña una mujer, Edurne. Estos trabajos implican, principalmente, los cableados para el descenso del muñeco.

“Sí, lo que estamos haciendo es organizar como si fuera a haber fiestas. Como siempre. Como antes. Si no lo hacemos, no podríamos llegar. Visto lo visto, claro, eso no certifica que se vaya a hacer. Lo veremos a medida de que se acerquen las fechas. Al final, nosotros no decidimos. Nos adaptamos y, si hubiera una nueva variante, mantendremos lo que se pueda y, si es que hay algo que no se pueda hacer, se cancelaría”, detallan las fuentes consultadas con cierta dosis de prudencia. Pero la realidad es que ya están anunciados, por ejemplo, los conciertos del donostiarra Mikel Erentxun o de Tanxugueiras, entre otros, para el escenario principal, el de plaza de Los Fueros. Y la noche de hotel más barata ya está en 65 euros, según Booking.

La última edición de La Blanca fue la de 2019. Precisamente, tres sanitarios fueron los invitados a lanzar el cohete anunciador que dio inicio a aquellos festejos, aunque por su labor como cooperantes. La preocupación entonces, como en 2018, no eran las aglomeraciones ni los contagios de coronavirus sino la prevención de posibles atentados yihadistas -el incremento de los controles policiales fue muy notable en esos años a raíz de los sucesos de Barcelona y Cambrils en 2017- y la eliminación del vidrio, que provocaba cortes y heridas en abundancia.

En 2020, Vitoria se convirtió en uno de los primeros epicentros de Europa tras la aparición del coronavirus con Madrid y Lombardía. Casi medio año después de que en Txagorritxu se confirmaran los primeros casos, en el día de inicio de las fiestas la Virgen Blanca amaneció rodeada de vallas y, a la hora en que tocaba el Celedón, la Policía Local y la Ertzaintza instalaron 13 controles para evitar el acceso de personas. Parecía una imagen para la historia… pero se repitió en 2021.

Entonces los datos eran mucho peores que el año anterior, en el que se salía del confinamiento y no hubo emergencia sanitaria hasta días después, hasta el 15 de agosto de 2020. Euskadi vivió en los meses de junio, julio y agosto de 2021 una oleada de contagios motivada por la variante delta del Sars-Cov-2 y, días antes de La Blanca, se registró el mayor momento de transmisión conocido hasta la fecha en toda la pandemia, aunque luego en Navidad esos datos quedarían sobrepasados por ómicron. Así, en 2021 Celedón se volvió a quedar confinado, la Virgen Blanca de nuevo cercada y la Policía de nuevo desplegada. “Tengo la esperanza de que el año que viene sí”, explicaba Ortiz de Urbina a este periódico.

Sin embargo, ciertos mensajes institucionales confusos -“es importante que la gente se reúna y viva de una manera especial”, dijo la teniente de alcalde, Maider Etxebarria- y una mínima agenda de actos culturales hicieron que las calles se llenaran en las fechas festivas. Hubo incluso aglomeraciones nocturnas en el Casco Viejo. ¿El resultado? Vitoria vivió un repunte de positivos en las fechas que siguieron a las supuestas ‘no fiestas’ al igual que en otras localidades vascas en las que se repitió el patrón, como Hernani en San Juan como ejemplo más palmario.

Antes de La Blanca, eso sí, Vitoria y Álava celebrarán con normalidad San Prudencio a finales de este mes de abril. La agenda prevista es muy similar a la de 2019 también de dos años sin actos en el día del patrón de la provincia. No obstante, ya la Navidad supuso una recuperación de actos ordinarios aunque se vivía entonces una oleada de contagios que ha dejado la mayor ocupación hospitalaria en Euskadi desde el confinamiento y también los datos más elevados de fallecimientos desde entonces. Hubo desfile de Olentzero y cabalgata de los Reyes Magos, por ejemplo, aunque la consejera de Salud lo desaconsejara oficialmente. Días después, aunque ya se había dejado atrás el pico, Donostia se vio forzada a suspender la tamborrada de San Sebastián de los adultos.

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