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Xabier Irujo: “¿1.441 víctimas de bombardeos? Es rematadamente estúpido como para que alguien se lo crea”

El historiador Xabier Irujo

Beatriz Olaizola

24 de julio de 2021 21:30 h

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Xabier Irujo (Caracas, 1967), nació en el exilio en Venezuela y es director del Centro de Estudios Vascos en la Universidad de Nevada. Hace más de diez años que comenzó a investigar sobre el bombardeo de Gernika -tanto su familia paterna como materna estaban involucradas en política cuando ocurrió el ataque el 26 de abril de 1937-, un tema “recurrente” en su casa y que siente como algo “muy cercano”. Este proceso de documentación lo llevó a interesarse por el resto de bombardeos, menos conocidos, que se desarrollaron en Euskadi durante el primer año y medio de la Guerra Civil Española. 127 pueblos fueron bombardeados entre julio de 1936 y agosto de 1937 y el 91,5% de las operaciones correspondieron al bando franquista. Son algunos de los datos que Irujo ha recogido en su última publicación, el informe 'Atlas de bombardeos en Euskadi (1936-1937)', que ha presentado este miércoles en el Instituto de la Memoria (Gogora). Asegura que creer que la cifra de víctimas fue de solamente 1.411 es “rematadamente estúpido”.

Hubo 2.042 bombardeos desde el 22 de julio de 1936, ¿fue Euskadi un 'laboratorio' de ataques aéreos durante la Guerra Civil? 

Sin duda alguna el número es astronómico. Fueron 1.209 operaciones, aunque en el frente catalán o el de Madrid se produjeran muchas más. No se puede decir que las operaciones de bombardeos en Euskadi fueran más en proporción a las de otros lugares, porque es el principio de la guerra y la aviación rebelde todavía cuenta con poco efectivos y aviones. En 1938 sobre Cataluña caen muchas más bombas porque es una aviación más amplia y tienen la experiencia de dos años de guerra previos. Ahora bien, las aviaciones de España, de la Alemania nazi y de la Italia fascista actuaban en coordinación y estrictamente bajo el mando de Franco. Sin embargo, los alemanes tenían su propia agenda y su participación en la guerra se debía a que querían testar sus aviones y pilotos para lo que ya entonces llamaban “la próxima guerra”, que sería la Segunda Guerra Mundial. 

Entonces sí se puede hablar de experimentos de guerra. 

Ellos sí los realizaron. Muchos. Pero siempre con el visto bueno y la orden expresa de Franco. Los bombardeos de Otxandio y Durango en marzo, el de Eibar el 25 de abril y el de Gernika el 26 de abril no solo forman parte de las operaciones de guerra del bando rebelde, sino que fueron experimentos tendentes a desarrollar lo que los alemanes entendían como el bombardeo perfecto, lo que sería el arma definitiva en la próxima guerra. De hecho, los alemanes bombardearon Varsovia (Polonia) siguiendo el mismo patrón que habían desarrollado en Gernika, aunque a mayor escala, y más adelante los aliados aprendieron de los alemanes y Dresde (Alemania) fue bombardea siguiendo ese mismo patrón. Este ciclo termina con las bombas atómica lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki, que es el siguiente estadio, cuando ya no hace falta que sea el bombardeo por oleadas. Es el exterminio masivo. 

Los bombardeos de Otxandio y Durango, el de Eibar y el de Gernika fueron experimentos para desarrollar el bombardeo perfecto

Ha mencionado las 1.209 operaciones de bombardeo, un poco más de la mitad que el número total de bombardeos efectuados. 

Hablamos de operaciones porque así trabajaban las unidades aéreas y es la forma más cercana a la realidad de aquel tiempo y a cómo se organizaban los bombardeos. La corriente reduccionista critica el que yo hable de operaciones porque consideran que quiero ampliar el número de bombardeos y ocurre justo lo contrario. Hay más bombardeos que operaciones. 

¿Cómo se organizaba cada operación? 

Una operación de bombardeo se deduce de una orden emitida bien desde el cuartel de Franco en Salamanca o desde el mando aéreo republicano. En esa orden se mandaba bombardear una localidad un día determinado, pero ese lugar podía ser bombardeado un mismo día varias veces por diferentes unidades aéreas. Franco ordenaba personalmente todos los bombardeos y si no lo ordenaba no se hacía. Solo hay un caso que se hizo sin permiso expreso del cuartel general, un bombardeo en un puerto secundario de las islas baleares, y generó una reprimenda importante. Para Franco era primordial tener el control absoluto de la aviación, porque eso suponía más fuerza respecto a los otros rivales que tenía al inicio del alzamiento para convertirse en caudillos. Eran bombardeos complejos y eso explica que sean 1.209 operaciones de bombardeo y pero los bombardeos lleguen a 2.042, aunque probablemente sean muchos más porque esos son los que hemos podido registrar de forma conservadora. 

¿Cómo se han desarrollado ese registro “conservador” y el proceso documentación? 

Empecé con esto hace más de diez años y mis primeras investigaciones fueron sobre el bombardeo de Gernika. Acudí a los archivos del Centro de investigación por la Paz de Gernika y a lo largo de estos años hemos llegado a recuperar decenas de miles de documentos, que se mantienen archivados hoy en ese centro. Una vez terminé la investigación sobre el bombardeo de Gernika, vi que la campaña aérea había sido muy amplia y que tuvieron lugar cantidad de bombardeos sobre los que no se sabía absolutamente nada. La mayor parte de la documentación está extraída de los partes de guerra oficiales que emitían desde el cuartel del generalísimo en Salamanca, que estaban guardado en el archivo del ejército del aire en Villaviciosa de Odón. Esas órdenes se pasaban a los aeródromos, allí se procedía a los bombardeos y cada piloto tenía su diario de vuelo. Al final del día se devolvía a Salamanca un parte con todas las operaciones que habían sido llevadas a cabo. Esa es la columna vertebral del ‘Atlas’. En él digo que son 45 archivos consultado, pero para cuando terminé ya eran casi 75. En algunos hemos encontrado solo un documento y en otros cientos e incluso miles. 

Otxandio fue una sangría, un bombardeo de terror cuyo único objetivo era hacer ver qué iba a ser aquella guerra y qué podían esperar las personas que se enfrentaban al régimen

El primer bombardeo se produjo en Otxandio. ¿Por qué?

Aquí hay dos versiones. El bombardeo lo llevó a cabo Ángel Salas Larrazabal, que fue un piloto rebelde y que luego sería miembro de la aviación alemana en el frente ruso. El hermano de este piloto escribió su historia del aire y sostengo con él una larga polémica. No estoy de acuerdo con su visión. Él defiende que Otxandio fue un objetivo estratégico donde se buscaba bombardear las numerosas unidades de infantería que iban a conquistar Vitoria. Es falso. El 100% de los testimonios que hemos recogido afirma que si bien en la plaza del frontón de Otxandio había varios vehículos de guerra estacionados, los aviones que se acercaron y ametrallaron la ciudad, liderados por Ángel Salas, se concentraron en la plaza de Andikona y no cayó ni una sola bomba ni ametrallaron los camiones, porque tenían miedo a ser disparados desde tierra. Fue una sangría, un bombardeo de terror cuyo único objetivo era hacer ver qué iba a ser aquella guerra y qué podían esperar las personas que se enfrentaban al régimen. El General Mola lo dijo bien claro en Pamplona días antes del alzamiento: había que matar indiscriminadamente a todos los que estén en contra y sembrar el terror. Eso es lo que ocurrió en Otxandio cuatro días después. 

Sin embargo, la mayor parte de los bombardeos registrados fueron bombardeos tácticos (un 63,9% del total). 

En 1937 se había desarrollado mucho el bombardeo aéreo, pero se utilizaba principalmente como sustituto de la artillería, por lo que la mayor parte de los bombardeos fueron sobre unidades del frente. Ahora, hay una gran diferencia entre el bando rebelde y el bando republicano. Casi el 86% de los bombardeos republicanos son tácticos, mientras que en el bando rebelde lo son solo el 61%. Eso indica que la aviación republicana sí cometió bombardeos de terror, pero muy pocos, concretamente ocho, mientras que el bando rebelde ejecutó uno 300 bombardeos de terror, lo que supone casi un tercio del total. Eso es preocupante y nos da una idea de cuál era la naturaleza de aquel movimiento, sanguinario, totalitario y ajeno a cualquier medida vinculada a la protección de la vida humana. 

Y en el primero de los bombardeos republicanos se lanzó un saco de piedras…

Eso es una metáfora de la guerra. En la ofensiva de primavera, que fue la más fuerte, más del 90% de los bombardeos son rebeldes y fue su superioridad aérea lo que explica la caída de Bilbao. Es el primer factor y el decisivo. Hitler mismo lo dijo de forma muy elocuente: “A Franco se le ha olvidado erigir un monumento a los Junker 52, que le dieron la victoria no solo en Bilbao, sino en el conjunto de la península”. La superioridad aérea decidió la guerra. 

El gobierno rebelde no registró ni un solo cuerpo debajo de las ruinas ni en el bombardeo de Gernika, ni en el de Durango, ni en ningún otro. Los muertos fueron muchos más

También la ayuda alemana e italiana.  

El apoyo no fue solo sustancial, sino determinante y lo que les dios la victoria a los rebeldes. Las relaciones con el bando italiano se iniciaron en febrero de 1936, con la compra de aviones para bombardeos. El apoyo la Alemania nazi fue un poco más tarde. Franco necesitaba aviones y también poder. El General Mola contaba con el apoyo de los tradicionalistas y eran ellos los que habían contactado con el bando italiano, y el generalísimo vio que él precisaba aviones para pasar a sus hombres a la península ibérica. También le interesaba el apoyo de la Alemania nazi de forma personal, como un arma ya no solo frente al República, sino dentro del movimiento, para hacerse un sitio. La historia de cómo consiguió ese apoyo es curiosa.

¿Cómo se gestó?

Primero, envió a un oficial, sin ninguna preparación, a Berlín, junto con una carta en la que solicitaba aviones a Hitler. Todo estaba tan mal gestionado que Hitler no se encontraba en Berlín cuando llegó el oficial en julio de 1936. Finalmente, este termina en la oficina de Hermann Göring y acepta enviar los aviones que necesitan. En ese momento Hitler estaba en la ópera, viendo Sigfrido, de Wagner. En ellas, una de las protagonistas, Brunilda, una bella durmiente, es castigada y retenida dentro un círculo de fuego y es el héroe, Sigfrido, quien rompe el círculo de fuego, besa a la doncella y la salva. Hitler salió entusiasmado de la ópera y cuando recibió la llamada desde Berlín para informarle de que había un oficial español solicitando apoyo, en contra de la opinión de los jefes de estado mayor alemanes, decidió que sí enviarían aviones. La operación se llamó ‘círculo de fuego, porque España iba a ser la Brunilda atrapada de Alemania y Alemania el héroe Sigfrido de España. 

El abril de 1937, el 90% de la aviación al servicio de Franco, en el conjunto de la península ibérica, era de origen alemán e italiano

¿Cuántos aviones enviaron? 

En el primer envío no muchos. Algunos aviones de transporte y otros pocos de ataque tierra para trasladar a las tropas de los aeródromos de Marruecos a Sevilla. Serían entre 10 y 20 aviones. El abril de 1937, cuando se desarrollaba la ofensiva sobre el frente vasco, el 90% de la aviación al servicio de Franco, en el conjunto de la península ibérica, era de origen alemán e italiano. De esto se concluye que no fue solo una Guerra Civil. Ninguno de los pilotos que bombardeó Gernika era español o vasco, eran alemanes e italianos. Lo que en origen era una guerra entre dos bandos españoles, fue determinada desde fuera, sobre todo desde Alemania. Nadie quería una Segunda Guerra Mundial y en 1937 se permitió que Hitler y Mussolini participaran activamente a favor de Franco a cambio de ganar unos años para rearmarse. El término Guerra Civil es el que ha permanecido, pero no lo fue. Franco taxativamente defendía que aquello era una guerra internacional contra el comunismo. 

Una de las ciudades en las que más ataques hubo fue Irún, con 33 bombardeos. ¿Por qué era un objetivo? 

Esto ocurre en el contexto de las primeras batallas de la guerra y el objetivo de los rebeldes era cortar la comunicación con la república francesa y el acceso a armas u otro tipo de suministros que podían pasar por esa frontera. El objetivo estratégico de Irún es claro. Ahora, algunos de los bombardeos fueron de terror y afectaron al centro urbano de la ciudad. Todavía hay quien defiende que Irún lo destruyeron la CNT y los dinamiteros, y no es cierto. Después de 33 bombardeos no quedaba mucho por quemar ya.  

Durante la presentación del informe, se mencionó la cifra de 1.441 personas que murieron a consecuencia de los bombardeos. 

En este aspecto también hay una horrible polémica por parte de la corriente reduccionista. El único registro sobre víctimas mortales causadas por la aviación en suelo vasco es el registro que hizo el Gobierno Vasco en abril de 1937, no hay otro registro oficial. Allí se cita que la aviación rebelde causó, aproximadamente, unas 3.400 víctimas en el mes de abril y de ellas 1.654 en Gernika. Además, el informe subraya que estas localidades fueron tomadas por los rebeldes justo después de los bombardeos y no tuvieron tiempo de recuperar los cuerpos que quedaban bajo las ruinas y por lo tanto las víctimas serían muchas más. El gobierno rebelde no registró ni un solo cuerpo debajo de las ruinas ni en el bombardeo de Gernika, ni en el de Durango, ni en ningún otro. Los muertos fueron muchos más. 1.441 es el número de personas registradas con nombre y apellido de las que queda noticia, porque en muchos casos los pueblos estaban repletos de gente que venías de otras partes y moría y no se podía registrar. Que el saldo de los bombardeos sea solo 1.441 personas es rematadamente estúpido como para que alguien se lo crea. Si eso hubiera sido así, hoy no habría bombardeos aéreos, sería demasiado caro. Los bombardeos ocurren porque son una forma efectiva y barata de ganar guerras. Si negamos la documentación histórica y reducimos el número de víctimas lo que estamos haciendo es enterrar las personas por segunda vez, cuando ya han sido olvidadas por la historia. Ya no es un tema historiográfico. Es un tema ético. 

¿Es necesaria una Ley de Memoria Histórica y Democrática de Euskadi? El anuncio de llevar el anteproyecto de ley al Consejo de Gobierno coincidió con la presentación de su 'Atlas'.  

Es un paso adelante y es importante, pero estamos a 84 años de los hechos y el paso se está dando tarde y de forma incompleta. Esta ley nos va a permitir avanzar aún más en este tipo de acciones, pero no deja de ser todavía un solo paso en la dirección a una situación ideal futura, donde se evite que una fundación en honor al dictador, y que pretende glorificarlo, esté, por ejemplo, en posesión de documentos públicos. Hay muchos rincones que es difícil abarcar con una sola ley, pero debemos ser optimistas y pensar que estamos avanzando, sin olvidar que han pasado 84 años y que los hijos de una persona que murió en el bombardeo de Gernika no han podido saber que ocurrió realmente. Vamos dos generaciones tarde. 

No se puede decir que las operaciones de bombardeos en Euskadi fueran más en proporción a las de otros lugares, porque es el principio de la guerra y la aviación rebelde todavía cuenta con poco efectivos y aviones.

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