Los reyes del ibérico extremeño ponen en marcha un macromatadero que sacrificará hasta 450.000 cerdos al año
Hasta ahora en Extremadura se producía una paradoja llamativa: la región cría al 40% de los cerdos ibéricos de toda España pero en su territorio solo se sacrifica al 14% de estos animales. El resto van hasta las instalaciones de la sierra de Huelva, Sevilla, Córdoba y en la provincia de Salamanca, con la consiguiente pérdida de competitividad para el sector de esta región.
Sin embargo, esta situación va a cambiar con la entrada en servicio de un matadero, el mayor complejo industrial de transformación del suroeste ibérico, en Zafra (Badajoz), en plena Ruta de la Plata entre Jabugo (Huelva) y Guijuelo (Salamanca), el epicentro del ibérico en nuestro país. Unas instalaciones inauguradas este jueves por el ministro de Agricultura, Luis Planas, que se han ganado el prefijo de 'macro' por los números que maneja en cuanto a inversión, empleo y sacrificios de animales, y porque detrás de este proyecto se encuentran siete de las empresas más importantes del sector, algunas extremeñas y todas con centros industriales en la comunidad.
Señorío de Montanera, Montensano, Ibercom, Campofrío, Cárnicas Villar, Estirpe Negra (Argal) y Grupo Alejandro Miguel se han unido para crear el Complejo del Ibérico de Extremadura (Cibex) con un consejo de administración con participación 100% privada, aunque al principio del proyecto se intentó la entrada en el accionariado de la Sociedad para el Desarrollo Industrial de Extremadura (Sodiex) –una mercantil estatal que apoya iniciativas empresariales entrando a formar parte de su capital social de forma minoritaria y temporal)– y de Extremadura Avante, el instrumento de la Junta para financiar determinados proyectos empresariales.
Finalmente, la puesta en marcha del macromatadero en Zafra ha supuesto un desembolso de 28 millones de euros, según ha explicado su director, Eduardo Corchero, a elDiario.es Extremadura, y ha contado con seis millones en ayudas de la Junta de Extremadura a través de la línea de incentivos agroindustriales.
Es decir, algo más del 21% de la inversión se ha realizado con fondos públicos, y es que el Gobierno de Guillermo Fernández Vara siempre ha mostrado su apoyo a esta iniciativa porque “permitirá el desarrollo del sector porcino, en general, y del ibérico, en particular”, y conseguirá que una gran parte del valor añadido se quede en Extremadura porque ya no se realizará solo la cría de los cerdos en la dehesa, ahora se podrán sacrificar, despiezar, transformar y curar en la comunidad. Y eso significa empleo: en concreto las instalaciones arrancan con 70 trabajadores y se calcula que llegarán a ser 200 empleos directos y casi un millar indirectos. Pero el argumento de la creación de puestos de trabajo no convence a todo el mundo.
El macromatadero sacrificará a unos 300.000 cerdos al año, pero cuando alcance su plena capacidad de funcionamiento alcanzará las 450.000 muertes anuales, más de 2.000 cochinos al día. Actualmente se sacrifican en Extremadura unos 350.000 animales, así que las instalaciones de Zafra duplicarán esa cifra, según Corchero.
Mataderos móviles
Por ello, junto al nacimiento de Cibex surgió la plataforma 'Stop macromatadero de Zafra', que lamentó que con dinero público se contribuyera a acabar “con tantas vidas diarias de forma violenta por la insaciable sed de beneficios de esta industria”. La plataforma ha recogido casi 53.000 firmas en una web, aunque aclara que no se trata de estar “en contra de Zafra, ni de sus ciudadanos”, sino que abogan por un crecimiento económico “a través de negocios sostenibles”.
En este sentido, Ecologistas en Acción Extremadura también ha propuesto una alternativa para acabar con la “situación de dependencia” de los ganaderos de la comunidad, pero sin dejar fuera a los pequeños productores. A su juicio, el modelo pasa por crear mataderos móviles para evitar que los ganaderos tengan que acudir a los grandes mataderos con la pérdida de rentabilidad para estas pymes por los costes de transporte, combustible y alquiler de las instalaciones, “afectando al valor diferenciador que tiene la carne producida de forma sostenible”.
Pero el director de Cibex ha defendido que este complejo industrial también va a reducir la huella de carbono en el sector al evitar que miles de cerdos salgan cada día hacia otras comunidades autónomas para ser sacrificados y transformados, algo de lo que no solo se van a beneficiar los grupos empresariales y cooperativas que han impulsado las instalaciones porque el espacio se va a abrir a otros ganaderos de Extremadura “y de las regiones que lo necesiten”.
Residuos y consumo de agua
Las críticas ecologistas también han venido por la cantidad de agua potable que necesita el macromatadero, aunque según la Junta adujo en el informe de impacto ambiental, “no se prevén impactos adversos significativos en el medio ambiente”. No obstante, la Dirección General de Sostenibilidad también apunta a que para abastecer sus necesidades hídricas la empresa deberá solicitar una concesión de aguas públicas, independientemente del abastecimiento municipal y que su otorgamiento estará supeditado a la existencia de recurso hídrico suficiente.
En el resumen no técnico que Complejo del Ibérico de Extremadura presentó a la Junta en abril de 2019 para la autorización ambiental integrada, la empresa reconoce que su actividad requerirá un “importante” consumo de agua. El consumo estimado de la red pública es de 934 metros cúbicos al día, la mayor parte para las cuadras, camiones, salas de proceso y cámaras frigoríficas.
Pero ese informe también explica que ese consumo “generará un alto volumen de aguas residuales” que la empresa quiere “mitigar” con una estación depuradora de las aguas residuales industriales, que podrá “disminuir notablemente” la contaminación.
Cibex también reconoce que un matadero de esas dimensiones producirá muchos residuos. Entre ellos: 2.500 toneladas anuales de fango, 100 toneladas de plástico, 270 toneladas al año de residuos procedentes de tejidos de animales y mil toneladas de heces, orinas y estiércol.
Exportación hasta 35 países
No obstante, la puesta en marcha de Cibex es vista como una buena noticia para el sector. Es el caso de la Denominación de Origen 'Dehesa de Extremadura, cuyo director técnico, Álvaro Rivas, considera que será una oportunidad para la internacionalización del ibérico, lo que a su vez es una de las motivaciones de los promotores.
Al tratarse de unas instalaciones con homologación sanitaria para la exportación, los productos del cerdo (no solo jamones) podrán llegar a más de una treintena de países, con la vista especialmente puesta en China, India y Estados Unidos. “ Y de esa comercialización al exterior se podrán beneficiar también en unos dos años los pequeños y medianos industriales que ahora lo tienen más complicado”, según Rivas.
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