Miles de personas salen a la calle para pedir que pare la proliferación de proyectos eólicos en Galicia
Miles de personas han salido a la calle en Santiago de Compostela para manifestarse contra lo que consideran una “invasión eólica” de Galicia. Una marcha salió a mediodía de la Alameda y llegó hasta la Praza do Obradoiro, convocada por más de veinte entidades, encabezadas por asociaciones ecologistas como Adega y la Federación Ecoloxista Galega o el sindicato CIG. El lema era “Eólica, ¡así no!”. También han respaldado la protesta los líderes de los partidos de la oposición en el Parlamento de Galicia, Ana Pontón (BNG) y Gonzalo Caballero (PSdeG), y el diputado de Galicia en Común en el Congreso Antón Gómez-Reino.
El presidente de la entidad ecologista Adega, Roi Cuba, ha criticado el impacto sobre el territorio que tienen los proyectos que están planeados en la actualidad y ha explicado que lo que piden es que se paren para hacer una evaluación ambiental estratégica y que se derogue el plan sectorial de Galicia. Según Cuba, más de 200 parques de aerogeneradores “están cayendo” ya porque la intención es levantarlos en zonas de “gran valor ecológico” y patrimonial. Este tipo de energía renovable, agregó, “no carece de huella ecológica”.
Pontón aseguró antes de participar en la marcha de este sábado que el modelo de la Xunta supone un “expolio” de la riqueza eléctrica gallega. Los parques eólicos deben ser “respetuosos con el medio ambiente” y con el entorno rural, reclamó. Gonzalo Caballero se pronunció en el mismo sentido y pidió un desarrollo “equilibrado”: “No podemos buscar un modelo eólico en el que los costes os tengamos que asumir entre todos y los beneficios sociales los lleven solamente algunas grandes empresas.
La proliferación de proyectos eólicos en territorio gallego ha provocado que en los últimos años asociaciones vecinales y ecologistas, sindicatos agrarios y ayuntamientos hayan dado inicio a una batalla legal contra muchos de ellos. Varios expertos señalan a la Xunta y a las modificaciones normativas recientes. Permiten, según denuncian, que se desarrollen proyectos en todo el suelo rústico sin protección específica.
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