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Monfero, el municipio gallego en el que la energía limpia se convirtió en una pesadilla para el ecologismo

Vecinas de Monfero recogen firmas contra el proyecto eólico.

Paloma Martínez Varela

24 de junio de 2021 06:01 h

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Iberdrola ha elegido un enclave único para situar uno de los muchos parques eólicos que proyecta sobre Galicia. El Parque Natural Fragas do Eume se considera uno de los bosques atlánticos caducifolios mejor conservados de Europa. Más de 9.000 hectáreas a orillas del río Eume forman este paisaje, en el que el intenso verde gallego lo baña todo, que pronto podría cambiar su 'skyline' natural por las aspas de unos aerogeneradores de 180 metros, a la altura de los rascacielos más altos de Benidorm.

“Sentimos que vienen a robarnos las tierras para vendernos después electricidad, es como si de pronto nos expropiaran porque viene alguien externo a mandar sobre lo nuestro”, lamenta Iñaki López, uno de los 1.907 vecinos que según el padrón municipal vive en Monfero, el municipio afectado. Conocieron los planes de Iberdrola hace a penas un mes a través del BOE, no recibieron ningún tipo de comunicado por parte de instituciones o la propia eléctrica, y desde entonces creen estar “viviendo una pesadilla”. Fueron Cristina Vila y Vanesa Castro las primeras vecinas en dar la voz de alarma y convocar a los afectados. “Hay muchos ganaderos y personas que viven de la tierra, que tienen huertas o montes plantados. Cada uno empezó a preocuparse por lo suyo, pero nos dimos cuenta de que salvando lo tuyo salvabas lo del otro también”, comenta Iñaki López. De esa unión vecinal nació la plataforma Monfero di NON, para visibilizar el problema de la comunidad al margen de partidos políticos.

El anteproyecto hecho público por Iberdrola describe un parque eólico de 13 molinos en la sierra de Queixeiro, a escasos 500 metros de las viviendas –la distancia que marca el plan eólico gallego– y en un perímetro que incluye 35 lugares habitados con casas, granjas, negocios, lugares de interés turístico como las Cantinas do Eume o el camping Fragadeume e incluso los monasterios de Caaveiro y Monfero. Además, la superficie perimetrada forma parte de la Red Natura 2000 para la conservación de la naturaleza en la Unión Europea.

El plan, con una inversión de casi 60 millones, también incluye una línea de alta tensión que ocupa 40 metros de ancho a lo largo de 45 km para evacuar hasta la central de Mesón do Vento la energía generada, atravesando montes, fincas, huertas, humedales o lo que se interponga en su camino. “Nos parece imposible que vayan a sacar la línea de alta tensión por encima de la reserva del Mandeo y las Mariñas coruñesas, que son reserva de la biosfera, y que además hayan incluido los monasterios en la poligonal”, comenta López. 

“Lo que más nos impactó es que llegan aquí con una corbata verde, te dan un mes para alegar y un documento de 1.200 folios en un lenguaje al que no estamos acostumbrados. La gente no tenía la información”, se queja el vecino, que aclara que desde la plataforma Monfero di NON no se oponen a las energías renovables, sino a la mala praxis. “Antes de hacer un proyecto que afecte a la vida de la población, tiene que haber un diálogo, un proceso participativo”, reclama mientras destaca la actitud de superioridad que ha mostrado la eléctrica. “Además, han venido en la peor época para los ganaderos”, añade.

Entre plantar el maíz, producir el silo, recolectar huertas en plena producción y con pocas horas de sueño, los vecinos han conseguido reunir más de 2.000 firmas y se organizan para presentar alegaciones y personarse contra la eléctrica. Un proceso para el que se han ayudado de gente que ya ha pasado por lo mismo en otros municipios cercanos.

Este proyecto de Iberdrola también es responsable de un hito municipal histórico: la unión de las tres formaciones políticas locales, PSOE, PP y BNG, en rechazo a la instalación de los aerogeneradores “por considerar que afectan gravemente a las propiedades de la vecindad, a su calidad de vida, a su salud, a la flora y a la fauna”. Así se recoge en un comunicado aprobado por unanimidad en el pleno y remitido tanto a la Xunta como al Ministerio de Transición Ecológica en el que se pide a la Consellería de Economía, Emprego e Industria que reforme el plan eólico de Galicia y declare Monfero territorio libre de futuros parques eólicos. “No fue difícil ponernos de acuerdo, visto que había mucho descontento vecinal y mucha intranquilidad y dudas. El tema también requiere unión y hubo muy buena disposición, todos tenemos claro que rechazamos el parque”, cuenta Alberto Cortizas, portavoz del PSOE y teniente de alcalde de Monfero.

La Xunta ha mostrado ya su posición contraria al proyecto con un informe negativo por “estar fuera de las áreas del plan sectorial eólico de Galicia”. Sin embargo, la responsabilidad última corresponde esta vez al Gobierno central, por tratarse de un proyecto con una potencia superior a los 50 MW (58,5 MW). “La delegación del Gobierno nos transmitió tranquilidad, aunque está claro que luego el Ministerio puede hacer lo que quiera”, comenta el teniente de alcalde.

Desde Monfero di NON recuerdan que tan solo los propietarios de los terrenos y el Ayuntamiento recibirán remuneraciones, “muy bajas”, por la instalación, pero que la energía no va a ser más barata en la zona ni se generarán puestos de trabajo. “Al contrario, hay vecinos que ya dicen que si llegan los molinos, ellos se marchan”, aseguran. Temen que la instalación de estas infraestructuras repercuta no solo a nivel medioambiental sino también económico, al desvalorizar sus propiedades, y a la calidad de vida del lugar, debido al alto impacto visual y emocional. “Es una desgracia medioambiental, económica y emocional. No hay dinero que pague esto”, valoran.

Carta de los niños a la vecina Yolanda Díaz

“Eu non quero ser unha nena Iberdrola”, no quiero ser una niña Iberdrola, le decía hace unos días una alumna de segundo de primaria del CEIP Virxe da Cela do Xestal, el colegio de Monfero, a su profesora. Una frase que hizo saltar las alarmas dentro del centro, sobre cómo el parque eólico ya está afectando también –antes de su instalación– a la tranquilidad de las niñas y niños del municipio. Lo habían oído en sus casas y hablaban de que Iberdrola iba a ser dueño de sus casas y sus tierras. El equipo docente, hasta entonces ajeno al problema, entendió lo que suponía para el alumnado y decidió apoyarlo en sus preocupaciones, enviando a cada familia un modelo de alegación con una nota informativa.

Las niñas y niños de Monfero han querido tener voz propia en esta lucha y, además de pancartas y concentraciones, en los últimos días de curso han redactado una carta manuscrita a la vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz, originaria de un municipio cercano. “Nuestros familiares adultos están protestando con firmas y alegaciones pero nosotros no podemos hacerlo por ser menores de edad. Es por eso que acudimos a usted para que sea nuestra voz ante la institución que corresponda”, le piden a Díaz tras exponerle los problemas que supondrá el parque eólico en su día a día.

“El tema de las energías renovables se trabajó en las aulas y son muy conscientes de lo que significa este proyecto”, explica la profesora de cuarto de primaria Carmen Espiñeira, una de las implicadas en esta iniciativa. Asegura que el alumnado está muy concienciado a favor del autoconsumo y en general es contrario al negocio especulativo de las grandes eléctricas. Pasarán las vacaciones a la espera de una respuesta de la ministra Díaz.

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