Entrevista

Néstor Rego, diputado del BNG: “Si de nuestro voto depende, ni Feijóo ni la ultraderecha van a gobernar nunca”

Daniel Salgado

11 de julio de 2023 22:42 h

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Néstor Rego (O Vicedo, 1961) fue el voto del BNG a favor de la investidura de Pedro Sánchez y del gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos. Único diputado del nacionalismo gallego de izquierdas en el Congreso durante la pasada legislatura, la demoscopia augura que a partir del 23 de julio tendrá compañía. “Estamos en una fase de crecimiento que, por ahora, no tiene techo”, asegura. Su opinión sobre el Ejecutivo bipartito es extremadamente crítica por lo que considera compromisos incumplidos. Rego alerta además de que esa decepción se extiende a votantes de izquierdas que “pueden quedarse en casa” estas elecciones. No obstante, está convencido de que la derecha y la ultraderecha no van a gobernar. “Si del voto de las diputados y diputados del BNG depende, ni Feijóo ni la ultraderecha con la que ahora va de ganchete van a gobernar nunca el Estado español”, señala.

Todavía esta semana el presidente de la Xunta de Galicia le recriminaba a Ana Pontón que el BNG había sido el único partido nacionalista del Estado que no había conseguido nada del gobierno de Pedro Sánchez.

Resulta sorprendente que el PP diga algo así. Cuando el BNG tenía un diputado, ellos tenían 10. En legislaturas anteriores, con esa cifra y gobiernos del PP, no parece que consiguieran mucho. El BNG arrancó un acuerdo de investidura que desbloqueó la agenda gallega y puso sobre la mesa la solución a problemas que llevaban décadas esperando. Una parte está ejecutada o en ejecución: los descuentos de la AP-9, la liberación del peaje entre Vigo y Redondela, el dragaje de la Ría do Burgo, la conexión ferroviaria con el Porto Exterior de A Coruña o la modernización de la línea entre Ourense y Lugo. No deja de ser sarcástico que el PP hable de la utilidad del BNG.

¿Qué falta?

Una parte de ese acuerdo de investidura no fue cumplido. Lo lamentamos, pero es evidente que la responsabilidad es de los partidos que formaron el gobierno, PSOE y Unidas Podemos. Está pendiente, por ejemplo, la modernización de la línea ferroviaria interna, A Coruña-Lugo, A Coruña-Ferrol, la salida sur de Vigo o el by-pass de Betanzos. ¿En política social? Saldar la deuda con la ley de dependencia, alrededor de 200 millones, crear juzgados de violencia de género o convocar la comisión mixta de transferencias para las competencias pendientes.

¿El Gobierno gallego solicitó esto último?

En eso se escudó el Partido Socialista, en que el PP desde el Gobierno gallego no las pedía. Pero el Ejecutivo central cumpliría su parte solo convocando la comisión y abriendo ese proceso. Dentro de esas transferencias nos preocupa la AP-9, claro, motivo de acuerdos unánimes en el Parlamento de Galicia. Desde febrero de 2021 hubo un bloqueo sistemático en la comisión parlamentaria. Se debe a ese comportamiento bipolar de las fuerzas estatales, que dicen y votan una cosa aquí y otra en Madrid.

Si vuelve a haber mayoría de izquierdas y progresista en el Congreso y PSOE y ahora Sumar piden de nuevo el apoyo del Bloque, ¿cuáles serán sus dos o tres reclamaciones principales para apoyarlos?

En primer lugar, si de los votos de los diputados y diputadas del BNG depende, la derecha no va a gobernar nunca en el Estado español. Ni Feijóo, ni Feijóo con la ultraderecha con la que ahora va de ganchete. Ya lo demostramos hace cuatro años, cuando nuestro voto sirvió para evitar una repetición electoral que diese oportunidades a la derecha. Pero tampoco vamos a dar un cheque en blanco a nadie. Hemos hecho público un decálogo sintético, pero por destacar dos o tres cosas, tenemos que recuperar el déficit histórico en infraestructuras y equipamientos, lo que implica situar la inversión en el umbral de los dos mil millones en que estuvo en 2008, 2009 y 2010, y que progresivamente PP y PSOE rebajaron a menos de 1.000 millones.

Esa caída está relacionada con las obras del tren de alta velocidad.

Ese es el pretexto que puso el PSOE para justificar lo que fue claramente una discriminación con Galicia en 2021. Los presupuestos de ese año reducían un 11% los últimos del PP, en 2018. Y el propio PSOE los había calificado de bofetada a Galicia. Pero es que esa bajada se produjo en un contexto de subida generalizada en el resto del Estado español. La mayor parte de las comunidades autónomas subieron por encima del 50%. Además, las obras del AVE no están acabadas. Falta la variante de Ourense.

¿A qué atribuye esa actitud del PSOE?

Otras fuerzas soberanistas que, por su mayor peso numéríco y político, han llegado a más acuerdos con el PSOE, lo han expresado así: el PSOE al final solo cumple si le obligas a cumplir. Por eso solicitamos a la sociedad gallega que dé más fuerza a Galicia y más representación al BNG.

La correlación de fuerzas.

Es así. En otros términos, cuantas veces escuchamos decir “que bien negocian los catalanes y los vascos, que consiguen cosas para sus países”. No es que sean mejores ni peores que nosotros, la diferencia está en que tienen grupos políticos propios y fuertes.

Después del voto a favor del gobierno de coalición en 2019, ¿el BNG se sintió parte de eso que se llamó el bloque de investidura?

Nosotros hicimos un acuerdo de investidura, no de legislatura. Cumplimos nuestra parte, votamos a favor de la investidura de Sánchez y reclamamos que cumpliesen su parte. A partir de ahí no teníamos más compromisos. La actuación del BNG consistió en apoyar las medidas que consideramos positivas, que beneficiaban a nuestro país y a las mayorías sociales de Galicia y del Estado español. Votamos en contra de aquellas que consideramos negativas. Y nos abstuvimos en otros casos porque consideramos que había elementos negativos y positivos. Actuamos con independencia de criterio.

¿Por ejemplo?

Votamos a favor de la ley de solo sí es sí, o de la ley de salud sexual y reproductiva, o de la que crea los impuestos a las energéticas, la banca y las grandes fortunas a pesar de que rechazaron nuestras enmiendas para que en vez de ser temporales fuesen permanentes. Por cierto, ahora algunos que votaron en contra de nuestras enmiendas llevan en su programa hacerlos permanentes.

Incluso Feijóo ha dicho que, si gana, tal vez no los retire.

Nos abstuvimos en la Lomloe. Y votamos en contra de las tres reformas en materias de pensiones, porque fueron muy regresivas. Había un compromiso de recuperar derechos en las pensiones y derogar el acuerdo de 2013. El Gobierno no solo no lo cumplió, sino que consolidó la jubilación a los 67 años, las penalizaciones a las jubilaciones anticipadas y aumentó el período de cómputo. Y votamos en contra de la modificación de la reforma laboral porque no derogó la reforma laboral del PP.

A la vista de la evolución positiva los datos de empleo, ¿volvería a votar en contra?

Todos los grupos de izquierda votamos en contra.

Menos Unidas Podemos.

Ya, pero la reforma era de ellos. Había un compromiso de derogar íntegramente la reforma laboral del PP. No quisieron negociar la propuesta que hicimos con Esquerra, Bildu y CUP. Aprobaron la suya por decreto, o sí o no. Solo derogaron la ultraactividad de los convenios, que no es lo más relevante, y modificaron parcialmente la prevalencia de los convenios de sector sobre los de empresa en relación a los salarios. Y después modificaron el tipo de contratación. Hubo un cierto engaño estadístico: las contrataciones temporales pasaron a contratos fijos discontinuos. Los contratos fijos discontinuos computan como indefinidos, pero eso no quiere decir que la gente que tiene contratos fijos discontinuos trabaje más.

Sí tiene más derechos.

Pero el tema de la contratación es aparte. Los aspectos más nocivos siguen vigentes: el abaratamiento del despido de 45 a 33 días, la eliminación del salario de tramitación, la autorización previa administrativa dos ERE. Tanto es así que ahora Feijóo dice que no la va a tocar.

El BNG también ha sido muy crítico con la política exterior del Gobierno.

Podría ser perfectamente la del PP, y en muchos aspectos puede que peor. Por ejemplo, en el giro que se produjo sobre el Sáhara, del que todavía no sabemos las causas últimas. Se habla mucho de Pegasus y de la información que pueda haber ahí. Hubo, a nuestro juicio, un sometimiento a los intereses norteamericanos. Por ejemplo, en la posición que se defendió en relación con la guerra de Ucrania y, especialmente, en el exagerado incremento del gasto militar, el mayor de la historia. Renuncien a ese gasto, hay otras prioridades, y destinen esos recursos a políticas sociales. También reclamamos una posición independiente del Estado español favorable a buscar una solución de paz en Ucrania.

La semana pasada, el PP acusaba al BNG de ser poco menos que partidarios de Putin, a pesar de las declaraciones que ha aprobado -por ejemplo, en la Deputación de A Coruña- que condenan la invasión de Ucrania.

El PP es la fuerza política de la descalificación permanente. Utiliza siempre trazos gruesos sin importarles si falta o no a la verdad. Nos han acusado de votar en contra de cosas que votamos a favor y al revés. Nosotros lo que reclamamos es una política independiente, favorable a buscar soluciones de paz por la vía diplomática, de la negociación y el diálogo. Como por cierto hoy está la inmensa mayoría de los mandatarios de los países del mundo que tienen un criterio que no sea someterse a las políticas de Washington. Particularmente es la posición que está defendiendo Lula.

¿Cree que hay posibilidades de que la extrema derecha entre en el Gobierno del Estado?

Posibilidades hay siempre, pero creo que no va a suceder. Sí quiero aclarar una cuestión. Muchas veces se nos dijo, cada vez que criticábamos al gobierno, “cuidado que mirad lo que hay enfrente, la derecha y la ultraderecha”. La realidad es que quien las favorece es quien establece promesas electorales que después no cumple. El otro día me preguntaban si yo percibía el aumento del apoyo social a la derecha y la ultraderecha. Yo no lo veo, desde luego no en Galicia. Lo que veo es que hay segmentos de la sociedad que votaban fuerzas de izquierda que están desmovilizados y que puede ser que queden en casa porque están defraudados por esos incumplimientos. Derogar la ley Mordaza, este gobierno fue el que más la aplicó. Acabar con la impunidad del franquismo, no lo hicieron con la Ley de Memoria Democrática.

¿Tampoco esta le parece un avance?

Se habían comprometido a acabar con la impunidad del franquismo, no lo decimos nosotros.

Habría que derogar la Ley de Amnistía.

Los artículos 2 E y F y modificar el Código Penal. No lo quisieron hacer. Los familiares de Moncho Reboiras presentaron una denuncia contra 26 personas por el asesinato. Fue archivado por la juez con el argumento de que la Ley de Amnistía no permitía juzgarlo. La mayoría de asociaciones de memoria histórica criticaron la ley. Pero si hay gente decepcionada con los incumplimientos del gobierno, en Galicia hay una alternativa seria y coherente, el BNG.

Como su compatriota gallego, ¿quién diría que es Feijóo?

Feijóo es un gran fraude y se está destapando como tal. Con la inestimable colaboración de cierta progresía mediática y política madrileña, llegó a la presidencia del PP con aura de moderado y buen gestor. La cuestión es que en Galicia ya sabíamos que no era ni una cosa ni la otra. De moderado nada, es camaleónico cuando le interesa pero es muy reaccionario y españolista. Estuvo con Vox en la plaza de Colón. Cuando llegaban las elecciones gallegas esconde la bandera española, saca la gallega y Galicia, Galicia, Galicia [lema electoral del PP gallego]. Y buen gestor, como no sea para las empresas privadas que quieren hacer negocio con los servicios públicos... Esa imagen no se ajusta a la realidad, por eso es un gran fraude. Incluso esa imagen de persona solvente es un fraude. Aquí ya le habíamos escuchado decir auténticas barbaridades.

Tal vez en Galicia se supiese, pero aún así obtuvo cuatro mayorías absolutas consecutivas en la comunidad.

Aquí hay un ecosistema mediático muy controlado por el PP. Es así. No es que lo digamos nosotros, es que lo denuncian los trabajadores de la CRTVG, que llevan cinco años continuados de protestas todas las semanas. A pesar de que haya una preeminencia de la derecha mediática, incluso de la Brunete mediática, en el Estado español, con más diversidad, más pluralidad informativa, no es posible seguir tapando esa insolvencia y esas posiciones.

¿Ve posible un cambio en la Xunta de Galicia, el año que viene como muy tarde?

No solo lo veo posible, lo veo claro. Estamos en la buena dirección. Tenemos un PP que, con independencia de lo que suceda ahora -y estoy convencido de que no va a llegar al gobierno-, en Galicia está desgastado. Y tenemos un BNG en fase de crecimiento que por ahora no tiene techo. Hay una buena valoración del BNG, de sus políticas y de Ana Pontón.

Pero en la otra pata de la oposición, el PSdeG, hay una situación como mínimo de interinidad.

Cada uno tiene que hacer su trabajo, no le voy a decir yo lo que tienen que hacer. Sabemos que se equivocaron de enemigo muchas veces y en el Parlamento de Galicia, en vez de hacer oposición al PP, la hacían al BNG.

¿Ha notado que eso se acentuase en los últimos tiempos?

Ellos sabrán por qué. Seguramente no asumieron de buen grado la posición activa y determinante del BNG en el Congreso, que los dejaba en evidencia. Ni tampoco que en unas elecciones gallegas el BNG les pasase por delante y quedasen como tercera fuerza del Parlamento.

Después lo que pasó en el BNG en los últimos 11 o 12 años, escisiones incluidas, ¿qué supone que Beiras pida el voto para el Bloque?

Es la constatación de que hoy el BNG se ve como la única fuerza con capacidad política, desde la coherencia nacionalista y de izquierdas, de enfrentar a la derecha y la ultraderecha y, en Galicia, de derrotar al PP. Y dejando atrás diferencias importantes que hubo, es muy positivo que existan esos pronunciamientos públicos de voces relevantes. De lo que se trata es de establecer una Galicia diferente, que confíe en sus propias fuerzas y tome el futuro en sus manos. Que surjan voces relevantes que pidan el apoyo al BNG es muy positivo.