Feijóo se aferra a la crítica al Gobierno central y retrasa las medidas de la Xunta en una semana en que han muerto 99 personas
Galicia acaba de pasar una de las peores semanas de la epidemia de coronavirus que llegó a la comunidad entre finales de febrero y comienzos de marzo. La Xunta comunicó la muerte de 99 personas entre el 15 y el 21 de enero. Solo durante las tres semanas que separaron el 27 de marzo del 17 de abril de 2020 se registraron peores cifras. Y todo apunta, así lo dejó entrever este jueves el presidente gallego, que la situación puede todavía agravarse. Sin embargo, Feijóo ha optado por el estatismo: crítica con dureza al Gobierno central por su negativa a que las comunidades adelanten el toque de queda pero no agota todas las medidas de las que dispone en su ámbito competencial.
“Si el toque de queda funcionase a partir de las 20.00 horas, y después de trabajar todos nos recogiéramos en nuestras casas, probablemente las medidas de restricción podrían ser menores”, llegó a afirmar este viernes. Era el segundo día consecutivo en que arremetía contra el Ministerio de Sanidad, que el miércoles negó a las autonomías la posibilidad de controlar los horarios de recogida de la población más allá del arco que va de las 22.00 horas a las 00.00. Según Feijóo, eso le supondrá verse obligado a usar “otras herramientas para restringir que afecten aún más a la hostelería, a la práctica deportiva o al aislamiento de los ayuntamientos”. No desgranó cuáles, solo que las anunciará a comienzos de la próxima semana.
Los casos activos en la comunidad son 17.125, el máximo histórico y récord por noveno día consecutivo. La incidencia acumulada supera los 500 por 100.000 habitantes. El propio presidente mostró su preocupación por la “enorme tensión del sistema sanitario”: hay 137 pacientes en cuidados intensivos y 795 hospitalizados en planta. Solo entre el último tramo de marzo y el primero de abril fueron más. La tercera ola estalló justo después de una Navidad en la que Sanidade abrió la movilidad en Nochebuena, Fin de Año y Reyes y autorizó reuniones de dos unidades familiares compuestas por un máximo de seis adultos y cuatro menores de 10 años. Era la materialización del empeño de Feijóo por “salvar” las fiestas y hacer frente al “demoledor” estado de alarma. Cuando los hospitales comenzaron a sentir las consecuencias, culpó a la ciudadanía.
“Autoconfinamiento” recomendado
En la actualidad son tres los municipios en “nivel extremo de restricciones” -Arteixo, Xinzo de Limia y Viveiro-, lo que implica bares cerrados, comercio abierto hasta las 21.30 horas, reuniones de máximo cuatro no convivientes y perímetros cerrados excepto por causa justificada. Otros 116 se encuentran en “nivel máximo de restricciones”: la principal diferencia es que los bares pueden trabajar, pero solo en terraza y con su aforo al 50% y hasta las 18.00 horas. En los demás ayuntamientos no existe cierre perimetral y en la hostelería se permite una ocupación interior del 30%. El conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, llamó además al “autoconfinamiento” de la población, pero no ha insistido demasiado en la idea.
Su departamento no ha tomado, por el momento y pese al elevado número de muertes de esta semana, decisiones que son de su ámbito competencial. El cierre total de la hostelería, la reducción del horario comercial o la prohibición de reuniones de no convivientes son las que menciona la oposición. El BNG propone, desde el lunes, un confinamiento total de la población durante dos semanas y ampliables. Su líder Ana Pontón volvía este viernes sobre la idea, que remitía al Gobierno central y a la Xunta. Para ambos tenía reproches: “Espero que el Ejecutivo de Sánchez no esté condicionado por ningún proceso electoral, y que Feijóo deje de esconderse y se decida a tomar las medidas necesarias para controlar la pandemia”. También el propio Feijóo había vinculado la negativa del ministerio a adelantar el toque de queda con las elecciones en Catalunya.
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