Las restricciones impuestas en las siete ciudades gallegas, cerradas perimetralmente, está afectando de manera específica al sector hostelero. Con límites del 50% de los aforos en los comedores y prohibición de servir en el interior para bares y cafeterías los dueños de este tipo de establecimientos están sufriendo un calvario que les ha llevado a manifestarse sin incidentes en las principales ciudades de Galicia.
En el caso de Santiago, corazón turístico de Galicia, la estampa de bares y restaurantes con la persiana echada es una constante en una ciudad sin casi peregrinos ni turistas y en la que hasta en el interior de su catedral se puede sentir el vacío y la soledad. Uno de sus restaurantes más emblemáticos, 'El Pasaje', acogió en 2014 la cena que compartieron Ángela Merkel y Mariano Rajoy. Aquel día sobre la mesa del establecimiento se repartieron raciones de queso, anchoas, pimientos de padrón y rodaballo. Hoy, se encuentra cerrado a la espera de que se levante el cierre sobre la capital. Lo mismo sucede en muchos otros locales de las principales ciudades de la comunidad.
Hasta hace solo unos días los propietarios de este establecimiento exhibían en sus escaparates grandes piezas de pescados de las rías gallegas y mariscos curiosamente ordenados. Todo esa mercancía se ha quedado si pasar por la cocina y a la altura de ese cristal donde se exponían rodaballos, san martiños y cigalas hoy preside un folio con siguiente texto: “Estaremos cerrados durante el periodo que permanezcan vigentes las restricciones sanitarias en el área de Santiago de Compostela. Disculpen las molestias”.