Siete lugares históricos con misterio para pasar un día de miedo en Madrid
La capital cuenta con numerosos enclaves, del Palacio de Linares a la estación-museo de Chamberí, ligados a historias trágicas o supuestas presencias fantasmales y esotéricas
“Madrid me mata” no es solo una frase hecha. La ciudad está plagada de relatos truculentos sobre asesinatos, desapariciones y posteriores resurrecciones fantasmales, en muchos casos ligados a espacios concretos que sirvieron de escenario para el terror.
Con el Día de Todos los Santos / Halloween a las puertas, en Hoy Se Sale hemos recopilado siete de estos enclaves, para pasar un día divino de la muerte en la capital.
El Palacio de Linares y la maldición de la niña Raimunda
El Palacio de Linares, situado junto a Cibeles y actual sede de la Casa de América, ha estado envuelto en diversos misterios y leyendas a lo largo de los años. Por encima de todas destaca la maldición en torno a José Murga y Reolid, el noble que mandó construir el recinto en el siglo XIX (la edificación se completó en 1877).
José le había consultado a su padre si podía contraer matrimonio con doña Raimunda de Ossorio y Ortega, a lo que el progenitor se negó en redondo. Cuando este falleció, José se lanzó a los brazos de su amada, y eso que desde hace poco tiempo ya sabía que se trataba de su hermana.
Una circunstancia que no le alejó de Raimunda. Los hermanos se casaron y solicitaron al Vaticano una bula papal para vivir juntos en castidad. La consiguieron, pero la pareja no pudo reprimir sus deseos. Fue así concebida Raimundita.
Acorralados por el temor a que surgiera un escándalo en su entorno, asesinaron a la niña y la empedraron en la pared de una habitación del inmueble. Ya se sabe, las cosas de palacio van de espacio. Desde entonces, muchos dicen haber intuido el vagar del espíritu de Raimundita por el lugar.
Metro: Banco de España (línea 2)
La Casa de las Siete Chimeneas: pasadizos, entes y tesoros
La Casa de las Siete Chimeneas es un edificio histórico ubicado en el número de la 1 de la Plaza del Rey que ostenta la sede actual del Ministerio de Cultura y Deporte. Su construcción comenzó en 1580 y fue encargada por Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, Duque de Lerma, uno de los favoritos del rey Felipe II. Se rumorea que la Casa de las Siete Chimeneas tiene pasadizos subterráneos que conectan con otros edificios en el centro de Madrid, los cuales habrían sido utilizados en el pasado para actividades clandestinas y como rutas de escape.
El inmueble fue creado como regalo de Felipe II a su hija Elena, en la boda de esta. Cuenta la leyenda que, después del fallecimiento de su esposo en la guerra, la viuda perdió la cabeza. Un día apareció muerta en su cama con una extraña sonrisa grabada en su cara. Cuando el rey Felipe II quiso iniciar la investigación sobre la defunción de su hija, el cadáver desapareció y nunca más se supo de él.
A día de hoy, hay varios testigos que dicen que el fantasma de una mujer vestida de blanco vaga entre las siete chimeneas del tejado. Además, la reminiscencia ente el nombre del edificio y La torre de los siete jorobados (Edgar Neville, 1944), uno de los hitos del cine de terror español, otorga una dosis extra de canguelo.
Por si fuera poco, algunos rumores apuntan que el Duque de Lerma, quien acumuló una gran fortuna durante su vida, escondió un suculento tesoro oculto en la casa o sus inmediaciones. Sin embargo, no hay más evidencia que las habladurías populares. Aunque visto de otro modo, ¿quién necesita más para montarse una buena aventura?
Metro: Chueca (línea 5) y Banco de España (línea 2)
Las presencias subterráneas de la estación fantasma de Chamberí
La estación de Chamberí es una antigua parada de Metro de Madrid que ha sido restaurada y abierta al público como parte de un museo llamado Andén 0. Ideada por el arquitecto Antonio Palacios, estuvo en servicio como parte de la línea 1 hasta 1966, cuando se cerró al público. Durante muchos años, la estación permaneció clausurada y en desuso. Como suele ocurrir con los lugares olvidados, el misterio ocupó el espacio que dejó el abandono.
Numerosos visitantes han informado sobre avistamientos y experiencias inexplicables en el lugar, que se convirtió durante décadas en refugio para personas sin hogar de la capital. Susurros, sombras y algún que otro grito causaban sobresaltos en las noches subterráneas, al menos según contaban ciertos testimonios.
En 2008, la estación de Chamberí finalizó su restauración y reabrió como museo. Los visitantes pueden explorar los andenes antiguos y otras estructuras como las taquillas o el vestuario del personal, lo que ha permitido descubrir el pasado del transporte suburbano en Madrid. Y que algún que otro turista se lleve un susto en visitas guiadas, fruto de la sugestión. O no...
Metro: Iglesia (línea 1), Bilbao (líneas 1 y 4), Rubén Darío (línea 5) y Chamberí (línea fantasmal)
Malasaña sangrienta en la calle Antonio Grilo, número 3
A priori, estamos ante un piso más de Malasaña, uno de los barrios más característicos del centro de Madrid. Sin embargo, no todos los lugares han sido escenario de ocho asesinatos y un suicidio en tres momentos distintos a lo largo de 19 años. Por suerte, claro.
El primer crimen se produjo el 8 de mayo de 1945. Felipe de la Braña Marcos, camisero, apareció muerto en algún lugar del bloque. Las fuerzas policiales de la época solo contaron con una pista al respecto: un mechón de pelo en su mano. La tecnología del momento no permitió revelar la autoría del asesinato, que continúa siendo un misterio 78 años después.
El 2 de mayo de 1962 sucedió la tragedia más sangrienta: un sastre asesinó a su esposa y a sus cinco hijos para después suicidarse. El móvil que llevó a este padre de familia a cometer semejante atrocidad sigue siendo un misterio. Solo dos años después, en abril de 1964, Antonio Grilo número 3 escribía el último capítulo (hasta el momento) de su macabara historia. Pilar Agustín, una joven madre soltera, asesinó a su hijo recién nacido, escondió el cadáver en un cajón del armario y cerró así esta tétrica trilogía criminal.
Otra vivienda turbulenta del barrio, situada en el Edificio Montano (número 3 de la calle San Bernardino), inspiró la película Malasaña 32, estrenada en 2020. El barrio de la Movida es también el de las movidas.
Metro: Noviciado (línea 2) y Plaza de España (líneas 3 y 10)
Museo Reina Sofía: misterios que traspasan los cuadros
El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, conocido por su impresionante colección de arte contemporáneo, no está exento de aspectos tenebrosos que van más allá del misterio de sus obras expuestas.
Instalado en el edificio que hasta 1965 acogió el Hospital Clínico San Carlos, después de su inauguración en 1992 los trabajadores aseguraban que escuchaban voces extrañas en los pasillos y que, ocasionalmente, veían las sombras de las monjas que trabajaban antiguamente en el hospital.
Lo cierto es que el centro cultural está repleto de pasillos sinuosos y recovecos insospechados, incluso cuenta con una serie de sótanos que parecen más bien catacumbas.
Aunque ningún misterio es tan inexplicable como la desaparición de una escultura de 38 toneladas propiedad del Museo. La pieza, creada por Richard Serra, despareció de un almacén de Arganda del Rey (Madrid) sin que nadie se percatase de ello hasta 2005. Una réplica se instaló en el Reina Sofía, pero sigue sin haber pistas del paradero de la obra original. Y eso que Juan Tallón trató de arrojar luz al enigma en su novela Obra maestra.
Metro: Estación del Arte (línea 1) y Lavapiés (línea 3)
El espíritu del Teatro Eslava: la víctima de un crimen pasional que busca venganza
De entre todas las historias paranormales que conviven en la capital, la del fantasma del Teatro Eslava (en el número 11 de la céntrica calle Arenal) es posiblemente una de las menos conocidas. Aunque no es tan popular como otras, detrás de las misteriosas apariciones de este lugar se esconde una leyenda apasionante. En 1871 nació lo que hoy conocemos como Joy Eslava, uno de los referentes del ocio nocturno madrileño. En sus inicios era un almacén de instrumentos musicales y de vez en cuando albergaba algún que otro concierto en su salón. Pronto empezó a ganar fama y se convirtió en un teatro que acogió obras y zarzuelas de éxito que llegaban a reunir a más de 1.000 espectadores.
Entre los habituales del Eslava, un joven bohemio llamado Luis Antón del Olmet comenzó a hacerse notar. Era abogado, dramaturgo, periodista, político y escritor. Nacido en Bilbao y residente en Madrid, se ganó un hueco entre los grandes literatos del siglo XX que vivían en la capital. El 2 de marzo de 1923, durante la presentación de una de sus obras en el Teatro Eslava, El capitán sin alma, fue asesinado a quemarropa. Alfonso Vidal y Planas, otro artista bohemio de la capital, le asestó un tiro mortal. Posiblemente el detonante fue un crimen pasional. Entre los círculos de intelectuales de la capital se rumoreaba que Luis tenía una relación secreta con Catalina, la esposa de su socio y amigo Alfonso.
Catalina intentó frenar la tragedia sin éxito y Olmet terminó muriendo desangrado en sus brazos. Vidal y Planas fue condenado a 12 años de cárcel, aunque solo cumplió una cuarta parte de la pena. Luis conoció el éxito la misma noche de su muerte y desde aquel momento nació una leyenda. Las personas que frecuentaban el Eslava aseguraban que el espíritu de Olmet quedó atrapado bajo los muros del teatro y que cada noche, después de un concierto o una sesión, cuando el personal de limpieza termina sus labores y los vigilantes de seguridad cierran las puertas, el murmullo de un lamento acompaña una sombra que se desliza por los pasillos y escaleras.
Algunos dicen que las luces se apagan y se encienden sin motivo aparente o que se mueven objetos de forma repentina. El espíritu de Olmet vaga desde hace un siglo por el Eslava en busca de venganza y con la esperanza de reencontrarse con Catalina, su amor perdido. No se sabe qué hay de cierto y qué hay de imaginado en esta historia, pero cien años después sigue atrayendo a curiosos que buscan un indicio de la existencia del fantasma.
Metro: Sol (línea 2) y Ópera (línea 2)
El espectro decapitado en la iglesia de San Ginés
No hay que irse muy lejos para dar con nuestro último caso esotérico. Concretamente, al edificio de al lado. La iglesia de San Ginés, ubicada en el número 13 de la calle Arenal, es uno de los templos más antiguos de la capital. Tanto, que el truculento origen de su presencial paranormal se remonta al año 1353.
Un grupo de ladrones entró en la parroquia para saquearla, pero se toparon con un inesperado contratiempo: un bravo anciano que les hizo frente. Los maleantes optaron por la tajante decisión de decapitarle.
De acuerdo a la leyenda, los días posteriores una sombra sin cabeza se presentó ante los vecinos, reveló la identidad de sus asesinos y estos fueron condenados a muerte.
Pero una vez que se hizo justicia el ente no se retiró al mundo de los muertos, sino que pilló el gusto a esto de las apariciones: el fantasma sin cabeza del anciano aún sigue presentándose en ocasiones, o al menos eso cuentan algunos fieles. Creerles o no es una cuestión de fe.