Bótox contra el rechazo en Silicon Valley: “Es un modo de seguir en la brecha”
Ambición, fortuna, éxito y, por qué no, una buena dosis de juventud. A Silicon Valley se le pueden adscribir muchos valores y atributos. El lugar donde nacen muchos de las dispositivos y aplicaciones que usamos a diario está lleno de gente con ilusión y ganas de trabajar, pero también con miedo al envejecimiento.
Algunos de los profesionales más veteranos del lugar temen sentirse desplazados ante la irrupción de veinteañeros dispuestos a comerse el mundo. Y uno, con cuarenta años y una buena mochila de experiencia, todavía tiene cosas que aportar y unas facturas que pagar todos los meses. Por ello, muchos hombres, en un ambiente muy blanco y masculino, terminan recurriendo a los tratamientos estéticos para no sentirse discriminados.
Los testimonios abundan, son muy diversos y fáciles de hallar en internet: veinteañeros que acuden al cirujano buscando un tratamiento capilar para combatir su calvicie, cuarentones que recurren al bótox para eliminar las arrugas del entrecejo o alrededor de los ojos… Un exempleado de Google llevó a juicio a la multinacional porque, según él, lo habían despedido por ser demasiado mayor. Tenía 54 años.
La discriminación por edad en Silicon Valley es un hecho para médicos y activistas. La escritora estadounidense Ashton Applewhite se cuenta entre estos últimos. Empezó a interesarse por el envejecimiento y el 'ageism' (discriminación por edad) cuando estaba en la mitad de su cincuentena. “Creo que estaba más asustada de lo que quería admitir”, explica a HojaDeRouter.com. En ese momento comenzó un proyecto sobre aquellos que aún trabajaban con 80 o 90 años. “Lo que sucedió fue que comencé a investigar sobre la longevidad y a entrevistar a personas. Todo lo que aprendí fue mucho más positivo de lo que pensaba”.
Comprendió que las personas se preocupan más por ser felices y aprovechar el momento cuando van sumando primaveras. Que la supuesta cercanía de la muerte no les amedrenta. Se preguntó por qué le sorprendía y por qué no suele hablarse de estas cosas?. “La razón”, explica, “es que vivimos en una cultura que ahoga estos mensajes” por motivos económicos. “El envejecimiento se posiciona como enfermedad que se cura, y el envejecimiento no es una enfermedad. Es un proceso natural, poderoso y para toda la vida por el que todos pasamos”.
Para ella, un equipo conformado por trabajadores de distintas edades es más creativo. “Tiene sentido”, asegura. “Quieres gente de culturas diferentes, gente que habla diferentes lenguas, gente con distintos tipos de habilidades… Obviamente vas a ser capaz de diseñar un producto que funcione para más personas”.
Applewhite ha publicado un libro y artículos sobre esta problemática, que se da en todas partes pero con mayor intensidad en Silicon Valley. “Es el epicentro de la cultura de la juventud en el mundo de los negocios”, señala. “Nos teñimos el pelo, mentimos sobre nuestra edad, usamos cirugía estética porque vivimos en una sociedad que discrimina tanto por edad que la experiencia se ha convertido en un lastre en el trabajo. Y eso es descabellado”.
“Estados Unidos es responsable de mucha de la cultura de la juventud”, afirma la activista, “porque estamos muy impulsados al consumo. Nos encanta comprar cosas para arreglar problemas. También por Hollywood: es el epicentro de la cultura de la juventud que exportamos al mundo”.
El cirujano y dermatólogo Seth Matarasso, con consulta en San Francisco y clientes de toda la Bay Area, está especializado en procedimientos para la piel. “Históricamente, la típica paciente ha sido una mujer de 40 o 50 años”, explica a HojaDeRouter.com, pero eso lentamente ha ido evolucionando.
Matarasso recuerda que la media de edad en Silicon Valley está en la veintena, con una mentalidad vinculada a una sociedad que valora la juventud, “así que tienes a personas en la cuarentena o cincuentena que empiezan a sentir discriminación por edad” y a gente más joven que empieza a recurrir a la cirugía estética. “Ya no volverás a ver solo mujeres. Ahora verás hombres, así que la discriminación por edad ha ensuciado Silicon Valley”. Lo resume así: “No se acepta parecer el abuelo de alguien”.
Matarasso cuenta una anécdota con un cliente del sector tecnológico que tenía 55 años: “Dijo que estaba muy contento de tener 55 años, pero no quería parecer su abuelo”. En definitiva, lo que no quieren es “parecer mucho más viejos que la gente con la que están trabajando”. Es un punto medio: “No quieren que parezca que están en la veintena, pero tampoco que parezca que están en la cincuentena”.
“Creo que la gente que viene ahora no está intentando retrasar el reloj”, detalla. “Buscan verse tan jóvenes como se sienten, quieren seguir en el mercado con sus colegas”.
El procedimiento más usado, por rapidez y porque permite volver pronto a la oficina, es el bótox, que sirve para disimular las arrugas del ceño. “Te hace parecer menos preocupado y más relajado”, resume Matarasso. Es tan rápido que los viernes, según cuenta, es el día que más trabajadores del sector acuden a su despacho, ya que al volver al tajo el lunes los efectos secundarios como la hinchazón han desaparecido.
El contorno de los ojos también está entre las preocupaciones de este tipo de clientes, pero no es lo único. También algún veinteañero con una alopecia incipiente ha acudido a la consulta de Matarasso en busca de un implante de pelo. “Le dije que no se lo iba a permitir”, recuerda. “El patrón de su cabello aún no estaba establecido”.
El cuello es otra de las partes que más preocupan a los 'techies' que acuden a su consulta: a medida que envejecemos, la piel de la zona se destensa, y muchos quieren recuperar la tersura. La flacidez en la zona se puede solucionar también con bótox. Además, con el láser, Matarasso puede quitar las manchas de la piel.
“Creo que en el Área de la Bahía de San Francisco quieren verse tan bien como se sienten: la gente no fuma, no bebe. De hecho, dicen que quieren que sus cuerpos combinen con sus rostros. Un pequeño procedimiento puede ayudarlos a hacer eso”, resume Matarasso. “Silicon Valley es una sociedad muy orientada a la juventud. Sentirse más joven es un modo de seguir en la brecha”.
“Entiendo por qué nos teñimos el pelo y por qué mentimos sobre nuestra edad”, admite Applewhite. “No estoy juzgando a la gente que hace eso. Esa persona quiere pagar su hipoteca y educar a sus hijos, así que no la culpo por hacerse la cirugía plástica”. Su objetivo, más bien, es concienciar sobre la discriminación que existe “para cambiar la cultura” en Silicon Valley. “Cuando fingimos ser algo que no somos, eso no es bueno para nosotros”, sentencia.
Sin embargo, el elogio de la juventud sigue ahí. Incluso hay quien lo justifica. Como al parecer dijo Mark Zuckerberg, que fundó Facebook cuando tenía 19 años, "la gente joven es más inteligente". Más vale que empiecen a demostrarlo. Un primer paso es admitir que la experiencia es un grado y los mayores tienen mucho que aportar.
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