Horas extra sin pagar y convenios “vapuleados”: camareros y 'kellys' evalúan una temporada turística de récord
Jornadas intensas, mucha carga de trabajo, horas extras disparadas y a veces sin remunerar, incremento de bajas laborales a medida que avanza la temporada y aumento de las enfermedades profesionales son situaciones frecuentes entre los trabajadores de hotelería y hostelería. La temporada turística ha sido récord en cuanto a número de turistas y beneficios empresariales. Los dos sindicatos mayoritarios, Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CCOO), destacan que no pueden repetirse en la próxima temporada estas condiciones laborales. Desde UGT no se descartan movilizaciones y CCOO está a la espera de la evolución de la situación.
Por su parte, la Federación Hotelera Empresarial de Mallorca (FEHM) ha empezado el trabajo, previsto en el convenio colectivo, de evaluar las cargas laborales de las camareras de pisos, uno de los colectivos con condiciones de trabajo más duras.
De la situación que se ha vivido esta temporada pueden dar testimonio algunos empleados que han estado en primera línea en los hoteles. En muchos casos ha habido falta de personal, en especial de personal experimentado y las condiciones laborales no han sido las idóneas.
Uno de los colectivos que ha soportado una de las situaciones más complicadas de trabajo ha sido el de camareros de sala. Este es el caso de Manuel García, que pone de relieve que “la situación ha sido muy dura” y destaca varios problemas. En primer lugar, las condiciones de vida en general de Mallorca, alquileres muy caros y sueldos bajos para afrontar el coste de la vida lo que desincentiva trabajar en el sector hotelero. Otro problema es que falta gente cualificada. Las empresas, ante esta dificultad de encontrar trabajadores adecuados, contratan a quien pueden.
“Los que pueden trabajar, trabajan mucho, mucho”, asegura. Sobre las horas extra, afirma que, aun siendo voluntarias, “muchos trabajadores se sienten presionados para aceptarlas y esto lleva como consecuencia que se alargan mucho las jornadas laborales”. A medida que avanza la temporada se dan dos situaciones indeseadas. La primera, que las empresas, ante la falta de personal, recurren a las empresas de trabajo temporal, “aunque tienen la limitación de que sólo un 25% de la plantilla puede proceder de ellas”.
No obstante, el problema es que el personal que viene contratado a través de estas empresas no suele provenir del sector: “Son trabajadores que tienen poca o ninguna experiencia en hostelería”, destaca García. Este hecho complica las condiciones laborales y aumenta en general las cargas de trabajo. Tal como indica, en momentos puntuales hay un uso “muy elevado” de trabajadores contratados por empresas de trabajo temporal.
Otra consecuencia que se produce, en especial hacia final de la temporada, es el incremento de bajas laborales, absentismo, lesiones y mayor incidencia de enfermedades profesionales. Uno de los problemas en general es que con estas condiciones laborales es muy difícil la conciliación familiar y, asimismo, puede darse algún caso de abuso laboral. García destaca que algunos empresarios “se dedican a vapulear el convenio” y añade que en los lugares de trabajo en que hay representación sindical puede ponerse coto a según qué situaciones que vulneran los derechos de los trabajadores. Al respecto, destaca que se dan “jornadas de más de nueve horas y en ocasiones se incumple el periodo de descanso entre jornadas”. “Tampoco se cumple con el descanso semanal que tiene que ser cinco días trabajados y dos libres seguidos”.
Otro incumplimiento frecuente pasa por no respetar las categorías laborales, en el sentido de que algunos trabajadores deben asumir más responsabilidades de las que les corresponden. Un departamento donde se nota más la carga de trabajo es la cocina. Jaime Dumas, cocinero en un establecimiento hotelero, pone de relieve las condiciones ambientales extremas en las que en ocasiones se desarrolla el trabajo: “En una cocina e puede alcanzar una temperatura muy elevada, en ocasiones superior a los 40 grados, lo que produce un gran estrés térmico, con consecuencias como agobios, bajadas de tensión y desmayos”.
Debido al contraste térmico, pasando de una zona que está a 40 o 42 grados a una de frío, a veces se pueden producir parálisis faciales. En el departamento de cocina se dan igualmente grandes cargas de trabajo y hay profesionales que tienen que asumir funciones que no les son propias. También es un problema la falta de experiencia. En un futuro, subraya Dumas, sería deseable que “fuese más habitual contar con al menos una certificación profesional” entre el personal contratado.
Si hay otro trabajo duro en un hotel, este es el de la camarera de pisos. Las 'kellys' han logrado algunas mejoras laborales después de una larga lucha por ver atendidas sus reivindicaciones. Según el actual convenio de hotelería, los empleadores tienen que realizar un estudio sobre las cargas de trabajo de estas profesionales.
Ana María Ojeda, camarera de piso en un hotel, destaca que “no es lo mismo trabajar en julio que en septiembre, cuando el trabajo es más llevadero”. No obstante, destaca que una camarera de piso con una larga carrera profesional acaba con enfermedades músculo-esqueléticas. “Es cierto que algunas empiezan la jornada tomando un antiinflamatorio y acaban teniendo que tomar dos al finalizar”, agrega. Son frecuentes, especialmente, las lesiones dorsolumbares.
Uno de los problemas pasa por establecer la metodología de trabajo, porque las características de las habitaciones son muy variadas. “No supone el mismo trabajo si hay moqueta o no, si hay camas elevables –de implantación progresiva–, persianas o cristaleras”.
En las condiciones laborales hay algunas mejoras. Ya no hay contrataciones externas, aunque algunas situaciones, denuncian las trabajadoras, constituyen un abuso. Al respecto destaca que “no contratan para una jornada de ocho horas, a veces es de seis y tienes que hacer el mismo trabajo que si estuvieses contratada por ocho, porque el trabajo que te asignan es el mismo”.
Con referencia al colectivo de las camareras de piso, la presidenta de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca, María Frontera, asegura que se ha iniciado el estudio preliminar sobre cómo evaluar las cargas de trabajo. La presidenta de los hoteleros se muestra partidaria de que las conclusiones de este estudio afecten a todo el sector, también al de alojamientos turísticos. Reconoce que este trabajo, así como la implantación de las camas elevables, será más fácil en las grandes cadenas que en empresas más pequeñas y resalta que para facilitar estos procesos está el acompañamiento de la federación hotelera: el objetivo es que todo el sector avance en la misma dirección.
Por otra parte, respecto a la situación y problemática de los trabajadores de hostelería, Silvia Montejano, secretaria de servicios públicos y hostelería de Comisiones Obreras, destaca que “es hora de considerar al sector como una verdadera industria. Planificar el futuro, generalizar la formación, hacer un plan de certificaciones profesionales”. En esta tarea, señala, deben colaborar las escuelas, la universidad y las empresas.
En lo que sí hay un acuerdo es en que no pueden repetirse la temporada que viene las condiciones laborales que se han producido en esta. José García, secretario de servicios públicos y hostelería de UGT, señala que las condiciones de trabajo deben mejorar y en caso de no hacerlo habrá protestas y movilizaciones. Incide en la necesidad de evaluar las cargas de trabajo, no solo de las camareras de pisos, sino de todos los demás departamentos, como prevé la mesa sectorial, aunque esta evaluación en los demás puestos de trabajo no se encuentra en el convenio. Con referencia a la evaluación de las cargas de trabajo de las 'kellys', señala que deben constituirse los grupos de trabajo en cada hotel.
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