Tic, tac, tic, tac, tic, tac. La cuenta atrás es ensordecedora. Es miércoles se reúnen los líderes en Bruselas para tomar decisiones sobre el bloqueo del Brexit. La fecha límite de salida se pospuso del 29 de marzo al 12 de abril. Y quedan cuatro días. En estos días, la primera ministra británica, Theresa May, y el líder laborista, Jeremy Corbyn, han comenzado a reunirse para encontrar una salida.
“Pero quedan horas, son horas críticas”, ha reconocido el ministro de Asuntos Exteriores español, Josep Borrell, a su llegada en Luxemburgo al consejo de ministros de Exteriores de la UE. ¿Qué puede pasar? “Podemos esperar que se pongan de acuerdo”, ha dicho Borrell en relación a las conversaciones entre May y Corbyn: “Estamos esperando que se pongan de acuerdo. Es una pena que hayan empezado a discutir los dos grandes partidos tan tarde. Hubieran debido quizá empezar por eso. Nunca es tarde si la dicha es buena, y esperemos que esas conversaciones a prisa y corriendo permitan un compromiso interpartidario para aprobar este acuerdo de retirada que por tres veces ha sido rechazado. El tiempo es muy corto y no sé qué decidirá el Consejo si no hay acuerdo”.
Theresa May pidió el viernes una prórroga hasta el 30 de junio, incluso accedió a convocar elecciones europeas para el caso de que no lograra ratificar el acuerdo de retirada en Westminster antes del 23 de mayo. Y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, se sacó de la chistera una prórroga larga, de un año, que llamó flextensión: es decir, que si ratifica Reino Unido el acuerdo antes, se puede marchar. “Pero no es lo que pide la señora May”; ha dicho Borrell: “Lo que pide son unos días más para intentar un acuerdo con Corbyn. Ojalá. Esa sería la mejor solución, nos daría un respiro a todos. Pero si no fuera el caso, habría que considerar otras soluciones. Todos son males menores. Estamos escogiendo entre males menores”.
“Una salida sin acuerdo no nos gusta a nadie”, ha proseguido Borrell, “porque tendría consecuencias a corto plazo. Habría que buscar una forma de evitarlo. Hay que ver si hay un acuerdo que evite el problema. Los próximos días u horas van a ser críticos, para ver si se resuelve el problema antes del Consejo Europeo del miércoles, que tendrá que estudiar las circunstancias en las que están discurriendo los hechos. A nadie le gusta y nadie quiere un Brexit duro. Lo ideal sería que se ratificara el acuerdo, es una esperanza que no se ha perdido, pero la UE no puede resolver los problemas internos de la política británica”.
Prisa con Venezuela
La reunión de ministros de Exteriores de la UE también tiene en la agenda hablar de Venezuela durante el almuerzo, para dar cuenta de la reunión de la semana pasada en Quito del grupo de contacto internacional de la UE en el que participan también Uruguay, Ecuador, Costa Rica y Bolivia. “Nicolás Maduro hizo ayer un llamamiento para el Mecanismo de Montevideo, el grupo de Uruguay y México”, ha dicho Borrell, “algo se está moviendo quizá. El grupo de trabajo va a un ritmo lento, demasiado lento, Europa no tiene un sentimiento de urgencia, pero la urgencia existe. Vamos a ver cómo podemos acelerar los trabajos. En Ecuador se quedó en elaborar un documento, pero la próxima reunión es demasiado lejos. Habría que ir más aprisa, va todo demasiado lento”.
Borrell ha reconocido que está abierta la posibilidad de aplicar sanciones a Venezuela: “Están sobre la mesa y dependerá del comportamiento del régimen. A ver cómo se puede avanzar. La reunión de Ecuador fue bien, pero los plazos que se fija la UE son excesivamente lentos para urgencia y gravedad de la situación”.