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Londres prefiere ignorar los trapos sucios de la sociedad británica

Maruxa Ruiz del Árbol

Londres —

La corrupción será una reflexión forzosa para cualquier español que se acerque a las urnas dentro de 20 días. Quedan dos para que los británicos voten y su campaña ha transcurrido sin apenas alusiones a esta lacra que, sin embargo, no está erradicada del distinguido Palacio de Westminster.

De entre los eslóganes de cabecera de esta campaña no está la corrupción. Tampoco aparece entre las principales propuestas en ningún programa elecctoral. Los temas en que se centra la batalla por el voto giran alrededor de la privatización del sistema público de salud, los impuestos, los recortes y el precio de la vivienda. ¿Quiere eso decir que los británicos no están preocupados por la corrupción?

Transparencia Internacional asegura que la corrupción “no es un mal endémico en Reino Unido pero el riesgo de la aparición de nuevos escándalos está ahí y hay problemas significativos que han de ser atajados”. Según datos de la misma organización, el asunto sí preocupa a los ciudadanos. Un 71% de los británicos piensan que es un problema importante en el país.

“Cualquiera que sea la composición del nuevo gobierno es importante que se llegue a un acuerdo conjunto para atajar la corrupción. Si no, no pasará mucho tiempo antes de que el nuevo gobierno tenga que responder a otro escándalo”, nos comenta Nick Maxwell, investigador jefe de Transparencia Internacional en Reino Unido.

Westminster, cinco años de escándalos

Westminster, cinco años de escándalosEn esta legislatura casos graves de corrupción muy serias han aquejado a los partidos políticos, a la banca y a los medios de comunicación. De entre las más graves están las escuchas ilegales del diario News of the World, un caso cuyo punto álgido fue en 2011 y en el que varios policías han sido acusados de haber colaborado en las escuchas a cambio de sobornos. El más reciente es el escándalo por el presunto encubrimiento a una trama de pedófilos poderosos del Parlamento y otras instituciones a lo largo de décadas.

“Es necesario erradicar el concepto de que la corrupción es un problema que sucede en lugares remotos y en gobiernos que no tienen nuestras tradiciones” dice David Whyte, profesor de la Universidad de Liverpool de derecho y justicia social, que organizó en 2013 un acto titulado “¿Hasta dónde llega la corrupción en Reino Unido?”. Whyte asegura además que la corrupción en el país no es algo que podemos entender meramente como un problema que surge de las acciones de una minoría de funcionarios. “Por desgracia es algo que está incrustado en la conducta habitual de muchas instituciones veneradas”, comenta.

Instituciones “veneradas” como dos bancos con sede en el país también han visto su honorabilidad puesta en entredicho en estos cinco años. Los papeles de Falciani desvelaron la presunta evasión fiscal facilitada por el HSBC y está en tela de juicio si el Ministerio de Hacienda podría tener conocimiento de estas actividades desde 2010. En 2012 se supo que Barclays Bank manipuló el Libor (la tasa de interés interbancario del mercado de Londres), en su propio beneficio.

También a mediados de 2012 dimitió Peter Cruddas, tesorero adjunto del Partido Conservador, después de que el diario The Sunday Times le filmara prometiendo el acceso al primer ministro David Cameron y al ministro de Hacienda, George Osborne, a cambio de donaciones de 250.000 libras (unos 300.000 euros) para el partido.

Pederastia en los Comunes

Pederastia en los Comunes“Desafortunadamente la política y los políticos tienden a responder a escándalos, en vez de dar pasos para eliminar la debilidad en las normas, antes que estos sucedan. Al contrario que en las elecciones de 2010, donde el escándalo de las dietas de los parlamentarios tuvo una enorme influencia en el debate electoral, los comicios de 2015 están siendo dominados por la economía, el coste de la vida y la deuda nacional. La corrupción ha quedado en un plano secundario”, dice Nick Maxwell.

Las anteriores elecciones de 2010 se celebraron bajo la influencia de un escándalo histórico sobre el uso abusivo de los gastos oficiales y dietas de los parlamentarios. 170 diputados del partido laborista y 55 del partido conservador prefirieron no presentarse a la reelección por asuntos relacionados con el caso.

En estos comicios la trama más presente en la mente del electorado explotó el pasado verano. Se destapó una presunta red de pederastas ‘VIP’ que funcionó impunemente durante décadas. Se trata de una lista de al menos 21 políticos prominentes, algunos de ellos en activo, que actuaron durante los 70 y los 80, cuyos delitos contra menores podían haber sido encubiertos por el propio Parlamento. La desaparición de 114 archivos oficiales que vinculaban a figuras del Gobierno liderado por entonces por Margaret Thatcher hizo saltar las sospechas sobre el caso.

Poco antes se había sabido que la BBC prefirió ignorar durante años las denuncias sobre abusos de menores cometidos de forma indiscriminada por una de sus grandes estrellas de los años 60 y 70, Jimmy Savile.

Inmediatamente después de conocerse el escándalo de la pedofilia en Westminster, el Ministerio del Interior puso en marcha una comisión de investigación que afectará a los partidos políticos, los servicios secretos, instituciones religiosas y la BBC. Sus conclusiones no se conocerán hasta pasadas las elecciones.

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