La primera ministra británica, Theresa May, mantendrá en sus puestos a los principales ministros de su gabinete, entre ellos Boris Johnson y Amber Rudd, que seguirán al frente de las carteras de Exteriores e Interior, respectivamente, confirmó Downing Street.
Además de Johnson y Rudd, la líder conservadora, cuyo partido perdió la mayoría absoluta en las elecciones del jueves, mantendrá también en sus posiciones al titular de Hacienda, Philip Hammond; el de Defensa, Michael Fallon, y al ministro para la salida del Reino Unido de la Unión Europea, David Davis.
May confirmó la composición de su nuevo Gobierno después de que el Partido Conservador perdiera la mayoría absoluta en los comicios del jueves, en los que sacó 318 escaños, ocho menos de los 326 necesarios para gobernar en solitario, lo que la obliga a pactar con los unionistas de Irlanda del Norte.
En circunstancias diferentes, con una mayoría absoluta reforzada, May habría tenido la oportunidad de hacer una amplia remodelación. El responsable de la política económica del Gobierno, Hammond, tenía todas las papeletas para cambiar a una cartera diferente o para salir del Gobierno. En la campaña, May no quiso confirmar que pretendiera conservarle en su puesto en caso de victoria.
Con su autoridad disminuida por la pérdida de la mayoría absoluta, May se encuentra a merced de los futuros socios –los diez diputados del DUP, los unionistas del Ulster– y también de decenas de diputados tories que exigen un Brexit radical que corte cualquier relación con la UE. Por eso, May necesita que los pesos pesados del Gobierno continúen a su lado y no tengan tentaciones de desafiarle por el liderazgo del partido.
La líder tory había convocado en abril comicios adelantados, sin esperar a 2020, con la intención de ampliar su mayoría en la Cámara de los Comunes para así reforzar su mandato de cara a las negociaciones con Bruselas sobre el “brexit”.
Tras perder doce escaños y verse obligada a buscar el apoyo de los unionistas del Ulster, la líder tory aseguró el viernes que “reflexionará” sobre los resultados electorales.
A raíz de ese resultado electoral, los medios locales barajaron opciones sobre cómo podría quedar el nuevo gabinete de May, y especularon con que la posición de algunos de los actuales ministros, en particular el de Finanzas, Philip Hammond, podría peligrar, algo que finalmente no ha ocurrido.
La líder tory convocó los comicios menos de un mes después de haber activado el Artículo 50 del Tratado de Lisboa, que inicia el proceso formal de dos años para negociar la retirada del país del bloque comunitario.
En el momento de adelantar la llamada a las urnas, el Partido Conservador gozaba de una amplia ventaja en las encuestas, de 20 puntos porcentuales, si bien ésta se vio reducida a tres puntos el día de las elecciones por el avance de los laboristas de Jeremy Corbyn, que han sido los protagonistas de las elecciones al ganar 29 escaños, hasta 261.
El ambiente interno entre los tories deja patente el malestar entre los diputados tanto por el resultado como el tipo de campaña que hizo May. El programa electoral, que fue directamente controlado por los dos principales asesores de la primera ministra, también ha sido criticado. En la siguiente legislatura, va a existir un nutrido grupo de diputados que querrán controlar de cerca a May y sus contactos con Bruselas.