El mensaje de los miles y miles de adolescentes que durante meses se han manifestado en todo el mundo contra el cambio climático ha llegado al Parlamento Europeo. Los Verdes llegan a los 70 escaños y serán un bloque clave para legislar en la UE.
La “ola verde” ha conseguido el segundo puesto en Alemania, solo por detrás de la formación de la actual canciller, Angela Merkel, y escala hasta el tercer puesto en una Francia dividida entre la extrema derecha y el centrismo de Emmanuel Macron.
En Reino Unido, el partido verde, que además es europeísta, ha superado al partido conservador y se queda en cuarta posición, justo detrás de los laboristas con más de un 12% de los votos.
En Irlanda, el partido verde, que hasta ahora no había tenido representación, entra con fuerza y empata con Izquierda Comunitaria Europea en la segunda posición, con el 15% de los votos. El primer ministro conservador, Leo Varadkar, ha felicitado en su cuenta de Twitter a la formación y se ha comprometido a incorporar varias demandas climáticas en su agenda.
Los verdes también crecen en Bélgica y Luxumbergo y entran con denominación propia en la delegación de Portugal.
La ruptura de la mayoría bipartidista —por primera vez socialistas y populares suman menos de la mitad de los escaños del Parlamento— y las protestas en las calles de toda Europa han empujado el bloque de los verdes. El grupo está formado por más de una treintena de partidos y tiene a la activista inglesa Scott Ainslie como cabeza de lista.
El movimiento ecologista no termina de despegar, sin embargo, en las antiguas repúblicas soviéticas y en los países mediterráneos del sur. En algunos de estos países el debate público está centrado en la inmigración y las alternativas verdes han sido absorbidas por opciones de izquierda, como en el caso de España.
Alemania: el gran triunfo de Los Verdes
El avance más significativo es el de los verdes alemanes. La formación sube más de diez puntos hasta el 20,7% de los votos, lo que se traduce en 22 de los 96 escaños que le corresponden al país. Se consolida, por lo tanto, como segunda fuerza en las elecciones europeas, solo por detrás de la formación conservadora de Angela Merkel.
El ascenso coincide además con un aumento de 18 puntos en la participación, que no había superado el 60% desde el siglo pasado. Además, y en concordancia con la movilización estudiantil en las principales ciudades de Alemania contra el cambio climático, los más jóvenes han votado mayoritariamente al partido verde.
Horas antes del cierre de urnas, el vice canciller socialdemócrata, Olaf Scholz, felicitó a la formación, que habría crecido a costa de su electorado. “Un resultado sensacional”, reconocía Katrin Goering-Eckart, una de las líderes de los Verdes en Berlín.
La CDU mantiene su liderazgo pero pierde cinco escaños, una mala noticia para la sucesora de Merkel, Annegret Kramp-Karrenbauer, que ha estado en primera línea durante la campaña de las europeas. La extrema derecha de Alternativa por Alemania (AfD) también avanza pero menos de lo esperado.
Llave para la formación de gobierno
Con 70 eurodiputados, los Verdes se convierten en la cuarta fuerza del Parlamento Europeo y podrían ser llave para la formación de una mayoría y la elección del nuevo presidente de la Comisión Europea. Los socialistas europeos estarían dispuestos a incluir a Verdes y Liberales en una coalición que amplíe el centro izquierda, como afirmó Udo Bullmann, líder de los socialdemócratas en el Parlamento Europeo.
El presidente francés, Emmanuel Macron, con su República en Marcha como referente de los Liberales, también sugirió a la prensa belga que los Verdes podrían formar parte de una “coalición progresista”.
El nucleo del programa del grupo de los Verdes son las medidas específicas de lucha contra la crisis climática. Su programa es, sin embargo, mucho más amplio y puede enmarcarse en la izquierda.
Ven con recelo la bajada de impuestos pero sí abogan por una mayor presión fiscal para grandes empresas y compañías tecnológicas, luchan contra la brecha salarial y apoyan programas contra la violencia machista. También critican el auge de la extrema derecha y piden una Europa más abierta y receptiva a acoger a refugiados.