Las grandes empresas de EEUU exigen a sus empleados vacunarse antes de volver a la oficina
Al principio de la campaña de vacunación, las compañías estadounidenses intentaban promocionar la inmunización contra la COVID-19 entre sus empleados ofreciendo incentivos, como bonos o días libres. En las últimas semanas han cambiado a una estrategia más agresiva en la que los trabajadores se pueden enfrentar a despidos si no se vacunan antes de volver a la oficina, como fue el caso de tres empleados de CNN que fueron despedidos por mentir sobre su pauta.
La compañía había anunciado que tendría “tolerancia cero” hacia los no-vacunados y que sólo los vacunados podrían volver a las oficinas. La cadena se había basado en un sistema de confianza, por lo que no era obligatorio presentar la cartilla de vacunación, pero esto ha cambiado después de descubrir que esos tres empleados habían vuelto a la oficina sin estar inmunizados.
La cadena de televisión no es un caso aislado. United Airlines pedirá a sus más de 60.000 empleados en Estados Unidos que estén inmunizados, a más tardar el 25 de octubre, o sus trabajos estarán en peligro. Otro ejemplo son los funcionarios a los que el Gobierno -que es el empleador más grande del país con más de cuatro millones de trabajadores- ha dado dos opciones para conservar sus puestos: que se vacunen contra el coronavirus o que se sometan a pruebas de COVID-19 semanalmente.
Otras compañías, como Uber o Walmart, han optado por un formato híbrido en el que es obligatoria la vacuna para aquellos que trabajan desde la oficina, pero no para quienes lo hacen de cara al público. Según el profesor de la Escuela de Derecho de la Universidad de Texas Michael Golden esto se debe, en el caso de la cadena de supermercados, por el miedo a perder clientes y, en el caso de Uber, por temor a perder empleados.
“Creo que la decisión de Walmart de no exigir la vacuna a sus trabajadores en las tiendas, que es un porcentaje muy grande, es debido a que los compradores se podrían oponer a este requisito”, explica el especialista en discriminación laboral y derecho laboral. Pese a que hay dosis disponibles para toda la población adolescente y adulta, sólo poco más del 50 % de la población mayor de 12 años ha recibido la pauta completa.
Con respecto a no obligar a vacunarse a los empleados por el miedo a que la gente decida dejar el trabajo, Golden comenta que el empleo en Estados Unidos está en una “situación peculiar”, ya que, pese a los datos de desempleo por la pandemia, muchas personas se han vuelto más selectivas. “Especialmente en la venta al por menor y la construcción, pero esto también se ve en restaurantes y bares. Por lo que es normal pensar que Uber quiere tener una amplia flota de conductores disponibles”.
La decisión recae sobre los Estados
El director ejecutivo de Uber, compañía que ha estado involucrada desde el principio en la campaña de vacunación del país al ofrecer viajes gratuitos para los que se vayan a inmunizar, señaló en una entrevista para CNBC que la aplicación de un mandato de la vacuna debe de venir por parte del Gobierno y no de las empresas.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, no dudaría en implantar la medida si pudiera, pero en este caso la gestión de las obligaciones sanitarias depende de los estados.
Por esa razón se ven medidas completamente distintas dependiendo, sobre todo, si el territorio es demócrata o republicano. California y Nueva York, zonas lideradas por demócratas, también dieron a los empleados gubernamentales la opción de vacunarse o la de someterse a pruebas semanales de COVID-19. Además, a partir de septiembre, Nueva York exigirá tanto a clientes como a trabajadores de gimnasios, restaurantes, bares y espacios públicos una prueba de vacunación para poder acceder a los comercios.
Entretanto, en los estados de Florida y Texas sus gobernadores republicanos han prohibido que los distritos locales exijan mascarillas en las escuelas.
No sólo los estados podrían no pedir la vacuna, sino también prohibir que las empresas que se establecen en dicho estado las exijan a sus empleados, algo que por el momento aún no ha pasado.
Google -que fue la primera gran empresa tecnológica en pedir a sus empleados que se vacunen- es un buen ejemplo. Esta compañía tiene su sede en California, pero también tiene una gran oficina en Texas. “Sería un gran ejemplo de una compañía que podría verse obligada a implantar reglas ligeramente diferentes dependiendo de dónde se encuentran los empleados”, dice Golden.
La Comisión para la Igualdad de Oportunidades en el Empleo (EEOC), agencia federal que hace cumplir las leyes contra la discriminación en los lugares de trabajo, publicó una guía en mayo en la que indica que los empleadores podrían obligar a sus trabajadores a que se vacunaran siempre y cuando esta medida no interviniese con los derechos civiles y estados de discapacidad de los trabajadores. En tanto, los empleados se pueden oponer a la medida si justifican que la inyección interfiere con su religión, con su salud o discapacidad.
No obstante, el profesor explica que, por lo general, a ninguna de las empresas del país les sería difícil despedir a alguien por tener COVID o no estar vacunado, pues a excepción de Montana, en el resto de 49 estados los empresarios no están obligados a dar explicaciones de por qué están despidiendo a un empleado. “Esto pasa incluso en California, que cuenta con más protecciones para los trabajadores”.
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