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La historia del Reino Unido, dentro de una urna

Una mujer abandona un colegio electoral en Aberdeenshire.

Maruxa Ruiz del Árbol

Edimburgo —

Son las 6.45 de la mañana y más de 100 personas hacen cola para votar frente al colegio electoral Dalry Primary School, en el centro–este de Edimburgo. Hay nervios en el ambiente. Cada una de sus papeletas está destinada a hacer historia. La última encuesta de Ipsos Mori, conocida en la misma mañana del jueves, da la victoria a los unionistas por seis puntos porcentuales (47% para el , 53% para el no), pero nadie cree que los sondeos, la inmensa mayoría de los cuales pronostica el no por una escasa diferencia, tengan la última palabra.

Unos 4,2 millones de personas están llamadas hoy a las urnas. O sea, si se le pegan las sábanas a unos pocos miles de votantes del no o del la historia puede caer de uno u otro lado. Una señora en la colacomenta que aún no tiene su decisión tomada. “Me tomaré unos minutos de reflexión en la cabina”.

Simon Quig no ha dormido. Marcará la casilla del Yes en su papeleta. “Nunca he estado tan involucrado con la política como ahora y jamás me había puesto nervioso en unas elecciones”, comenta.

La implicación del pueblo escocés con la política está hoy en niveles históricos. Para este referéndum, el 97% de los potenciales votantes se han registrado. Los 3.000 españoles que viven en Escocia también están llamados a las urnas. Los términos del referéndum dieron el derecho a decidir a los residentes en el territorio, siempre que sean ciudadanos británicos o pertenecientes a la Unión Europea o la Commonwealth.

La gran paradoja es que esta decisión dejó a los 800.000 escoceses que viven en Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte fuera de la decisión.

“Aquí dentro nada de fotos”

Ya son las 7.00 y se abren las puertas. “Buenos días, ¿en qué calle vive?”. “Dalry Road”, responde el votante. “Mesa número cuatro”.

“El proceso es sencillo”, explica Gordon Brand, el responsable de este colegio electoral. Primero, uno identifica el número de mesa donde ha de votar, dependiendo de su dirección. En cada mesa recibe su papeleta, que tendrá que rellenar en solitario en una de las cabinas. Por último, introducirá su papeleta doblada en las urnas selladas de plástico que custodian los dos responsables de cada mesa. A las 22.30 todas las cajas serán enviadas a Ingelston, el centro de recuento de la capital, media hora después de cerrar el colegio electoral. Todos los votos se contarán en 32 centros de recuento en distintos puntos del territorio escocés.

“Aquí dentro nada de fotos”, me dice tajante Brand. “No eres la primera a la que se lo digo, también ha habido varios votantes que querían hacerse un selfie”.

Todos los trabajadores de las mesas electorales se han presentado voluntarios y serán remunerados. Todos han pasado un curso de entrenamiento de una hora y media para hacer bien su trabajo, según explica el responsable de este centro electoral.

Después de las 22.00 comenzará la noche más larga de los últimos 300 años de historia del Reino Unido. Mary Pitcaithly, la jefa del recuento a nivel nacional, pasará a ser la protagonista de la noche entre las 6.30 y las 7.30, hora local estimada en que se prevé que se anuncie el resultado.

Pitcaithly, que ha trabajado en el Gobierno local escocés desde 1980, será la primera persona que conozca el resultado y la que lo comunicará a Escocia y el mundo.

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