Hwang Sok-yong, escritor surcoreano: “EEUU intenta controlar los países del norte de Asia a través de Corea”
A través del anhelo de construir una vía ferroviaria que comunique la Península de Corea de norte a sur, el escritor surcoreano Hwang Sok-yong, uno de los más célebres de su país, muestra en su última novela, 'Mater 2-10' (Alianza Editorial), el dolor de una nación dividida.
El autor vivió en la capital de Corea del Norte de niño y, cuando comenzó la Guerra de Corea, cruzó el Paralelo 38 junto a su familia, instalándose en Seúl, Corea del Sur. El escritor se vio obligado a participar en la Guerra de Vietnam junto al ejército estadounidense. En 1989, durante la dictadura militar de Corea del Sur, un viaje clandestino a Pyongyang para participar en un congreso de escritores le llevó al exilio en Berlín y Nueva York. Tras el fin de la dictadura en 1993 decidió volver a su país, pero fue condenado a siete años de cárcel por delitos contra la seguridad del Estado debido al mencionado viaje, llegando a pasar cinco años en prisión.
Hwang Sok-yong, defensor de la unificación y crítico con el sistema capitalista de Corea del Sur, atiende a elDiario.es a su paso por el festival internacional de literatura Capítulo Uno en Madrid (26-30 de marzo). El autor cuenta que un episodio de ese viaje a Pyongyang fue fundamental para esta novela. “Me inspiró un encuentro con un hombre en el año 1989 en Corea del Norte. Tenía un acento muy curioso. Hablaba coreano, pero un dialecto de Seúl muy anticuado que ya nadie usaba. Venía de un barrio de Seúl, casi mi ciudad natal, porque viví allí muchos años después de haber pasado el Paralelo 38 con el comienzo de la guerra de Corea”, cuenta. “Le conté una anécdota del barrio donde vivía el señor y, casualmente, también se acordaba. Era un incendio de un baño que desprendía un olor terrible en la calle. Decidimos quedar más tarde y hablamos durante cinco horas. Él era trabajador ferroviario y su hijo, también, pero murió”.
¿En qué manera el exilio, ese tiempo que pasó en prisión y su participación en la guerra de Vietnam, han influenciado su compromiso político?
Cuando empecé a escribir, el Gobierno en ese momento era militar, así que siempre tenía que tener mucho cuidado con la censura. Uno de los valores que he apreciado siempre es la libertad de expresión, por eso para mí siempre el tema político ha sido muy, muy importante.
En la novela da voz a trabajadores y activistas que muchas veces quedan olvidados en la historia. ¿Por qué?
Porque en la novela contemporánea de Corea no hay historias ni relatos que traten seriamente la vida de trabajadores y sus condiciones laborales. El conflicto y la lucha de los trabajadores fácilmente se asocian con el comunismo. En Corea del Sur, después de la separación con Corea del Norte, el comunismo es un tema totalmente tabú. Por eso otros no se han atrevido a escribir ese tipo de novela. Un autor debe sacar a la luz la historia, la vida y el sufrimiento de los trabajadores porque es una parte muy importante para entender la historia de un país.
En el libro hace un repaso de muchos acontecimientos de la historia de Corea y, también, habla del dolor de esa nación dividida. Usted es defensor de la unificación ¿Considera que es posible?
Corea, Japón y China ahora están en una etapa de superación del pasado. Por eso pienso que la reunificación va a ayudar a Corea del Sur y a Corea del Norte a dar un paso más adelante. De todas formas, más importante que la reunificación es conseguir la paz. La paz tiene que ser lo primero que tenemos que conseguir.
¿Cómo valora el papel de EEUU en esta situación?
Estados Unidos intenta controlar Asia del Norte a través de Corea. Para ellos, Corea sería como una plataforma para controlar todos los países asiáticos de Asia del noroeste. Aun así, Corea del Sur debe intentar mantener la independencia sin tomar un lado de un país o una potencia, ni China ni Estados Unidos. Para conseguir todo esto es muy importante conseguir un régimen pacífico con Corea del Norte. La sociedad coreana lo está haciendo bien, pero va a ser un proyecto a largo plazo.
En el libro también se habla de la implantación del sistema capitalista en Corea del Sur, expuesto muchas veces como ejemplo a nivel mundial de crecimiento y desarrollo. ¿Cree que está basado en un capitalismo salvaje? ¿Qué costes o problemas está acarreando?
En Corea el capitalismo lleva funcionando solo 30 años. Todos los países dicen que Corea es un ejemplo del crecimiento económico más rápido del mundo, pero no ha sido nada milagroso.
Casi todos los coreanos ya sabían leer y escribir. La tasa de alfabetización llegaba al 90% y el 70% de los adultos coreanos ya tenía el título universitario. Esto ayudó a levantar el país, que estaba hecho polvo en ese momento después de la colonización y la guerra de Corea.
De hecho, después de la guerra de Corea y la colonización, Corea del Sur fue el segundo país más pobre del mundo. Y aun así no lo considero un milagro, porque el nivel social y cultural de la dinastía Chosun —Joseon—, que es la última dinastía de Corea, era muy elevado. Hace como 200 o 300 años, el nivel económico, social y cultural de Corea estaba a la altura de los de Europa.
Además, una característica muy notable de Corea es la superación. Los ciudadanos tienen la capacidad de superar todas las historias duras que han tenido. No ha sido un milagro, solamente ha sido fruto de los esfuerzos y de la inteligencia de los coreanos.
Respecto a los problemas que ha traído el capitalismo radical en Corea, como ha avanzado todo muy rápido, claro que siempre hay gente más retrasada y hay mucho sufrimiento y desigualdad. El papel del intelectual, como los autores, es mirar y concentrarse en las personas que han sufrido desigualdad y otros problemas sociales que ha traído la llegada del capitalismo demasiado rápida.
Recientemente el gobierno coreano intentó ampliar la jornada semanal máxima a 69 horas, pero las protestas de los jóvenes hicieron que el gobierno se echara para atrás. ¿Cree que esta propuesta es un reflejo de ese modelo capitalista radical?
Sí, el gobierno actual de Corea es de derechas y está poniendo varias políticas muy a favor de las personas ricas, no para la gente pobre. El presupuesto del bienestar también ha bajado mucho, pero los jóvenes seguirán protestando muchísimo para que no aprueben ese tipo de políticas. Este Gobierno actual va a pagar mucho con esa política si al final la aprueba.
Tengo la esperanza de que el siguiente Gobierno no haga lo mismo, que mejore las condiciones laborales y las políticas a favor de la gente más pobre. Los jóvenes serán clave y es muy importante que elijan bien a los políticos.
¿Cuál cree que es la importancia de este libro en la Corea actual?
Ya soy mayor y ya no creo que la literatura pueda cambiar la sociedad. Los lectores que han leído el libro se acordarán de la historia y del sufrimiento de los protagonistas, que tiene mucho que ver con la historia real del país y recomendarán y contarán esas historias.
A lo largo de muchos años habrá más lectores que lean el libro, piensen y reflexionen. Es por eso por lo que hoy leemos obras clásicas. El cambio puede ser muy paulatino.
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