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Milei dinamita las relaciones internacionales mientras Lula le pide que se disculpe por sus insultos

El Presidente de Argentina, Javier Milei, habla con los medios de comunicación en Praga, República Checa, el 24 de junio de 2024.

Mercedes López San Miguel

Buenos Aires —
26 de junio de 2024 18:03 h

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Argentina ha dado un giro ultraconservador en política exterior. El gobierno de Javier Milei lleva adelante una cruzada contra el reconocimiento del cambio climático y la perspectiva de género en todos los organismos multilaterales que participa. Esta postura contradice la legislación nacional y aísla al país en los foros internacionales, como sucede en la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) que se reúne esta semana en Paraguay.

El Gobierno ha explicitado sus posturas reaccionarias en el borrador que ha llevado a la 54 Asamblea General de la OEA, que tiene como ejes la integración y la seguridad para el desarrollo sostenible de la región, y dura tres días, hasta el viernes. “Argentina desea dejar claro que no adhiere a una explicación monocausal del cambio climático ni está de acuerdo con invocarlo como un supuesto en discusiones”, sostiene en el texto. Propone quitar casi cualquier referencia a la “población LGTBI”, “género” y “violencia contra mujeres y niños” –ya que, según el ideario libertario, la violencia no tiene género–.

“Giro reaccionario” en política exterior

Carlos Raimundi, exembajador argentino en la OEA durante el Gobierno de Alberto Fernández (peronista, de centroizquierda) señala a elDiario.es que “Argentina siempre fue una referencia internacional sobre el cambio climático y su compromiso con la Agenda 2030. La política exterior de Milei da un giro reaccionario y responde a una posición negacionista y antiderechos, en el contenido y en el lenguaje. Es una postura ultraconservadora en general, es sistémica, en todos los documentos de Argentina, con objeciones a la perspectiva de género y las diversidades”.

La política exterior de Milei da un giro reaccionario y responde a una posición negacionista y antiderechos, en el contenido y en el lenguaje

La Agenda 2030 establece una serie de objetivos acordados por Naciones Unidas, basados en la eliminación de la desigualdad económica, interrelacionada a la agenda ambiental y de género. “Hambre cero”, “igualdad de género”, “acción por el clima”, “reducción de las desigualdades” son algunos de los objetivos clave que deberían intentar alcanzar los Estados miembros de la ONU, es decir, garantizar los derechos humanos, económicos y sociales. Argentina es la única que ha puesto objeciones en esta Asamblea a la Agenda 2030. 

La actual embajadora argentina en la OEA, Sonia Cavallo, en la reunión del Consejo Permanente de la OEA en la se debatió la crisis en Haití (un país sumido en el caos y en la violencia de las pandillas), pidió sacar del documento toda la referencia a la violencia sexual que sufren las mujeres haitianas. Esto generó el enojo de las delegaciones de Estados Unidos y México, que remarcaron la importancia que esa referencia se mantenga en el documento.

Raimundi señala su preocupación por posturas semejantes. “Argentina ha sido el único país que objetó la posición de la OEA sobre Haití y no ha dado razones para objetarla. Países como México y EEUU, que suelen tener diferencias en geopolítica, han criticado la posición argentina. Esto aísla a Argentina en el continente y en el mundo. Recientemente, el Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, Volker Türk, criticó al Gobierno de Milei por el cierre del Ministerio de la Mujer y las restricciones de la Cancillería a la Agenda 2030”.

El Gobierno de Milei se opone a la Agenda 2030 de la ONU porque la considera parte del 'globalismo', una especie de conspiración en la que, en palabras del expresidente Donald Trump, los organismos internacionales en su monitoreo de los derechos humanos se interpondrían “al derecho de cada nación a seguir sus propias costumbres, creencias y tradiciones”.

En el caso argentino, el giro ultraconservador contradice la legislación nacional ya que el país tiene aprobadas y vigentes leyes de divorcio, matrimonio igualitario y aborto. Asimismo contradice la Constitución y convenios internacionales firmados por Buenos Aires. En el Ministerio de Relaciones Exteriores comandado por Diana Mondino ha desembarcado como jefa de Gabinete Úrsula Basset, conocida por oponerse y cuestionar públicamente la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) y la Ley de Matrimonio Igualitario. Se rumorea que la llegada a ese cargo de la abogada Basset fue una condición del Ejecutivo para la continuidad de Mondino.

Miguel Ponce, exsubsecretario de Industria y Comercio durante el Gobierno de Raúl Alfonsín (radical de centroizquierda) señala el rol de Milei en la política exterior argentina. “El problema es que todo lo que tiene que ver con las relaciones internacionales está muy influido por los dislates del presidente cada vez que interviene en un tema. En la OEA pesa mucho Brasil y con Brasil estamos en el peor de los momentos: estamos asilando a golpistas. Esto condiciona a nuestras delegaciones afuera”. 

Lula: “Milei debe pedir disculpas”

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva afirmó en una entrevista al portal UOl este miércoles que aún no ha conversado con Milei porque considera que su par argentino aún “debe pedir disculpas” por las “tonterías” que dijo sobre él. El mandatario brasileño aludió a las declaraciones del ultraderechista en su campaña electoral, el año pasado, en la que lo tildó de “corrupto” y le llamó de forma despectiva “comunista”, entre otras calificaciones que Lula recibió con un evidente malestar. “No conversé con el presidente de Argentina porque creo que debe pedirle disculpas a Brasil y a mí”, afirmó Lula, y aclaró que eso no obstaculizará las relaciones institucionales con su vecino. “Yo quiero a Argentina, es un país muy importante para Brasil. Y Brasil es muy importante para Argentina”.

Además, el brasileño afirmó que su Gobierno trata “con mucha diplomacia” el caso de los golpistas fugados y analiza si pedirá formalmente su extradición.

Sin embargo, es poco probable que Milei se disculpe con Lula, así como se negó a hacerlo con el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. “No le voy a pedir disculpas bajo ningún punto de vista... Si yo fui el agredido”, afirmó el libertario en una entrevista concedida al canal Todo Noticias (TN), horas después de regresar de un viaje a España en mayo, en el que pronunció un discurso en un evento organizado por Vox, en el que llamó “calaña” a Sánchez y tildó de “corrupta” a su esposa, Begoña Gómez. Milei regresó a España hace pocos días para recoger un reconocimiento de la asociación Juan de Mariana, vinculada ideológicamente también con la extrema derecha y con la corriente ultraliberal, y otro de manos de Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid.

Además de las descalificaciones personales, la tensión entre Milei y Lula viene de lejos. La canciller Mondino en persona llevó una primera carta a Brasilia el 26 de noviembre para invitar a Lula a la ceremonia de investidura de Milei. Pero en lugar del actual presidente, asistieron al acto el exmandatario ultraderechista Jair Bolsonaro y sus hijos Flavio y Eduardo. El 15 de abril, Mondino llegó a Brasil con una segunda carta que entregó a su homólogo Mauro Vieira. No hubo ninguna respuesta desde el Planalto.

Brasil ha solicitado información sobre 143 prófugos de la justicia en el caso abierto por intento de golpe de Estado del 8 de enero de 2023. La sospecha de las autoridades brasileñas es que decenas de bolsonaristas se refugiaron en Argentina, aprovechando la sintonía entre Milei y Bolsonaro. El Gobierno ultraderechista argentino sólo informó a Brasil de que unos 40 condenados por la Justicia entraron en el país, pero esos son los que ingresaron de manera legal, pasando por Migraciones.

La OEA seguramente trate en sus discusiones la cuestión de las Islas Malvinas, tema que ha tomado un nuevo cariz con la llegada de Milei al Gobierno. El presidente ha admitido que están “en manos de Reino Unido” y que “no hay una solución instantánea” a la disputa, distanciándose de la postura tradicional de Argentina, que históricamente ha puesto como prioridad el reclamo de la soberanía de las Malvinas.

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