Brasil ha elegido este domingo entre dos modelos antagónicos de país. El del ultraderechista Jair Bolsonaro, o el del exmandatario izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, que ha ganado las elecciones finalmente con un resultado muy reñido. A pesar de que la jornada transcurría en la mayor parte del país con normalidad, sobre el mediodía han empezado a circular vídeos en redes sociales en los que se apreciaban controles policiales en las carreteras del nordeste del país, el principal bastión de votos del partido de Lula.
Esas imágenes han llevado al Tribunal Superior Electoral (TSE) de Brasil a pedir explicaciones a la Policía Federal de Carreteras por esas operaciones que aparentemente estaban obstaculizando el tránsito de personas hacia los centros de votación. El titular del TSE, Alexandre de Moraes, convocó al director de la Policía Federal de Carreteras, Silvinei Vasques, para que explicara el motivo de estas operaciones, a pesar de que la autoridad electoral había prohibido previamente cualquier acción policial que pueda dificultar el transporte de electores. Sin embargo, tras la reunión, Moraes ha afirmado que los retenes no han impedido que los electores puedan ejercer su derecho a voto: “En algunos casos eso ha retrasado la llegada de los electores, pero en ningún caso ha impedido que puedan votar”, ha asegurado el magistrado en rueda de prensa.
El presidente del TSE ha explicado que Vasques le garantizó que suspendería las operaciones y le indicó que se trataba de cuestiones vinculadas al Código de Tránsito del país. “Explicó que eran autobuses con problemas en los neumáticos, las luces o con otras cosas contempladas en el Código de Tránsito”, añadió Moraes.
Según el magistrado, la hipótesis de que la Policía seguiría órdenes del Gobierno para retener a los electores de Lula, que son mayoría en el noreste, “está totalmente fuera de la realidad”.
Momentos antes, el senador Humberto Costa, compañero de Lula en el Partido de los Trabajadores (PT), había afirmado en Twitter que estaban recibido numerosas denuncias sobre “la acción completamente ilegal” de la Policía. “Están intentando acabar con uno de los derechos más sagrados de nuestra Constitución: el voto. Es una acción con objetivos claramente electorales. ¡Dejen votar al noreste!”, ha dicho Costa.
El número de denuncias y de vídeos que han seguido circulando ha llevado a la presidenta del PT, Gleisi Hoffman, a pedir el arresto del director de la Policía de Carreteras. Según el diario Folha de Sao Paulo, al menos 514 autobuses habían sido detenidos hasta el mediodía en estos retenes a lo largo del país. En un mensaje en redes sociales Hoffman ha pedido a los parlamentarios de su coalición que se dirijan a los lugares donde se encuentran los retenes de Policía y “den orden de prisión a los policías”.
El diario O Globo ha publicado hace unas horas una información en la que detalla que las acciones en las carreteras fueron planificadas hace unos días en el palacio de Alvorada, la residencia oficial de Jair Bolsonaro, junto con su núcleo duro de campaña. La Folha de São Paulo, por su parte, ha revelado que Vasques, el director de la Policía de Carreteras, publicó el sábado en su perfil de Instagram una foto con la bandera de Brasil y el mensaje “vote 22, Bolsonaro presidente”. Después de que la publicación circulase por las redes sociales, Vasques ha borrado el post.
Una campaña violenta
Toda la campaña electoral brasileña ha estado marcada en gran medida por la creciente violencia política que se vive en el país. Durante los últimos meses han sido asesinados tres dirigentes del Partido de los Trabajadores, el último hace apenas dos días. Reginaldo Camilo dos Santos, uno de los principales correligionarios del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva en el municipio de Jandira, en el estado de São Paulo, fue asesinado a tiros este viernes cuando se encontraba cerca de su casa. Pese a que la Policía Civil de Sao Paulo aún no ha identificado a ningún sospechoso ni tiene pistas sobre los motivos del crimen, no descarta que pueda ser una represalia política debido a que “Zezinho del PT” venía denunciando diferentes corruptelas en Jandira, un municipio de la periferia de São Paulo, la mayor ciudad brasileña.
Hace poco más de un mes, un hombre entró en un bar de una localidad de la periferia de Fortaleza, al noreste de Brasil, y dijo: “¿Quién va a votar a Lula?”. Cuando un hombre se levantó para defender al candidato, el agresor lo acuchilló en el pecho, según los testigos. La víctima murió a los pocos minutos.
En julio, en la localidad de Foz de Iguazú, fronteriza con Argentina, el dirigente del PT Marcelo Arruda celebraba su cumpleaños cuando un funcionario de prisiones de la zona entró en la fiesta con un arma al grito de “aquí somos de Bolsonaro” y lo asesinó a tiros, según los testimonios de los presentes que recogió la prensa local
Este mismo sábado, una diputada brasileña próxima al presidente persiguió a un hombre a punta de pistola en mitad de una calle de la capital paulista. Carla Zambelli, que fue reelegida diputada en las legislativas del 2 de octubre, afirmó en sus redes sociales que actuó de esa forma porque supuestos simpatizantes del exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva la “rodearon” y “agredieron” cuando salía de un restaurante.