Al menos 81 muertos en Etiopía en las protestas por la muerte de un cantante
Al menos 81 personas han muerto en las protestas que han sacudido Etiopía tras el asesinato este lunes del popular cantautor oromo Hachalu Hundessa, según ha informado hoy la Policía de la región de Oromía, feudo del mayor grupo étnico del país.
Todas las muertes se produjeron en esa región, que incluye a la capital etíope, Adís Abeba, ha declarado a los medios locales el comisario general de la Comisión de la Policía de Oromía, Ararsa Merdassa. Ararsa ha indicado además que 78 fallecidos son civiles y los otros tres miembros de las fuerzas de seguridad y precisó que siete de las víctimas perdieron la vida en Adís Abeba.
Hachalu, de 34 años y famoso por sus canciones de protesta política en favor de los oromo, fue abatido a tiros en el barrio de Akaki Kality, en el sur de Adís Abeba, y trasladado a un hospital en el que murió.
Aunque la Policía ha abierto una investigación y varios sospechosos se encuentran detenidos, las protestas violentas de simpatizantes del cantante se han repetido en Adís Abeba y otras ciudades de Oromía, zonas en las que se restringió el acceso a internet. En la capital llegaron a estallar este martes tres artefactos explosivos sin que se conozca, de momento, si causaron víctimas. Una treintena de personas han sido detenidas, incluidos el dirigente opositor oromo Bekele Gerba y el conocido activista del mismo grupo étnico Jawar Mohammed.
El asesinato del cantante, quien había revelado que había recibido amenazas de muerte y cuyo funeral tendrá lugar este jueves, fue condenado por el primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, también oromo. Abiy expresó sus condolencias por el fallecimiento de “este artista increíble y brillante” e hizo un llamamiento a la calma en un mensaje en su cuenta de la red social Twitter. “Espero que podamos expresar nuestro dolor protegiéndonos y previniendo más delitos”, ha concluido en su mensaje.
Las letras de las canciones de Hachalu abordaban a menudo los derechos del grupo étnico oromo y desempeñaron un papel importante en la ola de protestas que provocó la llegada al poder de Abiy en abril de 2018. Su ascenso a la jefatura del Gobierno acabó con décadas en las que la coalición gobernante multiétnica estuvo dominada por líderes de la minoría tigray. Hasta entonces, los oromo se habían quejado tradicionalmente de marginación política y económica.
Abiy, de 43 años, ha impulsado importantes reformas en Etiopía, el segundo país más poblado de África, entre las que figura el fin del estado de emergencia impuesto por su antecesor, la amnistía a miles de presos políticos, la legalización de partidos opositores y el compromiso de celebrar elecciones. El gobernante fue galardonado con el Nobel de la Paz de 2019 por su contribución a poner fin al conflicto de Etiopía y Eritrea.
Sin embargo, Abiy también ha encajado críticas por no solucionar algunos problemas de raíz, como la falta de federalismo y las tensiones étnicas que han ocasionado olas de violencia y han hecho de Etiopía el segundo país con más nuevos desplazados del mundo.
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