Un nuevo ataque israelí sobre la zona humanitaria en el sur de Gaza deja 40 muertos y más de 60 heridos
El Ejército israelí atacó en la madrugada de este martes un campamento de tiendas de campaña designado como “zona humanitaria” cerca de la localidad de Jan Yunis, en el sur de Gaza, dejando al menos 40 muertos y más de 60 heridos, según el Gobierno de la Franja controlada por Hamás.
La Oficina de Comunicación gubernamental afirmó a primera hora del martes que las víctimas mortales en esta “masacre horrible” son al menos 40 y que hay decenas de personas desaparecidas. La Defensa Civil de Gaza afirmó que el ataque fue perpetrado con misiles potentes que causaron una gran destrucción en el campamento de desplazados y tres socavones de unos 10 metros de profundidad. Según los servicios de rescate, en la zona alcanzada por los misiles había entre 20 y 40 carpas que alijaban a familias desplazadas.
El Ministerio de Sanidad palestino ha señalado en un comunicado que 19 cuerpos de las víctimas han llegado a los hospitales y han sido identificados, así como más de 60 heridos, entre los que hay heridos graves. El Gobierno gazatí especificó que los otros 21 fallecidos no llegaron a las morgues porque sus cuerpos estaban destrozados o fundidos a causa de las bombas lanzadas contra el campamento.
Por su parte, el Ejército israelí dijo en un comunicado que las Fuerzas Aéreas han llevado a cabo “un ataque preciso contra varios terroristas destacados de Hamás, que estaban operando en un centro de control y comando dentro de la zona humanitaria de Jan Yunis”. El Ejército aseguró que el bombardeo fue efectuado después de haber recogido información de inteligencia sobre la presencia de los terroristas y que empleó “munición precisa”, al contrario de las denuncias de las autoridades locales.
Hamás negó esas acusaciones en un comunicado difundido por Telegram y citado por la Agencia EFE: “Las acusaciones de la ocupación sobre la presencia de combatientes de la resistencia son una mentira descarada”.
No es la primera vez que Israel ataca la “zona humanitaria” que se encuentra en el suroeste de Gaza, junto a la costa mediterránea. El pasado julio llevó a cabo uno de sus bombardeos más violentos contra el área, matando a 90 personas en Mawasi con el objetivo de acabar con Mohammed Deif, jefe del brazo armado de Hamás.
Las Fuerzas de Defensa de Israel designaron una “zona humanitaria” que abarca territorios de Mawasi y Jan Yunis, en el sur de Gaza, y Deir al Balah, en el centro, si bien han ido reduciendo su perímetro en los últimos meses bajo la premisa de que los milicianos la utilizan para esconderse y operar entre los civiles.
El 90% de la población gazatí de más de dos millones de personas se ha visto desplazada por la guerra y la gran mayoría se hacina en el enjambre de tiendas de campaña de la “zona humanitaria”, en condiciones insalubres y con escasez de agua o electricidad, así como de otros suministros básicos.
Según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), “más de un millón de personas no recibieron ninguna ración de comida en agosto en el sur y centro de Gaza” a causa del reducido flujo de camiones de ayuda humanitaria que entran al enclave. La OCHA destaca además que los habitantes de la Franja no han sido expulsados sólo del 11% del territorio, mientras que para el 86% del enclave han sido emitidas órdenes de evacuación por parte de Israel.
Israel admite haber matado a una activista propalestina “sin querer”
El Ejército israelí ha reconocido este martes que sus fuerzas “muy probablemente” mataron “sin querer” a la activista turcoestadounidense Aysenur Ezgi Eygi durante una protesta cerca de la localidad de Nablus, en la Cisjordania ocupada.
Tras realizar una investigación sobre los hechos ocurridos el pasado viernes, el Ejército ha asegurado que “es altamente probable que fuera alcanzada sin querer por fuego israelí que no iba dirigido contra ella”. En un comunicado, no ha ofrecido más detalles sobre quién era el objetivo de su ataque, que ocurrió durante una marcha semanal organizada por el Movimiento de Solidaridad Internacional (ISM, en inglés) contra la expansión de los asentamientos judíos en Cisjordania que, según testigos, transcurrió de manera pacífica.
El sábado, el gobernador de Nablus, Ghassan Daghlas, aseguró que la autopsia realizada a la activista confirmó que murió por un disparo en la cabeza realizado por un soldado israelí. Las autoridades israelíes han solicitado hoy realizar su propia autopsia al cuerpo de la joven.
Jonathan Pollak, veterano activista israelí que participó en la protesta en la que murió la joven, ha dicho a la Agencia EFE que los soldados permanecieron apostados en una colina a más de 200 metros de los manifestantes, desde donde tenían “una línea de visión clara” de a qué o quién disparaban. “Sabemos que estas investigaciones son un mecanismo para asegurar la impunidad (de las fuerzas israelíes)”, ha denunciado el activista sobre las pesquisas anunciadas por el Ejército tras el incidente.
Cientos de personas participaron el lunes en una marcha funeraria por la activista en Nablus. Con el cuerpo envuelto en una bandera palestina y el rostro rodeado de una kufiya, la activista de 26 años fue cargada en una camilla, primero por guardias de honor con uniforme verde y luego por sus amigos más cercanos.
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