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El empeño de los 'populares' con su candidato aboca a una cumbre extraordinaria para el 30 de junio para renovar los cargos de la UE

Emmanuel Macron, Pedro Sánchez, Angela Merkel y Donald Tusk.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

Sigue la cuenta atrás. Lo bueno, es que hay una fecha límite: el 2 de julio por la mañana se vota al presidente del Parlamento Europeo. Y antes tiene que haber un acuerdo para los principales cargos de la UE, los llamados top jobs en la burbuja bruselense: presidentes de la Comisión Europea, Consejo Europeo, Eurocámara, Banco Central Europeo y alto representante para asuntos exteriores. Por eso, los líderes de la UE se han emplazado al 30 de junio a las 18.00, a 48 horas de la elección del presidente de la Eurocámara, para cerrar un acuerdo.

Y en medio, Osaka, la cumbre del G-20 en la que se encontrarán todos los líderes el 28 y 29 de junio y en la que seguirán negociando.

Todo es un pack. Y, de momento, está bloqueado a 12 días de la fecha límite. ¿Por qué? Por el empeño del Partido Popular Europeo, no ya en intentar conservar la presidencia de la Comisión, sino de que la presidencia recaiga en Manfred Weber. Es cierto que a Weber le acompaña el hecho de haber sido elegido, mediante primarias, candidato de los populares a la Comisión Europea, spitzenkandidat. Pero también es cierto que es un dirigente político sin experiencia de gobierno, y cuyo principal responsabilidad reside en la presidencia del grupo popular en el Parlamento Europeo.

Además de carecer de experiencia de gobierno, carece de proyección pública y no le sobra carisma. Por eso no lo quiere ningún grupo. Pero su familia política ha cerrado filas en torno a él este mismo jueves: “Seguimos comprometidos con el procedimiento y con nuestro candidato, Manfred Weber. Tenemos el deber de respetar los votos y apoyar que Manfred Weber se convierta en el próximo presidente de la Comisión Europea. Los líderes del EPP están unidos detrás de Manfred Weber, creemos que tiene todas las habilidades y experiencia necesarias para dirigir la próxima Comisión Europea”.

Ya en una reunión en el Parlamento Europeo este jueves por la mañana, el resto de grupos le ha dicho al PPE que no quieren a Weber, apoyado principalmente por la Alemania de Angela Merkel. Así lo ha contado el coportavoz de los Verdes, el belga Philip Lamberts, participante en la reunión con el resto de presidentes de los grupos parlamentarios, entre los cuales se estrenaba la española Iratxe García.

Y mientras el empeño con Weber del PPE bloquea la situación, ahonda en paralelo la brecha entre Francia y Alemania, Macron y Merkel. Macron y los socialistas mantienen su alianza para arrebatar al PP la presidencia de la Comisión, y mantienen vivas las candidaturas de Margrethe Vestager y Frans Timmermans. Mientras, Merkel sigue siendo el principal apoyo para Weber, a quien cada día que pasa le resulta más difícil seguir sosteniendo por el rechazo que genera.

Pero en la familia socialista están presionando para colocar al socialdemócrata holandés Frans Timmermans, del mismo partido –Partido del Trabajo– que el ex presidente del Eurogrupo Jeroen Dijsselbloem (2013-2018), quien tanto apretó a la Grecia de Alexis Tsipras en 2014 y 2015. La clave no estaría tanto en quién sacó más escaños el 26 de mayo –los populares tienen 181–, como quien puede aunar más votos en el Parlamento –socialistas y liberales suman 261, 153+108–, teniendo en cuenta que la mayoría absoluta se sitúa en 376.

Si los populares se quedan con la presidencia de la Comisión, tendrían que ceder las principales vicepresidencias, la presidencia del Consejo y la de la Eurocámara. Y ahí entran en juego otros actores: como los españoles Josep Borrell y Nadia Calviño, uno de los cuales puede ocupar una vicepresidencia importante, ya sea política o económica. O la verde Ska Keller, si las principales familias quieren incorporar al cuarto partido de la Eurocámara y le ceden la presidencia de la Eurocámara, aunque sea de manera rotatoria como se ha hecho en el pasado entre PPE y socialdemócratas.

También entran en juego los liberales. No sólo por la comisaria de Competencia, Vestager, sino por el hasta ahora presidente del grupo parlamentario liberal, Guy Verhofstadt, que está deseando ser nombrado presidente del Parlamento Europeo después de ser relevado por el rumano Dacian Ciolos este miércoles al frente del rebautizado Renew Europe, un grupo que está empezando con muy mal pie por las polémicas entre Ciudadanos y En Marche: Rivera tuvo que rectificar este jueves sus declaraciones sobre los apoyos de Macron a sus alianzas en España con Vox tras el desmentido del Elíseo.

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