¿Y si Putin gana sin pegar un solo tiro?
Cuando los analistas occidentales imaginan una guerra entre Rusia y Ucrania tienden a invocar imágenes de la Segunda Guerra Mundial: tanques, tropas y aviones. En tierra, el desplazamiento masivo de tropas rusas cerca de las fronteras de Ucrania y las trincheras excavadas por los ucranianos solo refuerzan el cliché. Pero este escenario bélico podría ser engañoso.
La élite “siloviki” (políticos y funcionarios que hicieron carrera en servicios de seguridad) que lidera Putin valora mucho las formas híbridas de enfrentamiento. En su estrategia, el resultado óptimo sería alcanzar la victoria militar sin un conflicto armado directo. Supongamos que el Kremlin tiene éxito en desestabilizar Ucrania económica y políticamente, hasta el punto de lograr un cambio de régimen tras varios meses de tensión en las fronteras. En ese caso, su ejército habría triunfado sin disparar un solo tiro.
A diferencia de Occidente, el liderazgo ucraniano parece conocer estas tácticas. Por eso a Kiev le molesta tanto que los países occidentales evacúen al personal de sus embajadas y que las aerolíneas cancelen vuelos. Esos movimientos juegan a favor del objetivo del Kremlin de desestabilizar a Kiev.
La gran pregunta es si la sociedad ucraniana puede seguir estando predominantemente a favor de Occidente tras un asedio prolongado y con las dificultades que conlleva. La apuesta de Rusia parece ser que no. Lo que, en consecuencia, generará disturbios y un cambio de gobierno. Además, Rusia sabe cómo tirar de los hilos en un país que fue parte de la Unión Soviética. No cabe duda de que Putin tiene un idea completa de gobierno para Ucrania en el bolsillo, lista para ser activada.
Para ganar esta guerra híbrida, el Kremlin necesita que Occidente pierda interés en el enfrentamiento en su flanco oriental. Eso es fácil porque una vez que la guerra no se considere inminente, Occidente mirará hacia otro lado y seguirá haciendo negocios con Rusia.
Pero esa no es toda la apuesta de Rusia: Occidente también podría perder el interés por invertir en Ucrania porque, reconozcámoslo, nadie quiere invertir en un país con un ambiente inestable y plagado de conversaciones sobre guerra. Y luego, el colapso del régimen de Kiev llegará de manera natural. Entonces, ¿qué podría hacer Occidente –y la UE– para prevenir un escenario semejante?
Claramente Ucrania necesitaría apoyo económico y político en masa de niveles sin precedentes. El autor de esta columna no está seguro de si Occidente será tan generoso. Además, un artículo reciente de Euractiv sugiere que no todos los países de la UE tienen tanto interés por Ucrania. Y Rusia hará su mayor esfuerzo para fomentar que se mantengan distantes.
Occidente también debería estar listo para aplicar sanciones contra Rusia, pero no ante la amenaza de una invasión, sino ya en caso de mantenga su estrangulamiento sobre Ucrania.
Una vez más, no estamos tan seguros de que ese avance sea realista. Alemania parece aceptar que el Nord Stream 2 debería ser cancelado si Rusia invade. Pero, ¿significa eso que si Rusia no invade (pero alcanza los mismos objetivos de manera híbrida), el proyecto seguirá adelante?
Rusia está preparada para una guerra híbrida, y también para una diplomacia híbrida. Occidente no lo está.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés por el medio paneuropeo Euractiv.
Traducción de Ignacio Rial-Schies
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