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Aung San Suu Kyi evita hablar sobre las agresiones sexuales a rohingyas

Poppy McPherson

En un encuentro con un alto cargo de la ONU, Aung San Suu Kyi evitó comentar los informes sobre la violación de mujeres y niñas rohingyas por parte de las tropas y la policía de Myanmar, según una comunicación interna a la que ha accedido the Guardian.

Pramila Patten, enviada especial en materia de violencia sexual en conflictos, viajó al país a mediados de diciembre para una visita de cuatro días en la que abordar la crisis con autoridades gubernamentales.

Patten señaló que Aung San Suu Kyi, consejera de Estado en el gobierno de Myanmar, rehusó entrar en ninguna “discusión sustancial” sobre informes que apuntan a una violencia sexual “generalizada y sistemática” en el estado de Rakáin, al norte del país, por parte de soldados, guardia fronteriza y las milicias budistas de Rakáin.

“La reunión con la consejera de Estado fue una llamada cordial de cortesía de aproximadamente 45 minutos que careció, desafortunadamente, de naturaleza sustancial”, escribió Patten en una carta enviada la semana pasada al secretario general de la ONU, António Guterres.

Más de 655.000 rohingyas, miembros de una minoría musulmana perseguida, han huido a campos de refugiados en Bangladesh desde que empezó en agosto la oleada de violencia en el estado birmano de Rakáin. Médicos sin Fronteras cree que al menos 6.700 rohingyas fueron asesinados durante “operaciones de limpieza” que supuestamente se dirigían a militantes. Muchos supervivientes dicen que mujeres y niñas fueron violadas en grupo.

En lugar de hablar sobre las alegaciones, Patten señala que Aung San Suu Kyi le informó que tendría “un buen número de reuniones” con autoridades superiores de Myanmar.

Durante estas reuniones, los representantes del gobierno militar y civil le dijeron que los informes sobre las atrocidades eran “exagerados e inventados por la comunidad internacional”.

“Y lo que es más, se expresó la creencia en que los que han huido lo hicieron debido a su vinculación con grupos terroristas y que lo hicieron para eludir la actuación de la ley”, escribió Patten.

Una investigación militar dudosa

El Ejército de Myanmar se ha deshecho de toda acusación de abusos en una investigación interna señalada como “manipulación” por parte de grupos de derechos humanos.

En su viaje al país, Patten se encontró con el hombre que dirigió la investigación, el teniente general Aye Win, que le explicó su metodología.

“La investigación militar, que consistió en hombres armados en uniforme ‘interrogando’ a civiles en grandes grupos, a menudo filmados en cámara, y dando parte a las comunidades después de su testimonio y cooperación, tuvo lugar claramente bajo circunstancias coercitivas, de forma que nadie tuviera ningún incentivo para presentar quejas”, escribió Patten.

“En consecuencia, más de 800 entrevistas dieron lugar a cero informes sobre violencia sexual o de otro tipo contra civiles por las fuerzas de seguridad armadas”, añadió Patten.

La enviada especial también expone su preocupación sobre los planes de mandar de vuelta a Myanmar a los rohingyas que han huido, citando el “clima de impunidad predominante” en el país.

Repatriaciones para enero

Bangladesh y Myanmar han acordado la repatriación “rápida” de los rohingyas, programada para comenzar a finales de enero.

Pero muchos rohingyas han dicho que no volverán de manera voluntaria hasta que no les otorguen la ciudadanía, así como garantías de que estarán a salvo y no llevados a campos de internamiento. Decenas de miles han vivido en campos así en lugares del estado de Rakáin desde que comenzó la violencia en 2012.

Skye Wheeler, la investigadora del Observatorio de Derechos Humanos que investigó las denuncias de violencia sexual, dijo que Myanmar está negando “una verdad terrible”.

“La falta de reconocimiento o de preocupación por parte de las autoridades de Myanmar, incluida Auung San Suu Kyi, que han mostrado respecto a las mujeres y niñas que han sido violadas brutalmente por parte de soldados de Myanmar como parte de su campaña de limpieza étnica es casi tan impactante como los propios crímenes”, dijo Wheeler a the Guardian.

“Que se niegue una verdad tan terrible es como un segundo ataque. Soportar una atroz violación en grupo y después ser ignorada, como si no importases para nada”.

El gobierno de Myanmar no hizo comentarios tras ser contactado para este artículo.

Traducido por Marina Leiva