Las fuerzas de coalición lideradas por Arabia Saudí están preparando un ataque total contra el puerto de Al Hudayda en Yemen, controlado por los hutíes, de tal manera que podría interrumpir los servicios humanitarios, desplazar a unas 200.000 personas e inclinar la balanza en la guerra civil que ya dura tres años a favor de las fuerzas antihutíes.
Tras un rápido avance a lo largo de la costa, las fuerzas antihutíes están ahora a 13 kilómetros de Al Hudayda, que fue capturada por los rebeldes apoyados por Irán en 2015.
“Primero, cortaremos las líneas de suministro, sobre todo las que existen entre Saná (capital en poder rebelde) y Al Hudayda. Entonces asediaremos Al Hudayda y los derribaremos, quizá sin un enfrentamiento”, afirmó este miércoles un portavoz de las llamadas fuerzas de la Resistencia Nacional.
En otros momentos del pasado, los países occidentales han conseguido disuadir a Arabia Saudí y a Emiratos Árabes Unidos de bombardear el puerto, defendiendo que su destrucción provocaría muertes y hambrunas generalizadas. Alrededor del 80% de la ayuda humanitaria y comercial que llega a Yemen pasa por Al Hudayda.
Sin embargo, en los últimos dos meses, una envalentonada coalición liderada por Arabia Saudí ha avanzado más rápido de lo esperado hacia las puertas de la ciudad, haciendo caso omiso en gran parte a las súplicas occidentales que avisan de que no se puede restablecer la paz en Yemen por medios militares. Los combates ya han desplazado a 100.000 personas, y los organismos de ayuda predicen que otras 200.000 se verán desplazadas si se desatan luchas intensas en Al Hudayda.
Martin Griffiths, el enviado especial de la ONU para Yemen, que debe publicar una propuesta para la paz, sostiene que una batalla por Al Hudayda “haría que la paz quedase fuera de la mesa de negociaciones”.
La fuerza de la Resistencia Nacional es leal al expresidente yemení Ali Abdulá Salé, asesinado en Saná por sus antiguos aliados hutíes en diciembre. La fuerza está al mando de Tareq Salé, sobrino del expresidente.
Una segunda fuerza más regional conocida como la Resistencia Popular de Tihamah (TPR), también está realizando incursiones en el sur de Al Hudayda. Esta fuerza está formada por habitantes de la zona leales al presidente yemení en el exilio, Abd-Rabbu Mansour Hadi.
El control del puerto daría a la coalición saudí el control del suministro de ayuda humanitaria en Yemen. También pondría en duda la voluntad de Irán de debatir el futuro del país devastado por la guerra, incluido cualquier compromiso de proporcionar ayuda humanitaria.
El viceministro de Exteriores de Irán, Seyed Abás Araqchi, ha afirmado esta jueves por la mañana que Teherán está dispuesto a mantener conversaciones sobre Yemen con Europa, pero solo sobre cuestiones humanitarias. Es la primera vez que Irán indica públicamente que está dispuesto a negociar con Occidente sobre un conflicto regional en el que se le acusa de estar involucrado.
En otras ocasiones, Irán se había resistido a la idea de mantener conversaciones con Occidente sobre sus acciones en varios países de la región, en particular sobre su participación en Siria y su supuesto apoyo a los hutíes, así como sus controvertidos ensayos de misiles balísticos. Bajo la presión de Donald Trump, que ha retirado a EEUU del acuerdo nuclear de 2015, Europa ha presionado a Irán para que se abra.
“Por motivos humanitarios y debido a las graves situaciones a las que se enfrenta el pueblo de Yemen, hemos entablado conversaciones con cuatro países europeos: Francia, Reino Unido, Alemania e Italia”, apuntó Araqchi esta semana durante una entrevista en la televisión nacional.
La declaración de Araqchi muestra una concesión por parte de Teherán. Arabia Saudí, que ha liderado una intervención militar respaldada por EEUU en Yemen desde marzo de 2015 con el objetivo de contrarrestar los avances hutíes, acusa a Teherán de apoyar militarmente a los rebeldes. Irán lo ha negado una y otra vez.
En el mes de noviembre de 2017, el comandante del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (IRGC) admitió que Teherán está ayudando a los hutíes, pero afirmó que es únicamente en calidad de asesor. Qassem Suleimani, el comandante de la fuerza iraní de Quds –la rama exterior de IRGC– dijo en un discurso en 2015 que estaban “siendo testigos de la exportación de la revolución islámica a toda la región desde Bahréin hasta Irak, Siria, Yemen y el norte de África”.
Traducido por Cristina Armunia Berges