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The Guardian en español

Decenas de civiles de Bucha fueron asesinados por dardos metálicos disparados por la artillería rusa

Los voluntarios exhuman cadáveres en una fosa junto a la iglesia de San Andres, en Bucha.

Lorenzo Tondo

Kiev (Ucrania) —

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Decenas de civiles muertos durante la ocupación rusa de la ciudad ucraniana de Bucha fueron asesinados con diminutas flechas metálicas como las que dispara la artillería rusa, según explican médicos forenses.

Los forenses que están llevando a cabo las autopsias de los cuerpos hallados en fosas comunes en esta región al norte de Kiev, donde las fuerzas de ocupación rusas han sido acusadas de haber cometido atrocidades, dicen que han encontrado pequeños dardos metálicos, llamados flechettes, incrustados en las cabezas y el pecho de las personas asesinadas.

“Encontramos varios objetos muy finos, parecidos a clavos, en los cuerpos de hombres y mujeres, y lo mismo hicieron otros de mis colegas en la región”, dice Vladyslav Pirovskyi, médico forense ucraniano, a The Guardian. “Es muy difícil encontrarlos en el cuerpo, son demasiado finos. La mayoría de estos cuerpos provienen de la región de Bucha-Irpin”.

Expertos independientes en armamento que examinaron las imágenes de los dardos metálicos encontrados en los cuerpos, vistas por The Guardian, confirmaron que se trataba de flechettes, un tipo de arma antipersonal de uso muy extendido durante la Primera Guerra Mundial.

Estos pequeños dardos metálicos están contenidos en proyectiles de tanques o cañones de campaña. Cada proyectil puede contener hasta 8.000 flechettes. Una vez disparados, los proyectiles estallan cuando una espoleta temporizada detona y explota en el aire.

Las flechettes, que suelen tener entre tres y cuatro centímetros de longitud, se desprenden del proyectil y se dispersan en un arco de unos 300 metros de ancho y 100 de largo. Al impactar el cuerpo de la víctima, el dardo puede perder rigidez y doblarse en forma de gancho, mientras que la parte trasera de la flecha, formada por cuatro aletas, suele desprenderse y provocar una segunda herida.

Según varios testigos en Bucha, la artillería rusa disparó flechettes unos días antes de que las fuerzas se retiraran de la zona a finales de marzo. Svitlana Chmut, residente en Bucha, dijo al Washington Post que había encontrado varias clavadas en su coche.

Una munición que no está prohibida

Aunque los grupos de derechos humanos llevan mucho tiempo pidiendo la prohibición de los proyectiles flechette, estas municiones no están prohibidas por el derecho internacional. Sin embargo, el uso de armas letales imprecisas en zonas civiles densamente pobladas constituye una violación del derecho humanitario.

Según Neil Gibson, experto en armas del grupo Fenix Insight, con sede en Reino Unido, que ha revisado las fotos de estas armas encontradas en Bucha, los dardos metálicos procedían de un proyectil de artillería 3Sh1 de 122 milímetros, utilizado por la artillería rusa.

Las flechettes han sido utilizadas como armas balísticas desde la Primera Guerra Mundial. Lanzados por los entonces novedosos aviones para atacar a la infantería, los letales dardos metálicos eran capaces de perforar los cascos. No se usaron mucho durante la Segunda Guerra Mundial, pero resurgieron durante la Guerra de Vietnam, cuando Estados Unidos empleó una versión de las pistolas de flechette, en las que los dardos iban envueltos en cartuchos de plástico.

Según Amnistía Internacional, “las flechettes son un arma antipersonal diseñada para penetrar en la vegetación densa e impactar a un gran número de soldados enemigos. Nunca deben utilizarse en zonas civiles edificadas”.

No hace falta ser un experto en armas para entender que, en Bucha, Rusia ignoró las leyes de la guerra

“No hace falta ser un experto en armas para entender que en Bucha Rusia ignoró las leyes de la guerra”, dice el alcalde de Bucha, Anatoli Fedoruk. “Bucha se convirtió en un safari checheno, donde utilizaron minas terrestres contra los civiles”.

Las fuerzas rusas capturaron Bucha, 30 kilómetros al noroeste de Kiev, tras feroces combates pocos días después del comienzo de la invasión en febrero. A finales de marzo, recibieron la orden de retirarse y a lo largo de los días posteriores fueron descubiertas fosas comunes en las que se hallaban cadáveres de cientos de personas, que aparentemente habían sido masacradas.

Traducción de Julián Cnochaert.

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