Como alcaldes de Nueva York y Londres, pedimos a todas las ciudades que se desprendan de los combustibles fósiles
Este verano, fue como si nuestras dos ciudades hubieran cambiado de lugar. Londres fue calurosa y seca, mientras que Nueva York tuvo días y más días de lluvia. Según los científicos más reconocidos, la ola de calor en Europa de los últimos meses se ha duplicado debido al cambio climático que se ha producido como resultado de la actividad humana. Además, cada vez hay más pruebas de la relación entre el cambio climático y la frecuencia de las grandes inundaciones, así como de huracanes graves.
Lo que parece claro es que lo que ahora consideramos un clima extraño en nuestras ciudades probablemente se convertirá en la nueva normalidad y que el cambio climático representa una enorme amenaza para el futuro de nuestros hijos y para las generaciones venideras.
Como alcaldes, no solo nos comprometemos a tomar medidas valientes para hacer frente al cambio climático y mejorar las vidas de las personas que representamos, sino también a mostrar el camino a los demás. Es por esto que, antes de que se celebre la Cumbre de Acción Climática Global en California, estamos haciendo un llamamiento a otras ciudades para que se unan a nosotros y se desprendan de sus activos en empresas de combustibles fósiles. Hoy anunciamos una nueva iniciativa global para las ciudades sobre desinversiones e inversiones sostenibles.
A través del trabajo que realicemos en el Grupo de Liderazgo Climático C40, Londres y Nueva York copresidirán el foro Cities Divest Invest, una red global de ciudades que no solo nos permitirá compartir herramientas, conocimientos y experiencias, sino también abogar por la acción en materia de disinversión e inversión verde.
Londres y Nueva York son dos de las ciudades más dinámicas, innovadoras y progresistas del mundo, y estamos decididos a seguir adelantes con los objetivos del acuerdo de París, adelantando a muchos gobiernos nacionales.
Sabemos que para hacer frente al cambio climático es necesario actuar en todos los frentes, desde la manera en que gestionamos nuestras redes de transporte hasta el uso de energías más limpias y la mejora de la eficiencia energética de nuestros edificios. Pero también debemos utilizar nuestro poder económico para acelerar la transición a una economía con bajas emisiones de carbono.
Creemos que poner fin a la inversión institucional en empresas que extraen combustibles fósiles y contribuyen directamente al cambio climático puede ayudar a enviar un mensaje muy poderoso de que las energías renovables y las opciones bajas en carbono son el futuro. Si queremos financiar el nivel de transformación que el mundo necesita, debemos fomentar la inversión sostenible y utilizar el poder de los inversores institucionales, como los fondos de pensiones.
Es por esto que, tanto en Londres como en Nueva York, estamos tomando todas las medidas posibles para deshacernos de nuestros fondos de pensiones municipales de los combustibles fósiles.
Actualmente, menos del 2% de las inversiones de la Autoridad del Fondo de Pensiones de Londres, 5.500 millones de libras esterlinas, se destinan a la extracción de fósiles. Este año, la autoridad se ha deshecho de otras 700.000 libras esterlinas de inversiones en combustibles fósiles, incluidas las participaciones en Shell y BP, y tienen previsto desinvertir el resto de sus inversiones.
En Nueva York, la retirada de inversiones está en marcha, con el objetivo de lograr la desinversión total en un plazo de cinco años. Esto significará retirar de la industria unos 5.000 millones de dólares.
Nuestras dos ciudades también están invirtiendo en un futuro sostenible. Londres lanzó recientemente el Fondo de Eficiencia Energética, de 500 millones de libras, en colaboración con el Fondo Europeo de Desarrollo Regional e inversiones del sector privado, para ayudar a los hospitales, museos, oficinas, bibliotecas, viviendas sociales y universidades a ser más ecológicos y eficientes desde el punto de vista energético.
La ciudad de Nueva York ha aumentado su capacidad de energía solar seis veces desde 2013 y está invirtiendo 2.700 millones de dólares en proyectos de eficiencia energética que ahorran dinero a los neoyorquinos y reducen las emisiones. El gobierno de esta ciudad tiene ahora más de 1.200 vehículos eléctricos y 500 estaciones de carga.
Por supuesto, reconocemos que la desinversión y la aceleración de la inversión verde no siempre es sencilla. Las principales carteras de las entidades públicas son normalmente fondos de pensiones que, por norma general, no están bajo el control de los alcaldes. Pero podemos progresar si trabajamos junto con una serie de socios como pueden ser los fondos de pensiones, las autoridades locales, los grupos de campaña y el sector privado.
Creemos que podemos demostrar al mundo que la desinversión es una herramienta poderosa y un uso prudente de los recursos. Y que, juntas, nuestras ciudades –Nueva York, Londres y muchas otras alrededor del mundo– pueden enviar un mensaje claro a la industria de combustibles fósiles: cambien sus hábitos ahora y únanse a nosotros en la lucha contra el cambio climático.
El cambio climático no conoce fronteras y tomar este tipo de medidas ahora podría ayudarnos a marcar una diferencia crucial para las personas que representamos y para el futuro de nuestro planeta.
Traducido por Cristina Armunia Berges