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The Guardian en español

Nuevos estudios desmienten la teoría de que el tabaco protege los pulmones contra la COVID-19

Varias personas, guardando una distancia de seguridad, en una cola para entrar en un estanco de Pozuelo de Alarcón, el mismo día que el Gobierno había decretado el estado de alarma en España.

Elena Johnson

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Al principio de la pandemia, los fumadores tal vez pensaron que no tenían mucho de qué preocuparse, ya que en las redes sociales circulaba una buena noticia para ellos: un estudio sugería que fumar podría estar asociado con un menor riesgo de contraer la COVID-19, ya que la cifra de fumadores que contrajeron Covid-19 era mucho menor que el de no fumadores. En febrero, un estudio del New England Journal of Medicine examinó los casos en China y determinó que, de las personas que dieron positivo, alrededor del 85% eran no fumadores, el 13% eran fumadores y el 2% eran ex fumadores. Esto llevó a algunos científicos a creer que la nicotina podría ser un factor de protección contra el coronavirus.

Sin embargo, esta afirmación es incompleta y varios estudios recientes parecen refutarla. La semana pasada, un grupo de investigadores de la Universidad de California, San Francisco, analizaron los datos de más de 8.000 adultos jóvenes que completaron la Encuesta Nacional de Salud, junto con un conjunto de indicadores de riesgo establecidos por los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos. El objetivo era ver hasta qué punto los jóvenes son vulnerables a la COVID-19.

Los investigadores constataron que el 32% de los encuestados tenían condiciones preexistentes que los ponían en riesgo de contagio. Pero cuando los investigadores eliminaron a las personas que fumaban y usaban cigarrillos electrónicos y observaron exclusivamente a los no fumadores, el porcentaje de las personas con mayor riesgo de contagiarse se redujo a la mitad, al 16%.

Otro estudio reciente obtuvo resultados similares. La Sociedad para la Investigación de la Nicotina y el Tabaco analizó a más de 11.000 enfermos de COVID-19 y constató que alrededor del 30% tenía un historial de fumador y vio cómo sus condiciones progresaban a un estado más grave o crítico. En el caso de los pacientes no fumadores el empeoramiento de los síntomas se dio en el 17,6% de ellos. El estudio concluyó que “el tabaquismo es un factor de riesgo para la progresión de la enfermedad”, y los fumadores tienen casi el doble de probabilidades de desarrollar síntomas graves.

Fumar no es de ninguna manera beneficioso para la salud pulmonar

El estudio no convenció a todo el mundo. El doctor David Christiani, profesor de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard, cree que muchos de los estudios publicados se hicieron de forma precipitada y que no estaban bien diseñados. Fumar no es de ninguna manera beneficioso para la salud pulmonar; de hecho, probablemente sólo aumenta la probabilidad de contagio.

“Los productos del tabaco causan inflamación en las vías respiratorias y afectan la inmunidad pulmonar, lo que hace a las personas más susceptibles a la infección en general”, señala Christiani.

Como resultado, la gravedad de los síntomas y la probabilidad de muerte son mucho peores entre los fumadores que dan positivo en la prueba de Covid-19, afirma el doctor Michael Siegel, profesor de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Boston.

Fumar puede ser perjudicial para la salud, pero también juega en contra de los esfuerzos de la comunidad para frenar la propagación del virus. Alguien que fuma cigarrillos electrónicos puede ser “joven y muy sano”, dice Christiani, “pero si tiene Covid-19, solo hace falta mirar esa nube de humo a su alrededor para suponer que podría haber virus activos en toda la nube”.

Los fumadores no suelen llevar mascarillas, e independientemente de la distancia física que mantengan con los demás, las partículas de humo que exhalan podrían ser recogidas por las corrientes de viento. Como las partículas son tan finas, podrían penetrar a través de las mascarillas estándar, que sólo están diseñadas para proteger de las gotas.

Por eso, los expertos recomiendan que aquellas personas que puedan abandonen ese hábito. “¿Por qué arriesgarse a tener las vías respiratorias irritadas en un momento como éste?”, señala Siegel.

Pero para los que usan los cigarrillos electrónicos como método para dejar de fumar, puede ser más complicado. “Lo ideal sería que esas personas dejaran de usar cigarrillos electrónicos. Sin embargo, la realidad es que si intentan dejarlo, existe la posibilidad de que vuelvan a fumar”, dijo. Muchos establecimientos que venden tabaco no han cerrado durante el confinamiento, lo que puede dificultar el dejar de fumar. Pero, por supuesto, cerrar esas tiendas puede no ser el enfoque de salud pública más eficaz, incluso en medio de una pandemia. “Los fumadores son adictos a la nicotina. Van a encontrar una forma u otra de llegar allí para conseguir su dosis”, concluye Christiani.

Traducido por Emma Reverter

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