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The Guardian en español

La política gana a la ciencia en la nueva estrategia del Gobierno de Boris Johnson de “convivir con el virus”

El primer ministro británico, Boris Johnson, durante una visita a una fábrica de Nissan el pasado 1 de julio

Linda Geddes

5 de julio de 2021 23:01 h

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“Datos antes que fechas”. Durante meses, ese fue el mantra del primer ministro británico con relación a la posible flexibilización de las restricciones por la COVID-19. Pero ahora que los casos de coronavirus siguen creciendo en el Reino Unido y con los científicos alertando de que si hay una reapertura total se puede formar una “fábrica de variantes” dentro del país, el Gobierno está dispuesto a fijar una fecha, el 19 de julio, por encima de cualquier otro criterio. Una vez más, la política parece más fuerte que la ciencia.

Desde que Sajid Javid fue nombrado ministro de Sanidad el pasado 26 de junio y hasta este domingo, el Reino Unido había registrado otros 188.538 casos de afectados por el coronavirus, con unas 25.000 personas dando positivo cada día. Este domingo, Javid dijo que la mejor manera de luchar por la salud pública en el Reino Unido es levantando las principales restricciones por la COVID-19, aunque eso provocase un nuevo y significativo aumento en el número de casos. “Vamos a tener que aprender a aceptar la existencia de la COVID-19 y a encontrar la manera de enfrentarla, como ya hacemos con la gripe”, dijo.

Qué significa convivir con el virus

“Aprender a convivir con el virus” es otro mantra muy querido tanto por políticos como por científicos. La diferencia entre los dos grupos suele girar en torno al momento en que eso debería producirse. Hasta ahora, el Gobierno ha evitado concretar el significado de esta frase poco precisa. Ahora que parece a punto de fijar una fecha, podremos saber exactamente qué significa para el ministro de Sanidad “convivir con el virus”.

Según Javid, una economía próspera está reñida con la prolongación de las restricciones por la COVID-19. No cabe duda del daño económico y para la salud mental, o incluso para la física, que provocan medidas como el cierre de comercios, la prohibición de actos públicos o el autoaislamiento de individuos y miembros de burbujas escolares cuando entran en contacto con una persona contagiada.

Pero hay medidas como el uso de mascarillas que simplemente son una molestia para la mayoría y que, a cambio, reducen el contagio cuando el número de casos de coronavirus es elevado, especialmente en espacios interiores. Eliminarlas no tiene nada que ver con la economía o la salud mental. La razón es ideológica.

Ningún científico defiende mantener para siempre las restricciones por la COVID. Seguń Stephen Griffin, profesor de virología de la Universidad de Leeds, “lo frustrante es que sabemos que dos dosis de vacuna funcionan y protegen a la gran mayoría, incluso de las variantes –también la delta–, así que esto tiene un punto final”.

“Lo verdaderamente preocupante es que, básicamente, están diciendo que no va a ser tan grave y que ya tenemos a la mayoría de la gente vacunada, así que podemos seguir adelante”, dice Griffin. “Si de verdad quieren detener los nuevos brotes y el tremendo daño que esta variante está causando, hay que aumentar la cobertura de inmunización para incluir, en mi opinión, a los niños a partir de 12 años, porque en este momento es en ese grupo donde están muchos de los contagios, pero también porque hay mucha socialización y está a punto de aumentar”.

“Sí, es posible que al final tengamos que convivir con brotes y con algunos contagios, pero no estamos en absoluto cerca del umbral de la inmunidad de rebaño, que no es una barrera mágica que se atraviesa, sino que cuanto más, mejor”, explica. “Hay que construir un muro de personas que hayan recibido las dos dosis de la vacuna, así será posible que no haga falta un refuerzo de vacuna, porque si todo el mundo logra ese nivel de inmunidad, no habrá casos”.

Estándares de ventilación

Otro motivo de preocupación entre los propios asesores del Gobierno es que los ministros ignoran una y otra vez sus peticiones de mejorar la ventilación en espacios públicos.

“No sirve de nada decirle a la gente que abra las ventanas si las ventanas no se abren, como ocurre con muchos edificios públicos y privados, de ahí la necesidad de subvenciones de ventilación para los inmuebles ya construidos y de implementar normas de ventilación para las nuevas edificaciones”, escribieron en un blog para la revista British Medical Journal los profesores Stephen Reicher y Susan Michie, especialistas en ciencia del comportamiento dentro del comité británico de expertos SAGE.

Tampoco sirve de nada, señala el texto, decirle a la gente que evite los espacios concurridos si no sabe cuáles están bien ventilados, o pedir a los propietarios de edificios públicos y privados que mejoren la ventilación sin inspecciones periódicas para hacer cumplir la ley.

Para la mayoría de los científicos, convivir con el virus significa hacer todo lo posible para reducir los riesgos antes de levantar las restricciones. No significa quitar las restricciones y ver qué pasa.

Traducido por Francisco de Zárate.

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