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Ucrania recibirá los ansiados aviones F-16: por qué son tan importantes en la guerra

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, se sube a un F-16 junto a la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, tras el anuncio del envío de los aviones de combate.

Javier Biosca Azcoiti

21 de agosto de 2023 22:25 h

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“No querían darnos artillería pesada, y nos la dieron. No querían darnos Himars [sistema lanzamisiles], y nos los dieron. No querían darnos tanques, y ahora nos los están dando. Aparte de las armas nucleares, no hay nada que no vayamos a conseguir”, decía en enero Yuriy Sak, asesor del ministro de Defensa ucraniano, inmediatamente después de que los socios europeos aceptasen el envío de carros de combate. “Si conseguimos los aviones de combate, las ventajas en el campo de batalla serán inmensas”.

Tenía razón. Menos de cuatro meses después y tras un año de resistencia, EEUU cambiaba de posición. Durante la cumbre del G7 celebrada en Japón en mayo de este año, el presidente Biden anunció que apoyaba iniciar un programa de formación para pilotos ucranianos sobre el uso y manejo de los aviones F-16 –un mes antes, varios países habían solicitado al secretario de Defensa de EEUU permiso para poner en marcha la formación–. 

El proceso comienza este mes y durará un mínimo de seis meses, aunque no tiene una fecha fija, según ha confirmado el ministro ucraniano de Defensa, Oleksii Reznikov. Estados Unidos dio un paso más el viernes pasado y aprobó el envío de los F-16 a Ucrania desde Dinamarca y Países Bajos (que necesitaban autorización para re-exportar los aviones a otro país ya que son estadounidenses). El proceso se cerró el domingo con el anuncio oficial del envío por parte de los dos países europeos.

El domingo, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y el primer ministro neerlandés, Mark Rutte, se hacían un selfie con un F-16 de fondo en un hangar de Eindhoven, Países Bajos. Unas horas después, el líder ucraniano aterrizaba en Dinamarca, donde se subió a otro avión de combate junto a la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, para anunciar el acuerdo. Según ha informado Zelenski, Países Bajos enviará 42 aviones de combate y Dinamarca, 19. Los seis primeros de Dinamarca podrían llegar a finales de año.

El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, ha celebrado la decisión de Países Bajos y Dinamarca y ha señalado que es probable que la UE cubra parte de los costes.

“Gracias por los F-16. Hubo un tiempo en el que se decía que esto nunca pasaría y que no deberíamos luchar”, ha dicho este lunes Zelenski en su discurso ante el Parlamento danés. “Los F-16 son otro paso en el fortalecimiento del escudo aéreo de Ucrania. Estos aviones se utilizarán para mantener a los terroristas rusos lejos de las ciudades y pueblos ucranianos y darán nueva confianza y motivación tanto a los soldados como a los ciudadanos ordinarios. Estoy seguro que darán resultados para Ucrania y el resto de Europa”, declaró el presidente el domingo.

Al anunciar el cambio de posición estadounidense en mayo, el secretario de prensa del Pentágono, Pat Ryder, dijo que la formación y el envío de los cazas “va dirigido a apoyar las necesidades defensivas a medio y largo plazo más que a la defensa a corto plazo para la esperada contraofensiva contra las fuerzas rusas”. “No serán relevantes para la contraofensiva”, dijo claramente.

Aun así, lejos quedan aquellas declaraciones del portavoz del Pentágono John Kirby en marzo de 2022, tan solo un mes después del inicio de la invasión, cuando Ucrania pedía aviones o el cierre del espacio aéreo: “Consideramos que añadir aeronaves al inventario ucraniano probablemente no cambie la efectividad de la fuerza aérea ucraniana en relación a las capacidades de Rusia”. Kirby añadía que, según los servicios de inteligencia, dicho envío podría interpretarse “como una escalada y podría resultar en una reacción rusa significativa que aumentase las perspectivas de una escalada militar con la OTAN”.

En un informe de marzo de este año, el think tank Congressional Research Service, que asesora a los congresistas estadounidenses, analizaba el debate sobre si el envío de aviones de combate servía a las fuerzas aéreas de Ucrania a defenderse de la agresión rusa. “Algunos analistas señalan que los aviones de combate aún no han jugado un papel decisivo en el conflicto y es poco probable que lo hagan en base a las capacidades actuales de Ucrania y Rusia. Ambas partes han empleado sistemas avanzados de defensa aérea que han limitado los efectos de combate de aviones rusos y ucranianos. Como resultado, el conflicto en Ucrania se ha convertido en un conflicto de 'negación aérea' centrado en tierra con capacidades de ataque de precisión, como los misiles estadounidenses HIMARS”.

“En el otro lado del debate, los defensores de transferir aviones de combate de EEUU o la OTAN a Ucrania afirman que puede permitir que el ejército ucraniano aborde ciertas supuestas lagunas en las capacidades operativas, como la superioridad aérea; supresión de las defensas aéreas enemigas; inteligencia, vigilancia y reconocimiento; y capacidades de contratierra (aire-tierra)”.

El control de los cielos en Ucrania

Aunque la guerra está centrada en la lucha terrestre, la batalla en los cielos ha pasado por diferentes fases desde el inicio de la invasión. Al principio, en los primeros días, las fuerzas aéreas rusas llevaron a cabo “operaciones de ataque con aviones mucho más extensas de lo que se había documentado”, sostiene el informe ‘La guerra aérea de Rusia y los requisitos para la defensa aérea ucraniana’, del think tank británico RUSI. “Mientras tanto, las capacidades de las defensas aéreas de base terrestre quedaron suspendidas por los ataques iniciales”.

Desde marzo de 2022, los aviones rusos perdieron la capacidad de operar en el espacio aéreo controlado por Ucrania excepto a altitudes muy bajas y a un coste muy elevado, por lo que estas operaciones terminaron en abril. Del mismo modo, los sistemas antiaéreos rusos han sido muy efectivos desde marzo, lo que ha limitado notablemente las operaciones con aeronaves ucranianas. Ambos ejércitos se han centrado desde entonces operaciones ofensivas y defensivas desde tierra.

En base al fracaso de la Fuerza Aérea rusa de lograr la superioridad aérea y a su ventaja técnica y numérica , “algunos analistas argumentan que aviones de combate avanzados podrían permitir a Ucrania reducir la diferencia tecnológica frente a los aviones rusos, ayudar a defender infraestructura civil y militar y disuadir una futura agresión rusa con fuerza aérea”, señalan los autores del Congressional Research Service. Es decir, fortalecer su estrategia de 'negación aérea'.

Rusia tiene alrededor de 1.400 aeronaves frente a las 132 de Ucrania, por lo que alcanzar la superioridad aérea es extremadamente difícil para Ucrania. “La clave de los argumentos contra el fortalecimiento de las capacidades de superioridad aérea de Ucrania son que las defensas antiaéreas ucranianas y no los aviones son los que han disuadido y limitado los ataques rusos”, sostienen los autores.

Sin embargo, los autores del informe de RUSI coinciden en que la entrega de aviones tendría un efecto positivo de disuasión frente a Rusia, más que constituir un elemento fundamental para el avance ucraniano. “Desde abril, los pilotos rusos se han mostrado muy reticentes a entrar agresivamente en el espacio aéreo ucraniano debido a las pérdidas sufridas en sus primeros intentos. La amenaza de los sistemas antiaéreos ha condicionado su comportamiento y limitado considerablemente su efectividad”, dicen. “Por lo tanto, incluso unos pocos cazas occidentales modernos con misiles de largo alcance iguales o superiores técnicamente tendrían probablemente un efecto disuasorio desproporcionado”. 

“La fuerza aérea ucraniana se beneficiaría notablemente de los cazas occidentales en términos de letalidad aire-aire y (posiblemente) aire-tierra, pero cualquier avión de combate occidental seguiría en alto riesgo frente a los misiles tierra-aire de Moscú, por lo que tendría que volar a una altitud muy baja, lo que reduce dramáticamente la efectividad de los misiles y las opciones de ataque”, señalaba en Twitter Justin Bronk, experto en fuerza aérea de RUSI y uno de los autores del documento. 

A ello se suman los problemas logísticos. Bronk señala que uno de los principales obstáculos será el mantenimiento y servicio de los aviones, ya que “incluso en marcos de tiempo de alto riesgo, llevará años capacitar a oficiales de nivel maestro que puedan supervisar y asegurar [el mantenimiento]”.

“Eso significa que habrá una gran dependencia de contratistas civiles y eso es un problema porque cualquier base para los F-16 será un objetivo prioritario de los misiles balísticos y crucero rusos. Por lo tanto, se necesitan más equipos de apoyo en tierra y contratistas para permitir bases dispersas y seguirán siendo un objetivo”, añade. Todo eso, dice el experto, “aumenta el riesgo político de que los contratistas occidentales mueran a causa de los ataques rusos”.

“Por último, las armas proporcionadas serán fundamentales para determinar cuán efectiva puede ser una flota de F-16. Misiles clave aún no se han aprobado [para su envío por parte de EEUU] y pueden considerarse demasiado sensibles para arriesgarse a una captura o análisis de Rusia”, dice Bronk.

El caza sueco, el ideal

“Merece la pena señalar que de los cazas occidentales actualmente disponibles que podrían ser suministrados, el Saab Gripen sueco es con diferencia el candidato más adecuado en términos de requisitos operativos. Fue diseñado desde el principio para facilitar el mantenimiento y puede ser reabastecido de combustible, rearmado y recibir mantenimiento básico por equipos de sólo seis tripulantes de tierra”, señala el informe RUSI.

La fuerza aérea sueca siempre se ha centrado en tácticas de superioridad aérea a baja altura y desde bases dispersas, “de forma similar a la que opera actualmente la fuerza aérea ucraniana”.

En su gira de esta semana por varios países europeos, Zelenski también visitó Suecia y, aunque no se fue con los Gripen debajo del brazo, señaló: “Pilotos ucranianos están ya probando el avión de combate Gripen. Hemos discutido los próximos pasos para su envío a Ucrania”. Sin embargo, el primer ministro Ulf Kristersson ha descartado este lunes por el momento dicho envío. 

“Los F-16 son absolutamente parte de la solución al menos en el medio plazo, pero los Gripen tienen unas ventajas enormes en términos de mantenimiento y compatibilidad. Fueron literalmente diseñados para las operaciones de la fuerza aérea ucraniana”, sostiene Bronk.

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