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La crisis en la oposición venezolana debilita a Guaidó: autocrítica y más bifurcación institucional

El líder de la oposición venezolana, Juan Guaidó, escala una valla en su intento por ingresar a la sede de la Asamblea Nacional, custodiada por la policía para evitar su entrada y la de los diputados de la oposición en Caracas (Venezuela) el pasado 5 de enero

Clara Giménez Lorenzo / Álvaro García Hernández

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En mitad de la batalla por el control de la presidencia de la Asamblea Nacional, este martes, Juan Guaidó y varias decenas de diputados que le respaldan como presidente del Parlamento lograron entrar en el Palacio Legislativo pese al cordón policial para presidir la sesión parlamentaria, previamente liderada por el también opositor Luis Parra.

Parra salió elegido el domingo como presidente de la Asamblea Nacional (controlada por la oposición) en una sesión a la que no pudieron acceder Guaidó y otros tantos diputados. Como respuesta, Guaidó organizó una sesión paralela en la redacción de un periódico en la que también salió elegido presidente de la Cámara.

La división en las filas opositoras ha debilitado al autoproclamado Juan Guaidó en su lucha contra Nicolás Maduro y ha agravado aún más la bifurcación institucional. A los dos 'presidentes' y los dos Parlamentos en funcionamiento –la Asamblea Nacional Constituyente, controlada por el Gobierno, y la Asamblea Nacional, controlada por la oposición–, se suman ahora dos personas que afirman se presidentes de la Asamblea Nacional, declarada en desacato por el Tribunal Supremo.

Esta última pugna ha tenido su origen este fin de semana, cuando Parra fue elegido como presidente de la Asamblea Nacional con los votos de la oposición y parte del chavismo, mientras que Guaidó era elegido también un día después en una sesión paralela en la redacción del diario El Nacional, tras no poder acceder a la sede legislativa.

El domingo, 81 diputados eligieron como presidente del órgano legislativo a Luis Parra, antiguo miembro del partido Primero Justicia, tras un breve debate en el que estuvieron presentes 150 de los 167 miembros, según aseguró el propio Parra. Entre los ausentes estaba el líder de la oposición Juan Guaidó, retenido por la Policía en los alrededores del Palacio Legislativo.

Ante la imposibilidad de acceder a la Asamblea, Guaidó convocó a los diputados opositores a hacer la sesión del domingo en la sede de El Nacional, diario de línea opositora. En la redacción, fue elegido presidente de la Asamblea con 100 votos, según el acta de votación difundida. Se trata de un cargo fundamental porque desde él, con una interpretación de la Constitución, justificó su autoproclamación a la presidencia interina de Venezuela.

No es la primera vez que se da esta situación en Venezuela: la bifurcación institucional comenzó en 2015, cuando Nicolás Maduro perdió el control de la Asamblea Nacional y un año después estableció la Asamblea Nacional Constituyente para redactar una nueva Constitución. Desde 2017 también existe el Tribunal Supremo de Justicia “en el exilio”, mientras que el oficial no es reconocido por la oposición.

Un año después de la autoproclamación de Guaidó con el apoyo de buena parte de la comunidad internacional, Nicolás Maduro sigue ostentando el máximo cargo político de Venezuela, con una tensión política y social que va en aumento a medida que se acercan las elecciones legislativas de diciembre de 2020.

División y autocrítica en las filas opositoras

Lo sucedido este fin de semana coincide con un momento de debilidad en la oposición. Dos sucesos generaron divisiones internas a finales de 2019: la destitución como embajador en Colombia de Humberto Calderón Berti y la investigación que publicó en diciembre el portal Armando.info, en la que se señalaba a varios diputados opositores por supuestamente hacer gestiones para dar indulgencias a empresarios supuestamente vinculados al chavismo. Entre los acusados, el ahora rival de Guaidó Luis Parra, quien fue expulsado posteriormente del partido Primero Justicia.

Este lunes, el diputado Miguel Pizarro, enviado de Guaidó ante la ONU, reconoció en una rueda de prensa en Washington que la oposición no ha logrado el “cambio político” que deseaba y ha admitido que, en los últimos meses de 2019, la oposición había generado “ruido” al discutir en público diferencias que deberían haberse resuelto en privado.

“Hay una autocrítica necesaria por parte de todos. No hemos logrado el cambio político que todos deseamos en Venezuela y nos hacemos cargo de los aciertos y de los errores”, afirmó Pizarro, señalando la necesidad de crear un movimiento unificado. El enviado de Guaidó ante Naciones Unidas prometió que la oposición tratará de “controlar las expectativas” y entender que “a la dictadura se le derroca con acciones y no solamente con deseos y sueños”.

En este sentido, Juan Guaidó anunció el domingo a su partido, Voluntad Popular (VP) que le relevara de su militancia para unir a los diferentes partidos opositores. Al mismo tiempo reconoció los errores cometidos “para rectificar y avanzar”, explicó.

El representante especial de Estados Unidos para Venezuela, Elliott Abrams, ha reconocido también que “las cosas no han ido tan bien como Guaidó esperaba”, especialmente en lo que concierne a la respuesta de los militares. Además, Abrams ha señalado el error de “subestimar la importancia del respaldo ruso y cubano al régimen” y ha asegurado que está probado que ambos países son “importantes pilares” para el Ejecutivo de Maduro.

En referencia a lo ocurrido el fin de semana, Abrams ha explicado que la “reelección de Guaidó” se ha producido con una “clara mayoría y con el quorum necesario”. “Estados Unidos seguirá presionando a la dictadura [de Nicolás Maduro] y ayudará a las fuerzas de la libertad” en el país, ha añadido durante la rueda de prensa. 

Las reacciones de la comunidad internacional

Varios países latinoamericanos han reaccionado a la elección de Parra. El ministro Exteriores de Argentina, Felipe Sola, rechazó el domingo en Twitter que se impidiera “por la fuerza el funcionamiento de la Asamblea Legislativa” lo que condenaría a Venezuela “al aislamiento internacional”.

El canciller brasileño, Ernesto Araújo, subrayó también que su país no reconocerá el resultado de la votación, en la que se impidió “a la fuerza” la reelección de “Juan Guaidó para la Presidencia de la Asamblea y del Gobierno interino, crucial para la redemocratización del país”. En la misma línea se mostró el gobierno derechista de Iván Duque que aseguró que el proceso “fraudulento, sin transparencias ni garantías no será reconocido por el Gobierno colombiano”.

El Gobierno interino de Bolivia, surgido tras el golpe de Estado contra Evo Morales –aliado histórico de Maduro--, rechazó también la “manipulación e intervención” en el Parlamento de Venezuela y ratificó su apoyo a Guaidó.

Por su parte, la Unión Europea a través del alto representante de la Política Exterior, Josep Borrell, emitió un comunicado denunciando las irregularidades en las elecciones, por lo que los 28 seguían reconociendo a Guaidó como presidente de la institución “hasta que puedan garantizarse las condiciones para una votación adecuada”.

Por el contrario, el Kremlin reconoció a Luis Parra como presidente del órgano legislativo lo que definió como como un proceso de retorno de la política del país a los cauces constitucionales. El Ministerio de Exteriores ruso ha asegurado que la oposición venezolana, que “se ha desacreditado con sonados escándalos vinculados a la apropiación indebida de grandes cantidades de dinero procedente del extranjero, volvió a mostrar una vez más su inconsistencia”.

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