Análisis Gears of War Ultimate Edition, el título que cambió un género
Hay videojuegos que, independientemente de su calidad, acaban pasando por la vida sin más. Sin embargo hay otros, como el primer Gears of War, que son capaces de cambiar un género para siempre sentando unas bases que serán imitadas, modificadas y perfeccionadas por unos y por otros hasta la saciedad. Hablamos de un título sin el cual no se entenderían los actuales juegos de acción en tercera persona; de un título sin el cual no creemos que Xbox 360 hubiera llegado a convertirse nunca en esa gran consola que todos conocemos.
Porque el Gears of War original y esas dos secuelas que dan forma a la trilogía (dejemos fuera a Judgement) son lo que todos conocemos como ‘videojuegos vende consolas’, ya que de ellos dependen que las ventas de una plataforma en particular se disparen exponencialmente. Por ello no nos extrañó un pelo cuando desde Microsoft realizaron un movimiento millonario para comprar la licencia a Epic Games, sus creadores originales, asegurándose así la exclusividad de la saga para sus consolas Xbox.
De esta forma Gears of War fue a parar a manos de Black Tusk Studios, equipo que acabó convirtiéndose en The Coaliation. ¿Su objetivo? Dar forma a ese nuevo Gears of War 4 presentado en el E3 2015 con el que desde Microsoft quieren recuperar el trono de la acción en tercera persona para su querida Xbox One. Pero antes, igual que hicieron desde 343 Industries al tomar los derechos sobre Halo desarrollando Halo: Combat Evolved Anniversary, se han lanzado a por la remasterización del primer juego de la serie con este Gears of War Ultimate Edition que hoy nos ocupa.
¡Menudo coñazo, otra remasterización! Bien, eso es lo que dirán no pocos usuarios y no sin falta de motivos, puesto que el catálogo de ambas consolas de nueva generación está plagadito de remasterizaciones, reediciones y remakes de todo tipo. Sin embargo, como bien decimos siempre, hay remasterizaciones que se agradecen más que otras, y que de hecho están hasta justificadas. ¿Es Gears of War Ultimate Edition una de ellas? Ahora lo veremos.
¿Hace falta que repasemos la historia presentada en los Gears of War? Por si las moscas vamos a ello. Nos encontramos en el planeta Sera, un mundo arrasado por años de guerra entre los humanos y los feroces Locust, quienes surgieron por sorpresa del subsuelo causando el caos. El título nos pone en la piel de Marcus Fénix, un soldado de los de pelo en pecho que, tras caer en desgracia y ser condenado injustamente, es rescatado por sus compañeros y vuelto a poner en servicio debido a que, ¡qué demonios!, hacen falta tipos duros como él para ganar la guerra.
Vale sí, está claro que no es el argumento más original con el que nos hemos encontrado, y de hecho la trama del juego es uno de los puntos flacos del Gears original. El propio creador de la serie, Cliff Beszinsky, reconoció en no pocas ocasiones que quizás se habían excedido un poco al introducir unas dosis de testosterona que casi resultaban cómicas, con frases colosales como “genial, creo que se me ha metido algo en el ojo” al partir en dos a un enemigo con la motosierra, “eres demasiado feo para vivir” o “Por mi pueden comer mierda y morir” refiriéndose a las larvas.
De hecho creemos que el mismísimo sargento de La chaqueta metálica (aquel de “estos hombres son tan duros que podrían comerse sus propios huevos y pedir otra ración”) se haría caquita en los pantalones si tuviera que dirigir la palabra a Marcus Fenix y compañía. Sin embargo, toda esta testosterona presentando a tipos duros hiper-anabolizados y su gran fanfarronería se convirtió en el acto en seña de identidad de la serie, en un ingrediente más que de su diversión.
Su violencia descarnada es otro gran punto que jugó muy a su favor. Puede que ahora no sorprenda tanto, pero cuando vimos por primera vez Gears of War, con todas esos cuerpos saltando en pedazos y con las poderosísimas ejecuciones con motosierra llenando la pantalla de sangre, flipamos de lo lindo, casi conteniéndonos ese ‘¡J**ER SÍ!’ que queríamos gritar a cada momento. Vamos a ver, ¿acaso hay algo más glorioso que triturar a unos seres que amenazan con acabar con toda tu especie? Patearles el culo sería poco, y esa es una lección que Gears nos enseñó a todos
Pero la gran baza de Gears of War, aquella por la que ha pasado a la historia como un gran juego, la encontramos en su faceta puramente jugable. Bien es cierto que no inventó la acción en tercera persona con coberturas, pero nadie duda de que es el máximo responsable de redondear esta fórmula ofreciendo un resultado brillante que cambiaría para siempre el género. Hoy en día todos los juegos de acción en tercera persona echan mano de este sistema, puesto que no se entenderían sin ello, y hay que decir que algunos, muchos años después y con una tecnología muy superior a su alcance, lo hacen bastante peor que el Gears original lanzado en el lejano 2006.
Es por ello que esta remasterización sigue siendo tan disfrutable como entonces. Ciertos títulos envejecen peor que otros, y en dicho sentido Gears of War, incluso en su versión sin remasterizar, sigue siendo un producto altamente degustable, capaz de ofrecer acción frenética de la buena, de esa que deja casi exhausto al jugador tras exigirle lo mejor de sí.
Porque Gears, en contra de lo que pueda parecer, es mucho más que pegar tiros. Para no perecer en un santiamén no sólo será necesario utilizar las coberturas de forma inteligente, evitando posibles flanqueos y tratando de ser nosotros quienes pillemos por sorpresa al enemigo. Exige de ese factor táctico que lo hizo grande al obligarnos a estar siempre en movimiento gracias a la inquieta IA del juego. Además, siempre hay diferentes situaciones que debemos tener en cuenta, como cerrar antes que nada los agujeros de emergencia por los que no paran de salir Locust o combatir a según que tipo de enemigos de una forma u otra teniendo en cuenta sus puntos débiles. De esta forma surgió un esquema que marcó un antes y un después en la historia de los videojuegos.
Pero el Gears of War original también ofrecía mucho más que una mera campaña en solitario. Su multijugador destacó notablemente y por supuesto estará de vuelta en la Ultimate Edition tanto en su vertiente competitiva como en la cooperativa. En esta ocasión contamos con 19 mapas, nuevos modos de juego y la posibilidad de crear partidas privadas con un alto nivel de personalización. Todo ello sin olvidar algo que tristemente se está perdiendo durante los últimos tiempos, el multijugador a pantalla partida. ¡Ah! y todo a unos 60fps que le sientan de fábula.
Si nos centramos en lo visual, la creación de Epic Games se convirtió en un auténtico buque insignia para la pasada generación gracias a su poderío tanto a nivel artístico, con esa paleta cruda de colores en la que predominan los grises, como sobre todo a nivel técnico, ofreciendo un poderío que sirvió para demostrar lo que podía dar de sí nuestra querida Xbox 360. Es cierto que han pasado casi diez años, y que por supuesto hay muchos puntos en los que por fuerza mayor no puede estar a la altura de los títulos actuales, pero sin embargo desde The Coaliation han conseguido disimular en gran medida sus carencias gracias a los 1080p, rediseñando además las cinemáticas para que luzcan más espectaculares que nunca. El resultado es una experiencia cinematográfica que, si bien no es puntera, es altamente disfrutable hoy en día, aunque eso sí, toca señalar que la campaña funciona a 30fps y que no habría estado de más darle un buen repaso a ciertas texturas que anda por ahí dando el cante.
Lo mejor:
- El título que cambió para siempre el género de la acción en tercera persona está de vuelta en mejores condiciones que nunca.
- En contra de lo que ocurre con muchas otras remasterizaciones, Gears of War ha envejecido de fábula en todos los niveles. Es altamente disfrutable en lo jugable y espectacular en lo visual.
Lo peor:
- Sigue siendo un juego al que muchos ya hemos jugado y rejugado varias veces. Cuenta con pequeños extras como cómics coleccionables, pero echamos en falta mayores novedades, extras y secretos para los fans.
Conclusiones
ConclusionesAnálisis Gears of War Ultimate Edition, el título que cambió un género
Nos repetimos como el ajo, pero es cierto: el título que marcó un antes y un después dentro de un género aparentemente tan explotado como el de la acción en tercera persona está de vuelta, y lo hace sin haber perdido la gran mayoría de sus virtudes tanto a nivel jugable como visual. Está claro que sus casi diez años de vida pesan, sin embargo esta Ultimate Edition sabe disimular esas arrugas bastante bien ofreciendo una experiencia más que interesante para todo aquel que lo gozó de lo lindo con el original y casi imprescindible para quien no lo cató en su día.
Gears of War Ultimate Edition es un título visceral, potente, espectacular y salvajemente divertido. Cierto es que echamos en falta un mayor número de alicientes para los fans, en clave de extras y secretos por desvelar, pero estamos seguros de que incluso aquellos que se lo pasaron una y otra vez en Xbox 360 pueden encontrar suficientes alicientes para volverle a echar el guante en mejores condiciones que nunca, con una resolución a 1080p y las cinemáticas rediseñadas.
En resumen, es un título necesario para conocer la evolución de todo un género y un auténtico ‘bocato di cardinale’ para aquellos que esperan como agua de mayo el lanzamiento de Gears of War 4.
Por: Daniel Moreno
Análisis Gears of War Ultimate Edition, el título que cambió un género
08/24/2015
8 / 10 estrellas