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Nintendo da una lección con la expansión de Mario Kart 8

Nintendo y DLCs no es una combinación que se suela ver muy a menudo. A pesar de contar con grandes franquicias y títulos que se prestan a extender su contenido y por ende, su vida útil, los de Kyoto, salvo contadas excepciones, siempre se han mantenido al margen de esta rentable política.

Sin embargo, un juego de la talla y éxito de Mario Kart 8 para Wii U era la oportunidad perfecta para planteárselo, aunque es algo con lo que siempre hay que tomar precauciones, porque la percepción de muchos usuarios que se ven bombardeados continuamente por contenido adicional de pago, es que se trata en muchos casos de una ruin maniobra para rascar en sus bolsillos.

No es de extrañar, al fin y al cabo vivimos en una época de auge de los juegos free-to-play, que en la práctica, de gratis tienen poco; o de expansiones insulsas repletas de skins, misiones de relleno y toneladas de contenido intrascendente.

Para nuestra sorpresa, y a pesar de todo lo que se le pueda criticar a Nintendo por su política de los últimos años, hay ocasiones en las que consiguen demostrar algunas de las razones que les han convertido en un auténtico icono de esta industria, e independientemente de que gusten o no sus licencias, hay que reconocer que el ponen mucho más entusiasmo que otros grandes estudios con sus gigantescas producciones superventas.

Con el primero de los dos grandes packs de contenido para Mario Kart, la compañía japonesa da un puñetazo sobre la mesa para demostrar a todas esas editoras con tendencias chupa-sangre, cómo debe ser una buena expansión.

No entraremos a valorar si el precio es o no competitivo, porque al fin y al cabo todo depende del que se ofrece, pero visto lo visto y sin entrar en odiosas comparaciones, 8 euros parece a priori un precio más que razonable.

Este primer pack ofrece cierto contenido que puede considerarse meramente estético, como nuevos colores y atuendos para personajes ya existentes en el plantel de juego, alguna nueva incorporación de la talla de Link de The Legend of Zelda, y tres nuevos vehículos inspirados en franquicias anteriores. Pero tanto los usuarios como la propia Nintendo saben muy bien que el principal atractivo de Mario Kart es otro.

¿Qué sería de esta franquicia sin sus imaginativos y alocados circuitos? Probablemente se trataría de un juego de carreras genérico por muchas conchas de colores que se lancen los corredores entre ellos. Los circuitos del juego siempre han sido y serán el principal protagonista de esta franquicia, y aquí precisamente es donde entra el buen saber hacer de sus responsables para ofrecer aquello que al final, acaba dando más juego.

En concreto, Mario Kart incluye 8 nuevos trazados, y lejos de contentarse con simples remakes o las típicas incorporaciones low-cost que se suelen ver en los packs de expansión, nos encontramos ante circuitos de una calidad indiscutible, que consiguen aportar la misma magia que aquellos que se incluían en el juego original.

De los 8 nuevos recorridos divididos en dos campeonatos, la Copa Huevo y la Copa Trifuerza, nos encontramos 3 reediciones de circuitos de la franquicia que ya se vieron en anteriores plataformas, pero al igual que en juego original, estos circuitos quedan lejos de una remasterización en HD porque se ha remodelado de principio a fin, adaptándose además a las nuevas mecánicas anti-gravitatorias. De esta forma, veremos el Circuito de Yoshi de Gamecube, la Mina Wario de la versión para Wii y la mítica Senda Arcoíris de SNES, esta vez en formato tridimensional con movimientos ondulantes de la pista.

Pero la gran estrella de la expansión son sin duda las incorporaciones inéditas, unos circuitos que nos permiten correr por lugares tan exóticos como la Ruta Dragón, una pista que se retuerce en todas direcciones emulando el lomo de esta mitológica criatura; la Base Polar, una pista sobre aguas heladas con dos recorridos paralelos; o el Circuito Hyrule, con el imponente castillo de The Legend of Zelda como temática principal.

Pero no son los únicos, porque Nintendo también ha recurrido a unos cuantos guiños a otras franquicias con un circuito ambientado en Mute City, uno de los recorridos más populares de F-Zero o un estadio ambientado en el clásico entre los clásicos Excite Bike, que aunque puede tratarse del circuito más simplón, acaba siendo tremendamente divertido por la continua sucesión de rampas y saltos.

Con estos añadidos, Mario Kart aumenta su ya de por sí excepcional repertorio de trazados, permitiendo competir en ellos en todas y cada una de las modalidades de juego. Quizás se echen en falta nuevos ítems, o algún escenario exclusivo para el modo Batalla, una de las pocas decepciones del juego original, pero lo cierto es que este DLC aporta todo lo necesario para incrementar los niveles de diversión con contenido de gran calidad, y esto al fin y al cabo debería ser siempre el objetivo final de cualquier expansión.