Fallout 4, Fallout 4, Fallout 4. Parece como si la actualidad hubiera sido secuestrada por la recién confirmada nueva entrega para la histórica franquicia de rol y acción en un mundo postapocalíptico de Bethesda. Y vale, nos parece bien y entendemos que así sea, pero caray, existe vida más allá de Fallout incluso dentro de esa factoría creadora de grandes juegos que es Bethesda.
Sí, y por ello nosotros queremos hablar del nuevo Doom, ese otro gran proyecto ya confirmado por parte de la compañía y que, como en el caso de Fallout 4, llevamos esperando desde hace ya ni se sabe los años. Hablamos del que se espera que sea el regreso por todo lo alto de una de las franquicias de acción más emblemáticas de todos los tiempos por varios motivos: por ser de las primeras en asentar el género y porque todas sus entregas han destilado calidad por los cuatro costados.
Venga, vamos con un poco de historia. Fue allá por el lejano 1993 cuando los chicos de id Software capitaneados por Jonh Carmack y John Romero lanzaron al mercado un sensacional Doom para ordenador que nos transportaba a una orgía de acción en los satélites de Marte, Fobos y Deimos, en los que se han abierto por accidente las puertas del infierno dejando salir a un sinfín de criaturas bastante chungas y con no muy buenas intenciones.
Como en todo buen shooter de los noventa nos tocará ponernos en la piel de un marine con la misión de sobrevivir mientras patea el culo de todo aquello que se le ponga por delante, ya sea un monstruo, un engendro robótico o una calavera flotante en llamas. Todo ello con rudimentarios entornos en 3D (una locura fascinante para la época) y enemigos en forma de sprites en 2D.
Su maravilloso ritmo desenfrenado, su capacidad para amedrentarnos en determinados puntos, y la sangre que brotaba de cada una de las criaturas a las que machacábamos a base de plomo hicieron de Doom un clásico imperecedero capaz de perdurar hasta el día de hoy gracias en gran medida a las modificaciones realizadas por los fans.
Un año después pudimos disfrutar de Doom II, título que pronto fue reconocido como el mejor shooter de la historia. ¿La clave? Ofrecer más de lo mismo pero trasladando la acción al planeta Tierra y añadiendo nuevos ítems, armas y enemigos. Sobra decir que Doom II, igual que el original, sigue siendo disfrutado a día de hoy por miles de jugadores de todo el mundo.
Hubo otros antes, como Doom 64, pero se puede decir que la franquicia se mantuvo silencio hasta que en 2004 aterrizó en nuestros ordenadores el fantástico Doom 3, título que nos dejó anonadados por su impresionante acabado gráfico, de los más punteros de la época. Sus responsables decidieron dejar atrás los títulos originales para plantear un remake en toda regla con el que volvíamos a Marte. Y sí, la verdad es que la jugada les salió de lujo, creando uno de los videojuegos de acción más memorables y angustiantes que recordamos.
Ahora bien, han pasado ya once años desde Doom 3 y aquí seguimos esperando una cuarta entrega que ha sufrido un desarrollo tan largo como caótico. Los rumores sobre su cancelación y varios reinicios han sido constantes, pero tranquilos, que parece que la cosa ya está bajo control y este mismo E3 podremos saber si tanto follón ha merecido la pena.
Desde Bethesda ya confirmaron hace unos meses los primeros detalles del nuevo Doom, el cual por cierto ha vuelto a pasar de continuar la historia dejando de lado ese ‘4’ para ofrecer un reinicio en toda regla. No sabemos si volveremos a Marte o no, pero sinceramente, creemos que ese es precisamente el punto menos importante.
Sabemos que, teniendo en cuenta lo saturado que está el mercado hoy en día con tanto juego de acción, no puede ser fácil coger una franquicia emblemática y volverla a poner en circulación. Por ello entendemos que desde Bethesda decidieran cancelar la primera versión de Doom 4, de la cual por cierto se filtró recientemente un vídeo mostrando varias cinemáticas. Todo apuntaba a una ambientación postapocalíptica en un planeta Tierra ya devastado, con los humanos luchando a muerte contra las criaturas del infierno. Pues bien, esto en Bethesda sonaba ‘genérico y sin personalidad’.
¡Borrón y cuenta nueva dijeron! Y así llegamos a donde estamos ahora. Pero, ¿qué es lo que le pedimos a este nuevo Doom? Pedimos primero que respete la esencia de la franquicia, algo que desde Bethesda parecen saber hacer bastante bien si tenemos en cuenta el éxito de Wolfenstein: The New Order y The Old Blood. De esta forma le pedimos que no se olvide del frenetismo, de la acción directa sin coberturas ni regeneración automática de salud ni otras tantas ‘mamarrachadas’ propias de los shooters de hoy. Queremos acción clásica de calidad, con sabor retro, pero sin perder por ello de vista que nos encontramos en 2015. Y por favor, introduciendo algo de terror y suspense del bueno como ya hizo Doom 3.
También pedimos un apartado gráfico a la altura de los tiempos que corren. Seamos claros, la franquicia Doom es conocida por haber llevado siempre un pasito más allá el espectáculo visual con cada una de sus entregas. Es más, los chicos de id Software protagonizaron junto a Epic Games la batalla por crear los motores gráficos más punteros, aunque bien es cierto que llevan unos años bastante descolgados en dicho sentido.
Sinceramente, visto el breve teaser pre-E3 mostrado recientemente por Bethesda, no creemos que este nuevo Doom vaya a causarnos el impacto de Doom 3. Es decir, no creemos que pueda ser uno de esos títulos capaces de marcar la línea divisora entre un ‘PC pepino’ y un ‘PC del montón’ dependiendo de si son o no capaces de correr el juego. Pero oye, queremos al menos un espectáculo visual a la altura, de los que sirven para justificar el habernos quedado ciegos tras horas y horas de vicio.
Queremos más criaturas del averno, de esas truculentas y macabras. Queremos criaturas mitad bestia mitad máquina, de esas que dan cague. Lógicamente también queremos armas, muchas armas y muy variadas, de esas que nos permiten enfrentarnos a todo aquello que se nos venga encima olvidando el miedo, haciéndonos sentir cuasi invencibles. Y queremos locura, un toque de locura de la que asusta a las señoras mayores, de esa por la cual los fanáticos religiosos nos dicen que nos va a poseer el demonio si seguimos jugando a ‘los nintendos’.
Todo esto es Doom y todo eso es lo que queremos recuperar con el nuevo Doom. Claro que nos dejamos por el camino muchos otros detalles, puntos que determinarán el encontrarnos ante un gran juego digno de su nombre o más bien ante un episodio anecdótico incapaz de sobreponerse a un desarrollo catastrófico. Miedito nos da que no pueda cumplir con nuestras exigencias, pero oye, no por ello vamos a quedarnos sin soñar con ese nuevo Doom que llevamos tantísimo tiempo esperando.