Grande. Sin palabras. El Haro hasta se lo cree. Ahí están sus méritos, sus resultados. Por delante, tiene 90 minutos para estar en Segunda B. De momento, domina la eliminatoria, la definitiva, la que permite dar el salto de categoría. Impensable hace poco más de un mes que el cuarto clasificado del grupo riojano -ese al que muchos menosprecian y denostan- podía estar en disposición de ascender a la división de bronce. Pero el bloque de David Ochoa está demostrando que lo merece y en el último partido de la temporada en El Mazo dejó en evidencia al Pontevedra, al líder gallego, a un conjunto que aspiraba, desde el arranque de temporada, a ascender.
El tanto de Dani Suárez, a los 20 segundos de comenzar el segunto tiempo, fue el reflejo de lo que mereció el Haro durante la primera mitad. Cierto que a raíz del tanto, el Pontevedra tuvo que ponerse serio y asumir galones. Todo lo contrario que los blanquinegros, más coordinados para evitar que los gallegos marcaran y aprovechar la contra o alguna acción a balón parado para buscar un marcador más cómodo. Tocó sufrir y defender en campo propio. Hubo también esa pizca de fortuna, buscada gracias al fenomenal trabajo defensivo, para que el acierto en los pontevedreses no llegara.
Mejor el Haro en el primer tiempo
Desde que diera comienzo la contienda se vio a un Haro decidido, consciente de cómo frenar a su rival y de cómo poder hacerle daño. Serio, ordenado, práctico, sin concesiones. Presionante, cuando debía, agazapado para evitar espacios si se notaba dominado. Directo con la pelota para que Dani Gómez oxigenara a los suyos y para que Olavarrieta buscara de fuera hacia dentro la manera de romper a una zaga gallega que, en ocasiones, abusaba de estar muy adelantada. De esta forma, las transiciones rápidas de los locales, las constantes diagonales y los envíos largos permitían a los jarreros encontrar la manera de rompera la presión del Pontevedra. Con centros laterales en cuanto el balón llegara a los costados, el Haro percutía sobre un cuadro granate que no encontraba el sitio, que no estaba cómodo, que no se adaptaba al césped artificial.
Mientras que Pirri y Txejo mandaban en la zaga, Zabala y Óscar se incorporaban, si podían, por los laterales. Arpón y Viola -cubrió mucho campo- sujetaban y lanzaban a los suyos, mientras que Javi López, más pendiente de ayudar que de lanzarase al ataque, y Dani Suárez, chispa y desborde si había oportunidad, trataban de dar profundidad por los extremos. Arriba, Dani Gómez se pegaba con la zaga rival y Olavarrieta, con mucha movilidad, cortaba de la banda hacia dentro y viceversa para resquebrajar al Pontevedra.
Sin que pasara nada, se veía a un Haro más entonado que sabía desconectar a su adversario. Cedrón, de hecho, sólo apareció una vez en la primera parte -excelente acción individual que se zafó de tres contrarios aunque su jugada no tuvo mayores consecuencias-, Jorge Rodríguez estuvo desasistido, mientras que Tubo, por la derecha, quería pero no podía. La lucha en el medio era ganada, con cabeza y kilómetros, por la dupla Arpón-Viola. Faltaban ocasiones, pero ya era importante impedir el avance de los visitantes. Sin embargo, en un córner lanzado por Óscar, el central Capi en su intento de despeje a punto estuvo de sorprender a Edu, que salvó los muebles con una gran demostración de reflejos. Hubo continuidad, casi en la última acción del primer período, en el ataque local y Dani Suárez, con chispa, se escapó por la derecha para permitir a Olavarrieta un remate franco, pero su tiro, en boca de gol, se fue alto.
Gol y cambio de escenario
Arrancaba el segundo tiempo con una carrera de Dani Suárez que contó con la fortuna de que un defensor no alcanzó la bola, de manera que el extremo, sin pensar, buscó portería con un tiro seco y a un lado. Gol a los apenas 20 segundos. Un tanto que cambió las intenciones de ambos conjuntos. El Haro, quizá inconscientemente, dio un paso atrás. Todo lo contrario que el Pontevedra. La necesidad apretaba y los de Luisito intentaron amasar las jugadas, administrar con paciencia la pelota, ir encerrando a los locales en su campo para buscar sus opciones. Lo mejor, era que le faltaba continuidad en el remate.
Así iba pasando el tiempo sin que Javi Pérez se tuviera que lucir. La entrada en el campo de Carnero dio otro aire al Pontevedra. Fueron veinte minutos largos en los que el Pontevedra dominó el esférico, en los que el Haro aguantaba. Había que sufrir para conservar el gran marcador. Jorge Rodríguez no se lo creyó con todo a favor y su tiro con la izquierda fue trastabillado hasta el punto de que ese remate, dentro del área, no acabó de concretarse. Fue un aviso, a falta de 10 minutos, de que el Pontevedra lo iba a intentar hasta el final. Y volvió a gozar de otra ocasión, la última para empatar. De nuevo Jorge Rodríguez y entrando desde el perfil diestro. Ahora sí hubo tiro, pero cruzado.
Después de lo vivido en El Mazo, el Haro deberá tratar de conservar la renta obtenida en Pasarón, un campo en el que el Pontevedra se está acostumbrando a remontar, o por lo menos a neutralizar lo perdido en los encuentros de ida. Empató ante el Mensajero, cayó en los penaltis, y superó al Manzanares después de una prórroga. Seguro que intenta hacerse grande con el empuje de los suyos. Con lo que no cuenta es con el arrojo, el orden, las ganas y la ilusión de un bloque jarrero que, consciente de sus virtudes, puede dar el salto a Segunda B.
Haro: Javi Pérez; Zabala (Cabrera, min. 85), Txejo, Pirri, Óscar; Javi López, Viola, Arpón, Dani Suárez (Javi Collado, min. 92); Dani Gómez (Unai, min. 61) y Olavarrieta.
Pontevedra: Edu; Campillo, Capi, Pablo, Anxo; Pedro, Fran (Tomás, min. 54); Tubo (Carnero, min. 70), Mouriño, Centrón; y Jorge Rodríguez.
Gol: 1-0, min. 46: Dani Suárez.
Árbitro: Crespo Puente (colegio Cántabro). Amonestó a los visitantes Pablo, Pedro y Mouriño.
Incidencias: 2.200 espectadores en El Mazo en el partido de ida de la tercera y última eliminatoria de la fase de ascenso a Segunda B.