España vuelve a brillar

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España tenía ante sí el mejor test posible para poner a prueba la recuperación que apuntó contra Polonia en el último partido de grupos. Los franceses llegaban con la condición de invictos bien merecida como mejor defensa del campeonato, pero el combinado español respondió con creces y no concedió opciones.

Todo con ganas de revancha. Contra sí misma después de un Europeo muy discreto, y contra Francia, que no tuvo piedad de la escuadra española en su último cara a cara, la lucha por el tercer y cuarto puesto del Eurobasket de 2005. De esta forma, los de Collet vivieron en primera persona el renacer de España.

Una selección construida desde la gran intensidad defensiva y apoyada en el manual de estilo de Pau Gasol en ataque. El catalán (28 puntos y 9 rebotes) dio un clínic al poste bajo y desesperó a los interiores franceses, con Traoré y su ex compañero Turiaf eliminados por faltas personales.

LA MAGNÍFICA DEFENSA

Los de Sergio Scariolo saltaron al parqué con la misma mentalidad ganadora que frente a los anfitriones y desde el principio se hicieron dominadores del encuentro. La primera canasta tardó dos minutos y medio en llegar, pero construida la muralla defensiva sólo era cuestión de tiempo que se desatara el ataque.

Porque una de las grandes diferencias con respecto a la tónica imperante en el torneo fue la mentalidad en defensa. España salió con una gran actitud atrás, plena de intensidad, con el marcaje de Ricky Rubio sobre Parker (6 puntos y 1 de 8 en tiros de campo) como el mayor exponente. El de El Masnou asfixió al jugador de origen belga para cortocircuitar el ataque francés.

Todo lo contrario ocurrió en el lado contrario de la pista, donde el combinado nacional se exhibió ante la mejor defensa del Europeo. Negada la opción del juego interior en los primeros minutos, Rudy y Navarro atentaron desde la línea de 6.25 sobre el aro galo para empezar a abrir brecha.

El ataque español volvió a ser incontenible y pronto se sumó Pau Gasol. El ala-pívot catalán volvió a resistir los marcajes pegajosos de la defensa rival y sentó cátedra ante la defensa física de los de Vincent Collet, incapaces de poner fin a los bailes del '4' en la pintura.

El recital continuó en el tercer acto, con los pívots franceses danzando al ritmo que marcaba el de Sant Boi de Llobregat, una vez más confirmado como el interior más dominante sobre territorio europeo. Su empuje en la recta final del periodo finiquitó el encuentro y permitió disfrutar de un último cuarto de asueto.

Descanso del que también disfrutará este viernes. España no volverá a jugar hasta el sábado, fecha señalada para la disputa de las semifinales en las que se enfrentará al ganador del partido que jugarán Turquía y Grecia.