No era una mañana para esconderse. Había que dar la cara. Dos derrotas seguidas en esta nueva fase obligaban a un cambio de actitud, principalmente, porque así podía llegar una victoria que enganchara a un Bodegas Rioja Vega que necesitaba recuperar la confianza. Hubo que esperar más de media hora para reconocer el juego de los locales, pero la espera mereció la pena porque se conquistó un triunfo obligado, por 75-58, ante un Albacete que acusó el esfuerzo realizado.
No están los de Jenaro Díaz para echar cohetes, pero después de tres cuartos como a medio gas, enfrascados en más errores que aciertos, llegaron los últimos 10 minutos para ver la luz. Ojalá que haya continuidad en los próximos compromisos. El choque estaba atascado, con una anotación baja (46-45 en 30 minutos), propia del estado anímico en el que se encontraba un Rioja Vega que parece haber empezado a asumir dónde está.
Le costó hacerlo. Arrancó frío, para variar. Despistado en ataque y permisivo en defensa pese a que Albacete no andaba, tampoco, nada fino a la hora de resolver. Después de 7 minutos, el panorama era confuso. Un pírrico 4-9. Apareció Hewitt para animar el asunto y gracias a dos triples el cuadro riojano acercó posturas al término del primer cuarto, 12-14.
Los manchegos siguieron a lo suyo gracias a Onwenu y Van, ya que dejaban muy tocado a un equipo logroñés que no escarmentaba. Con el 17-29 saltaron las alarmas. El Palacio, enmudecido. Había que reaccionar sí o sí. Se hizo. Menos mal. Jordan impulsaba a sus compañeros para el 27-31 después de tres minutos pletóricos en ataque de los riojanos que hicieron el doble de puntos (10) que los que habían hecho en los 7 minutos anteriores. Cosas del baloncesto, pero también de la actitud y de la confianza.
El descanso sirvió para poner las cosas en orden. El Rioja Vega enganchó un parcial de 5-0 y se puso a liderar la contienda, 32-31. Eran ventajas mínimas, pero se lo empezaba a creer. El 39-38 y el posterior 46-42 así lo determinaban. Si la defensa se intensificaba, quizá el ataque podía explotar. Y eso que Onwenu se inventó un triple sobre la bocina que pudo hacer dudar a los anfitriones, 46-45.
Pero el bloque logroñés cogió la directa en el último cuarto. Dos triples de Pérez y Louissaint permitían el 53-47 con 8 minutos por delante. Parrado empezaba a decantar la balanza con el 58-49, mientras que, otra vez, Louissaint daba un puñetazo encima de la mesa, 65-49, con aún tres minutos largos por jugarse. Sólo 4 puntos concedidos en más de 6 minutos. La defensa. También el ataque, 19 puntos. Pero la velocidad, el ritmo y la energía aparecían para fundir a un Albacete que acusó el desgaste realizado previamente.
Hasta la conclusión, 75-58, el ida y vuelta beneficiaba al que iba por delante, esto es a un Rioja Vega que supo dar con la tecla y que se reencontró, sobre todo al final, con su juego. Por el momento, aumenta a dos el margen respecto al descenso con 9 duelos por delante.