Sin justicia y sin oportunidades
En la República Democrática del Congo la violencia sexual es utilizada como un arma de guerra. Miles de mujeres son las víctimas directas de estas violaciones, que no sólo pueden derivar en consecuencias físicas y psíquicas para ellas, sino también sociales.
Por este motivo, hacer justicia con estas mujeres es una tarea pendiente del gobierno congoleño de Joseph Kabila. Un ejemplo de ello es el caso de más de cien mujeres de la aldea de Songo Mboyo que en diciembre de 2003 fueron violadas y que el año pasado testificaron ante un Panel de Alto Nivel convocado por Naciones Unidas. De estas mujeres, 29 presentaron sus casos ante los tribunales y recibieron veredictos favorables, sin embargo, las indemnizaciones que podrían ayudarles a rehacer su vida nunca les fueron pagadas por el gobierno.
Además, las víctimas aseguraron que pese a haber acudido a los tribunales, los perpetradores del abuso nunca fueron arrestados. Las mujeres declararon ante el Panel que necesitaban más asistencia directa para reconstruir sus vidas.
En este contexto, la Oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos les ofreció una embarcación para apoyar las actividades comerciales que desempeñan para ganarse la vida.
Según datos de la ONU hasta 200.000 mujeres habrían sido violadas en la República Democrática del Congo en los últimos doce años en el país.
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