Crónica de un frustrado desembarco inglés en La Gomera en 1743
Este miércoles tuve la oportunidad de disfrutar en Playa de Santiago de la primera de las tertulias del Silbo Digital, dirigidas por Carlos Jesús Pérez Simancas. En formato radio y emitida a través de las ondas de Radio Tagoror, el entrevistador presentó a los tres participantes en la misma: Carlos Hernández Bento, Juan Carlos Saavedra y José Gregorio González. Historia y misterios frente a la terraza del Bodegón del Mar en la localidad sureña. Un ambiente propicio para la imaginación y los relatos.
Precisamente, si hablamos de relatos, quiero proponer un acercamiento a una obra que fue presentada por su autor durante la misma y que, por desconocimiento de muchos, pone en valor un mural que no pasa desapercibido en la iglesia matriz de La Asunción de San Sebastián. Carlos Fernando Hernández Bento es el autor de '1743. La Royal Navy en Canarias'.
Recordaba el historiador y archivero que este libro, que recoge la batalla entre la flota inglesa de Charles Windham y las milicias gomeras, que el trabajo surgió de una pregunta: ¿por qué son rojas las banderas de los navíos presentes en el fresco de la capilla del Pilar? Una pregunta que no supo contestar en un principio y que dio paso a una verdadera labor de investigación que culminó con este libro.
Bento, de manera acertada, puntualizó que siempre hemos estudiado el fresco y la batalla frente a la bahía de San Sebastián desde la óptica nuestra sin mirar más allá. Quedaba la visión británica. Rastreó su documentación y de una pregunta surgieron otras. Una labor ingente.
Apuntó paralelismos entre Windham y Nelson, ya que ambos fueron ataques anfibios, pero también señaló sus diferencias. En La Gomera hubo un intento de desembarco, un fuerte cañoneo durante dos días. Junto a ello, recordó la aparición de Inglaterra en el contexto internacional tras un primer reparto del mundo conocido entre España y Portugal, sellado tras el tratado de Alcaçovas. Así, tras desgranar varios sucesos, explicó cómo la Royal Navy inglesa puso sus ojos sobre San Sebastián. Quería entorpecer el comercio, apuntalar la ruta entre América y Canarias y, por extensión, fijar posiciones antes del desembarco a la Península. Envían divisiones a las Islas Canarias; barcos de 3ª y 4ª clase. Tenía una orden, un mandato que cumplir: si no atrapaban barcos procedentes de las llamadas Indias, había que hacer el máximo daño posible.
Carlos Hernández relató que Windham atacó primero. Fue divisado desde los altos de Vallehermoso y Chipude. El 29 de mayo al anochecer aparecen los navíos. Un día después intentaron acceder al puerto de la Villa. “Eran barcos pesados y les costó entrar”, apuntó el autor, señalando que precisamente esta demora hizo posible que a los gomeros les diera tiempo de llegar y prepararse para lo que se les venía encima: nada más y nada menos que defender con su vida su isla de manos de un hereje británico.
Durante los dos días siguientes se produjo un intenso cañoneo. El autor explicó que, según sus cálculos, fueron 154 los cañones que dispararon. Intentaron desembarcar el 1 de junio a San Sebastián. Incluso se atrevieron a escribir una carta amenazante. “Hablamos de un auténtico Goliat intentando batir a David”, expuso; extraordinario símil para lo que en aguas gomeras aconteció aquel año de 1743.
Los gomeros, ágiles, supieron esconderse bien. Los ingleses no calcularon acertadamente el número de isleños contra los que se enfrentaban. Fusiles en mano, Hernández Bento calcula que entre 300 y 350 ingleses iban a desembarcar. Los gomeros, por su parte, llegaron a ser 1525. Al contemplar la realidad, el capitán inglés vio lo que se le venía encima y tuvo que recular, huir, retroceder cañoneando en un regreso que supo a victoria para un pueblo que se unió para luchar contra el enemigo impío, la amenazante Royal Navy inglesa.
De manera infatigable, narrada magistralmente, el historiador gomero Carlos Fernando Hernández Bento ha sabido concebir un relato que atrapa desde la primera página y que, como en el caso de este miércoles, a través de su voz, logró acercarnos a esta “historia detectivesca” –palabras textuales- que nos trasladan a uno de los hechos históricos más fascinantes y desconocidos de La Gomera.