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Arroyomolinos, la ruptura de Vox con el PP que pondrá a prueba la nueva etapa de Ciudadanos

Cartel de la alcaldesa de Arroyomolinos en la sede del PP. / SPM

Sofía Pérez Mendoza

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En Arroyomolinos, un pueblo del sur de Madrid, el Gobierno municipal se ha roto y no se ha enterado nadie. Este municipio de 32.000 habitantes y en crecimiento exponencial por la buena marcha de la piqueta y la grúa haciendo chalés ha sido el lugar escogido por Vox para hacer saltar por los aires el primer Ejecutivo de los que comparte con el Partido Popular en España.

La veda se abre en plena polémica por el veto parental entre los dirigentes de las dos formaciones y tiene implicaciones que salpican a terceros. La crisis obligará a Ciudadanos, por primera vez tras la dimisión de Albert Rivera, a decidir si se adhiere al PP en el Gobierno o se suma al bloque progresista para hacer posible una moción de censura que expulse a la alcaldesa, Ana Millán, del núcleo de máxima confianza de Isabel Díaz Ayuso. Todo esto en pleno debate sobre su identidad como partido. Millán tiene actualmente el cargo que ocupaba la presidenta madrileña antes de desembarcar en la Puerta del Sol: la vicesecretaría de Comunicación del PP de Madrid. 

La media de edad del municipio, el más joven de España, no supera los 40 años. Son parejas, mayoritariamente, que compran casas adosadas con unos metros de jardín por un precio inferior a las localidades vecinas de Móstoles o Fuenlabrada. Los niños nacidos allí crecen por miles cada año. En una década, la población ha pasado de 8.000 habitantes a cerca de 33.000. Pero el arraigo social de los vecinos al pueblo es mínimo y 24 horas después de que estallara la crisis en el Ayuntamiento pocos conocen lo que ha pasado y la mayoría prefiere “no hablar de política”. 

Más del 60% votó a la derecha o a la extrema derecha en las elecciones municipales de mayo de 2019, pese los sonados casos de corrupción vinculados al PP y después de Ciudadanos: desde Gürtel y Púnica a la Operación Enredadera. En el anterior mandato, el alcalde, Carlos Ruipérez, tuvo que dejar el sillón porque la Guardia Civil le detuvo. Fue el primer regidor de Ciudadanos arrestado y, también, la primera mancha para Albert Rivera, erigido como adalid de la regeneración. 

El dictado de las urnas en 2019 obligó a los políticos de Arroyomolinos al entendimiento y el PP, la lista más votada, lo tuvo claro: pactó con Vox su entrada en el Gobierno con concejalías de peso (Hacienda, Familia –antes llamada Mujer– y Seguridad Ciudadana) después de la investidura de la alcaldesa, Ana Millán, una persona del núcleo más próximo a Isabel Díaz Ayuso. A esta suma se adhirió un concejal del PIAR, un partido surgido de una escisión del PP. Ciudadanos, que entonces gobernaba con un relevo a Ruipérez, Andrés Martínez, se quedó en la oposición. El mismo día que el equipo tripartito echó a andar, comenzó a fraguarse la moción de censura. La situación política en el municipio lleva meses siendo una bomba a punto de estallar. 

Pactos con el PSOE para contener la moción

Desde entonces, Millán ha vivido con esa sombra, intentando controlar los movimientos para derribarla. Por un lado, con las negociaciones con Ciudadanos para incorporarlos al Gobierno; y, por otro, sellando acuerdos programáticos con el PSOE para contener su impulso a una moción. Este último pacto se ha roto también este martes, unas horas después de dejar Vox el Gobierno municipal, por la “pérdida de confianza” del PP en los socialistas, según han confirmado las dos partes a eldiario.es. Con la ruptura del acuerdo, la concejala Pilar Sánchez pierde también un sueldo a cargo del Ayuntamiento como concejala delegada especial para el “cumplimiento” de los 13 puntos del pacto. 

La pregunta pendiente es qué hará Ciudadanos con el nuevo escenario. La alcaldesa se muestra confiada en alumbrar un acuerdo. “Creo que lo harán sin ningún problema pero ahora están en negociaciones entre los dos grupos”, manifestaba este martes la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Millán es de su máxima confianza. Los concejales de PSOE y Unidas Podemos sospechan que el movimiento de Vox es un modo de garantizar un gobierno de derechas en Arroyomolinos, pese al gran peaje que han pagado. En el PP aseguran, sin embargo, que están “sorprendidos” por la decisión. 

Vox, por su parte, ha explicado tarde su salida del Gobierno. En un escueto comunicado enviado más de 24 horas después de la comunicación de la decisión, el partido alude a “incumplimientos” del acuerdo con el PP y a “la contratación pública poco transparente” en el Ayuntamiento. La extrema derecha también argumenta que su renuncia se ha precipitado por “los contactos mantenidos por el PP y Ciudadanos para dejar de lado a Vox”. Ciudadanos no estaba dispuesto a asumir una entrada en un gobierno compartido con la extrema derecha y su salida allana el camino para integrarse con el PP. 

En las primeras horas cundió en el PP un cierto miedo al efecto contagio en otras localidades. El partido en Madrid se informó municipio a municipio de las situaciones y constató que no había problemas, según confirman fuentes del PP de Madrid. Aunque en el Ayuntamiento de Arroyomolinos recibieron el mensaje de que el esquema de salida era una “directiva” aplicable a otros lugares también. De momento esto no se ha producido.

Si finalmente Ciudadanos entra en el Gobierno municipal, lo más probable en el estado actual de las negociaciones, el equipo se enfrentaría a una situación rocambolesca: el PP gobernaría con un partido cuya gestión han denunciado en la Fiscalía y el Tribunal de Cuentas por supuestas irregularidades cuando los naranjas estaban al frente de Arroyomolinos en el anterior mandato. “Lo primero son los intereses de los vecinos y dar estabilidad”, justifica la alcaldesa, Ana Millán, en declaraciones a eldiario.es. Millán asegura que la polémica biografía de Ciudadanos en Arroyomolinos no es una “mochila”. “No la cargamos. Es cierto que hay dos concejales que estaban en aquel equipo y siguen hoy. Si la justicia se pronuncia y hay que depurar, ya veremos qué se hará”, añade. 

“Ciudadanos tiene una oportunidad de desmarcarse del PP. Sería una manera de encontrar su sitio”, dice uno de los dos concejales de Unidas Podemos en Arroyomolinos, Sergio Casas. El edil asegura que han empujado desde su partido conversaciones con Ciudadanos. La portavoz socialista, Pilar Sánchez, incluyo alude a un “borrador de acuerdo” para la moción ya escrito. Los dos partidos consideran que “la pelota está sobre el tejado de Ciudadanos” y están dispuestos a un acuerdo para gobernar pese a la mancha de corrupción del partido liberal. “Las personas que están ahora no tienen causas abiertas”, argumenta Casas. 

Vox ha marcado su perfil ideológico durante los meses en el Gobierno. No organizó nada con motivo del Día Internacional contra la Violencia de Género pese a que era su competencia al estar frente a la Concejalía de Familia y los actos de este día los tuvo que asumir la alcaldesa. Es uno de los motivos que este martes ha esgrimido la extrema derecha para salirse del Gobierno: que todo aquello se hizo sin su conocimiento. La concejala, Gemma Herrero, no apareció por acto oficial para mostrar el rechazo institucional a la violencia machista. Los concejales de PSOE y Unidas Podemos también cuentan que mantuvo un enfrentamiento con el centro de mayores al impedirles la celebración de Halloween por considerarlo una fiesta pagana. 

El entorno de los concejales del partido de extrema derecha no concibe el movimiento de renuncia y lo vincula con “instrucciones de arriba”. La alcaldesa del PP asegura que sus excompañeros de Gobierno le dijeron verbalmente el lunes que la decisión les trascendía y no estaban de acuerdo.  

Chalés y familias, una ciudad dormitorio más

Mientras el Ayuntamiento ebulle por la crisis, y se extiende una amenaza seria para el PP de perder el Gobierno, en la calle la vida se mantiene ajena al embrollo político. En la entrada del colegio El Torreón se desaparrama bajo un relativo orden una fila infinita de coches. Acaba la jornada para los escolares. Antonio, uno de los padres, dice que votó a Vox. No sabía que habían roto el Gobierno pero espeta: “Lo habrán hecho por algo”. Ana llegó a Arroyomolinos hace dos años porque su pareja ya vivía allí. Le parece una buena noticia que la extrema derecha haya salido del Gobierno. Se define como votante de “sensibilidad de izquierdas”.  

Más allá del bullicio localizado allí, es difícil encontrar en el pueblo a viandantes. Es un día frío de enero con aguanieve de tanto en tanto. El ladrido de los perros que viven en las hileras ordenadas de chalés se escucha sobre el silencio. Ondea alguna bandera de España en casas particulares del municipio enclavado en el curso medio del río Guadarrama.

Manolo, jubilado, ha vivido 22 años en el pueblo, lo ha visto crecer sin límites y también cambiar su población. “Ahora la mayoría son jóvenes y no sé por qué votan así, a las derechas”, asegura este exfuncionario del Ayuntamiento de Móstoles que habría deseado que Vox no hubiera “entrado nunca en el Gobierno”. 

Puertas hacia adentro, los concejales de todos los partidos, incluido el PP, admiten que apostaban por que el Gobierno iba a “estallar”. Lo que nadie sabía es que sería tan pronto. Las decisiones a partir quedan ahora en manos de las direcciones generales de Ciudadanos, Vox y PP. La veda de la ruptura ha quedado abierta. 

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